Ir al contenido principal

Leica M4-P: razones y amores

A inicios de mayo de 2016, escribía yo: ...«la reciente introducción de la Leica M-D Typ 262, la primera Leica digital de gran serie en la que la simplicidad de operación llega al extremo de haber eliminado pantalla posterior, menús y otros ajustes que no sean tiempo de obturación, abertura de diafragma, valores ISO y compensación de exposición –incluso solo graba en RAW / DNG– ha creado una atención inusitada, acompañada de comentarios de todo tipo. Me ha parecido un buen momento para hablar de la que hace tiempo es mi Leica preferida de entre las analógicas o «para película»: una M4-P. Y sí, es cierto: también en eso me salgo del «pensamiento único», porque cualquiera preferiría otro modelo, como por ejemplo una M6».

Una Leica M4-P dotada de un Voigtländer Nokton 35 mm f/1,4 Classic, en montura nativa Leica M. © Valentín Sama

Nota: este es uno de los artículos anteriormente publicado en Albedo Media, y que por razones técnicas ya no está disponible en ese medio. Se recupera ahora –actualizado– por sugerencia de Bel Singla, una seguidora fiel de aquel medio, y después y ahora, de este «Acerca de la Fotografía».

Leica M4-P: «P», de Profesional

Producida en Canadá entre 1981 y 1987, la Leica M4-P se proponía como una herramienta profesional –de ahí la «P»– ideal, merced a su silencio de operación, claridad de enfoque de su telémetro y la posibilidad de emplear el nuevo Leica Summilux-M 75 mm f/1,4 recién presentado en 1980, al incorporar marcos de encuadre para esa focal, algo que no ofrecían los modelos anteriores, incluyendo las M4, aunque si la M4-2. Así, la selección de marcos de encuadre en el visor no puede ser más completa –salvando las limitaciones lógicas del visor telemétrico– ofreciendo las parejas: 28/90 mm, 50/75 mm y 35/135 mm.

¿Emplear un 28 mm sobre la Leica M4-P? Ningún problema –o casi– pues la cámara ofrece marco de encuadre para esa focal. Aquí con un bello un Carl Zeiss Biogon T* 28 mm f/2,8 ZM, en montura nativa Leica M. © Valentín Sama

Ello hace que no se sienta uno limitado a la hora de seleccionar qué objetivos –Leica o de otros fabricantes– montar sobre una Leica M4-P. Para los que no estén familiarizados con el concepto Leica M, está bien saber que la pareja de marcos de encuadre se introduce automáticamente al acoplar cada uno de los objetivos correspondientes, y que podemos emular un encuadre –sin necesidad de cambiar el objetivo– actuando en una dirección u otra la palanca situada a la izquierda de la montura para el objetivo (a la derecha según la imagen de más arriba). (1)

Leica M4-P: mandos y ajustes

En la introducción del artículo original comenté que la entonces nueva Leica M-D se presentaba como la máxima simplificación –en cámara digital– por los escasos ajustes necesarios para hacerla «correr», pero la Leica M4-P la supera en mucho. En la parte superior encontramos el dial de ajustes de tiempos de obturación, con ajustes de 1/1.000 de segundo a 1 segundo más «B», además de un ajuste especial –intermedio entre 1/30s y 1/60 s, para la sincronización de flash a 1/40 s aproximadamente. 

Leica M4-P: todo lo esencial a la vista del fotógrafo: dial de tiempos de obturación, anillo de ajuste de aberturas de diafragma y anillo de enfoque con generosa y precisa escala de profundidad de campo. © Valentín Sama

El diafragma, se ajusta sobre cada objetivo mediante el aro correspondiente y la distancia, bien por el telémetro de coincidencia a través del visor, bien por estimación y profundidad de campo, gracias a las escalas de generoso tamaño y por tanto de muy buena precisión, grabadas sobre los barriletes de los objetivos de enfoque manual. El arrastre de la película, es manual mediante la palanca de «un solo golpe», y el disparo del obturador mecánico, de recorrido horizontal y seda engomada, virtualmente insonoro y libre de vibraciones, en esta cámara…«sin espejo». 

Leica M4-P: medición de la luz

¿Y la medición de la luz, cara a la exposición?…me preguntaréis, quizá. Muy sencillo: no dispone de ella. Y es precisamente la razón por la que la Leica M4-P es una de mis Leica M favoritas. Por un lado, al ser el obturador mecánico, la carencia de un exposímetro incorporado hace que la Leica M4-P sea de un funcionamiento absolutamente libre de toda dependencia de baterías; salir a la calle de esa forma es algo que deberíais experimentar. Y por otro lado, gracias a no llevar exposímetro o fotómetro podemos recuperar –para el que lo haya vivido, claro– el placer de estimar la luz «a ojo». Con ello aprendemos a «ver» la luz, a estimar los contrastes, las luces las sombras, el paso del día e incluso, «the turn of the seasons» como sugiere la canción de «The Birds». Personalmente, cuando me inicié en fotografía –hace algo más de 70 años– no dispuse de exposímetro durante muchos años y me bandeé gracias a los cartoncillos de las cajas de película, las indicaciones de los empleados de las tiendas (gracias, Foto Maturana de San Sebastián) y… prueba, error, y descubrimiento.

Ya extintas… las tablas de sugerencias de exposición que formaban parte del interior de los embalajes de cartón de las películas de 35 mm: lo que muestran es en realidad la famosa regla «Sunny f/16». © Valentín Sama

Así pues, para fotografiar con la Leica M4-P: película, ganas de ver y fotografiar, y ninguna batería. Un placer a experimentar o recuperar. 

Leica M4-P: fotografiando

No todo son ventajas, y en mi opinión a las Leica M hay que mirarlas sin pasión, pues son bastante carismáticas para bien y para mal. Dicen que, para la película, son fáciles de cargar… pero desde mi punto de vista «hay que hacer cursillo», y la tapa esa inferior que hay que dejar por algún sitio mientras enhebramos la película…una antigualla que se conservaba desde las Leica de rosca hasta hace no tanto en las M digitales. De la rosca para trípode desplazada a un extremo…mejor no hablamos, que se supone que una Leica M no es para amarrarla a un trípode.

El sistema para la carga de la película requiere «cursillo». En las primeras aproximaciones hay que estar preparado para sucesivas frustraciones. La Ilford Pan-F Plus, con sus 50 ISO, puede ser una buena elección, como veremos más adelante. © Valentín Sama

La clave es asegurarse –vía la tapa posterior abisagrada– de que ambas tiras de perforaciones de la película de 35 mm han quedado bien posicionadas, antes de darle a la palanca de avance. A partir de ahí, la suavidad de manejo de la misma y su ingeniosa solución de la punta basculante hacen que preparar la M4-P para cada nuevo disparo sea un placer en sí. Un disparo sobre cuya suavidad ya os he hablado. (2)
 
© Valentín Sama

Arriba: palanca de avance de la película en posición de transporte: al ir pegada al cuerpo, el conjunto no solo se hace compacto sino también a prueba de «enganchones» 

© Valentín Sama

Arriba: un primer toque sobre la punta de la palanca para el avance de la película hace que ésta bascule ligeramente hacia afuera, otorgándole más agarre… 

© Valentín Sama

…y el siguiente movimiento la separa ya para poderla accionar rápidamente con el pulgar. Los más expertos son capaces de avanzar rápidamente sin separar el ojo derecho del visor de la cámara. El cuentafotos aditivo, con lupa, ofrece muy buena legibilidad Los mas inquietos, podían –y pueden– realizar el avance motorizado sustituyendo la placa inferior por el motor eléctrico Leica Winder M4-2 (abajo)

© Valentín Sama

Y por alusiones, ya que hablamos de la tapa posterior, en el centro lleva un disco con indicaciones para sensibilidades desde 6 ASA/9 DIN a 6.4K ASA/39 DIN… si, aunque parezca mentira, ahora todavía quedan películas que deban exponerse a 6 ISO (el valor ISO/ASA es el mismo) y ya en 1981 exponíamos a IE 4.000 sin necesidad de sensores retroiluminados, quizá con una Kodak Recording 2475, por ejemplo… pero eso es otra historia. 

© Valentín Sama

En el dorso de la Leica M4-P podemos ver el disco recordatorio de la sensibilidad de la película cargada –¡de 6 a 6.400 ISO!– que da origen al disco operativo de ajuste de sensibilidades de las nuevas Leica M-D en sus sucesivas versiones. Podemos ver también los dos zócalos de sincronización para flash, X y M, así como la zapata de contacto central 

Pero ese disco no es mecánicamente operativo: es un simple recordatorio sobre el que podemos marcar con lápiz graso o rotulador de alcohol el índice de sensibilidad o forzado del rollo con el que estamos trabajando. En las nuevas Leica M11-D (3), en el dorso se ha incorporado un disco similar, pero de mayor tamaño y además operativo como selector de ajuste ISO, una –en mi opinión– elegante solución que algunos «Leica haters instantáneos» no han vacilado en describir como «espantosa»… 

© Leica

La entonces nueva Leica M-D Typ 262 no incorporaba monitor alguno y su lugar en el dorso venía  ocupado por un selector manual mecánico de ajustes de sensibilidad ISO. © Leica

El dial de tiempos de obturación encaja con «clics» precisos, leica-like, que permiten, por un lado cambiar los ajustes con facilidad y por otro con la seguridad de que su firmeza impedirá alteraciones involuntarias. El diámetro de este dial es más reducido que el de las modernas Leica digitales, y ello por dos buenas razones: de ser mayor no permitiría llevar la palanca de avance de la película de forma tan compacta, enrasada con el cuerpo de la cámara en posición recogida –lamentablemente alguien decidió eliminar esa palanca para el armado del obturador en los cuerpos digitales– y además, al tener la Leica M4-P menos ajustes de tiempos de obturación…las indicaciones caben en ese diámetro. Lo que me lleva a otro tema. 

De 1 segundo a 1/1.000 de segundo: ¿nos basta?

En las modernas cámaras digitales nos hemos acostumbrado a tiempos de obturación de 1/4.000s, 1/8.000s e incluso –con las nuevas obturaciones totalmente electrónicas– a tiempos incluso superiores a 1/32.000s, lo cual representa una ventaja a la hora de emplear grandes aberturas de diafragma a pleno sol, para alcanzar foco selectivo. 

© Valentín Sama

Leica M4-P: tiempos de obturación de 1/1.000 de segundo a 1 segundo, ajuste para flash y «B». © Valentín Sama

Veamos qué ocurre con nuestra Leica M4-P con esa limitación de 1/1.000s para el tiempo más breve de obturación. Según la regla «Sunny f/16» con una película de 100 ISO, al sol, nuestra exposición debería ser de aproximadamente 1/100s a f/16, por proximidad, 1/125 s a f/16 o su equivalente de 1/1.000s a f/5,6. Tendremos por tanto una cierta limitación en el «territorio bokeh» a pleno sol, pero no en las sombras, en las que podríamos trabajar en el entorno de 1/1.000s a f/2 o f/1,4. Igualmente en días nublados, muy nublados y por supuesto en interiores, escenas nocturnas, etc.

© Valentín Sama

Puesto que las Leica M se ven mucho como cámaras de reportaje, el problema viene si –como parece coherente– cargamos la cámara con película para 400 ISO, pues a pleno sol estaríamos hablando del entorno de 1/1.000s a f/11…pocas posibilidades de foco selectivo, en principio. Nuestra solución particular pasa por emplear sobre la Leica M4-P objetivos lo más luminosos posible –f/1,4 o f/2– con película de 100 ISO (no olvidemos que las hay de 50 y 25 ISO, pero eso es otro tema) y si la llevamos cargada con película de 400 ISO, añadir al de por si muy ligero equipo un filtro ND que reste tres pasos, que nos será muy útil también para nuestra aproximación con 100 ISO.

Y si estáis pensando en los diámetros, al fin y al cabo raro será que –con una Leica M– empleemos más de dos o tres objetivos de alta calidad…y todos ellos suelen requerir diámetros pequeños y por tanto relativamente económicos. Ya puestos… podíais «echar» uno amarillo Nº12 y un rojo Nº25 si estamos hablando de B/N. Pero no queremos hacer nuestro equipo «Leica M4-P» muy complejo, ¿eh? 


Leica M4-P: los objetivos

Y de nuevo, «por alusiones», los objetivos. La Leica M4-P es uno de los más importantes monumentos contra la obsolescencia programada. Aparte de que al ser totalmente mecánica, sin circuito eléctrico alguno, es reparable (suponiendo que hiciese falta) puede emplear prácticamente todos los objetivos Leica M desde 1954 hasta ahora mismo sin adaptación alguna y lo mismo para los de rosca L39 –con adaptador, y no solo de Leica– desde al menos 1925. 

© Valentín Sama

¿Querrías recuperar la estética de imagen producida por un Ernst Leitz Wetzlar Elmar 9 cm f/4 sin revestir, de 1932? Ningún problema con el adaptador Leica correspondiente. El adaptador, muy delgado, no sólo ofrece acoplamiento telemétrico, sino que además acciona el marco de encuadre correspondiente a la focal. (4)

© Valentín Sama

¿O quizá un discretísimo Leitz Elmar 3,5 cm f/3,5 de 1930, también sin revestir, perfectamente acoplado a telémetro y marcos de encuadre merced a su adaptador ad-hoc? 

Y además, tenemos los de montura «tipo Leica M», de Carl Zeiss, Konica, Voigtländer, etc. (5) Por tanto, si podéis pagaros un objetivo Leica M para vuestra Leica M4-P, genial, y de lo contrario…no os faltarán excelentes, bellas y más económicas alternativas. 

Leica M4-P y el visor telemétrico: ¿es para todos?

En mi opinión, no: no es para todos. Si analizas bien este tipo de visor, entenderás mejor por qué se desarrollaron las cámaras réflex. El sistema de marcos luminosos es menos preciso para el encuadre, siempre con algo de paralaje y diferencias de cobertura, al tiempo que el reducido tamaño de los mismos para las focales «largas» los hace bastante poco prácticos. En mi opinión –reconozco que muy personal– lo más lógico sería usar una Leica M con focales de 35 mm, 50 mm y 75 mm. ¿Noventa milímetros? Quizá. ¿Veintiocho milímetros? También, pero tendrás que, bien mover el ojo de un lado al otro del ocular para ver el marco completo, bien utilizar un visor accesorio externo sobre la zapata.
 
© Valentín Sama

Enfoque por telémetro y/o por profundidad de campo: la elección es del fotógrafo. En este caso, la escala de distancias (no la de aberturas de diafragma) está ajustada a «hiperfocal para f/16». En esta imagen podemos apreciar también detalles tales como el generoso diámetro de la montura, la leva o «palpador» para el telémetro en su parte superior, las cortinillas del obturador a medio recorrido, y las palancas para rebobinado –embrague y acción– en posición de trabajo 

Pero con estos objetivos de enfoque manual, podemos hacer algo incomparable: no solo enfocar por zonas, con control absoluto de la profundidad de campo, sino también llevarlos «preenfocados» para acción. De esa manera podemos combinar la rapidez de operación con la precisión del enfoque telemétrico –cuando la necesitemos y podamos ejecutarla–no más lenta que una manual en una réflex, pero si más que un buen AF. 

Ernst Leitz Canada Ltd.

A más de uno –aunque no le sea ajena la marca de Leica– le puede sorprender encontrar en la parte posterior de una Leica M el grabado «MADE BY LEITZ CANADA». Y sin embargo, no solo todas las Leica M4-P sino muchísimos otros modelos y productos Leica se fabricaron en ese país, y además probablemente esa producción coincide en el tiempo con una de las épocas más brillantes de Leica. En el año 1952, y para atender mejor a su clientela principal, radicada en más de un 50% en U.S.A., Centroamérica y América del Sur, y también debido a una Alemania dividida tras la posguerra, Leitz abrió una nueva factoría en Midland, Ontario/Canadá. Al parecer por razones de persecución por parte del régimen nacional-socialista, una parte de la plantilla de Leitz ya se había refugiado en Canadá. 

Familias enteras de la plantilla de Leitz en Alemania cambiaron sus vidas para siempre para crear esa «cabeza de puente». Entre esas personas, figuró el mítico ingeniero Walter Mandler, responsable –junto a su equipo– de creaciones que marcaron historia. Según una lista compilada por el propio Walter Mandler, entre él y su equipo desarrollaron al menos 49 objetivos, entre los de montura de rosca Leica L39, bayoneta Leica M y bayoneta Leica R, y ello sin incluir objetivos para aplicaciones no directamente fotográficas. Entre esas ópticas, destacaríamos, por citar solo uno, el Leica Noctilux-M 50 mm f/1,0. (6)

El Dr. Mandler (a la izquierda), charlando en la antigua planta de Midland, con Otto Geier, un supervisor del departamento de óptica. © Photographic Historical Society of Canada y su autor original 

Y no llegaron de cualquier manera, sino acompañando a la mejor maquinaria y tecnología disponible a la sazón, y entre ellas, el primer ordenador para diseño que de ópticas, que se puso en operación en 1955. Desde la Leica IIIf las telemétricas de la firma se montaron en Midland a partir de piezas producidas en Wetzlar (Alemania) y ya los modelos M4-2 y M4-P se produjeron íntegramente en Canadá. Desde la M6 (1984), toda la producción volvió a Alemania, vendiéndose la planta de Midland a Hughes Aircraft Company en 1990. 

Leica M4-P: ¿y por qué no una M6?

Hay dos razones fundamentales: una racional, y otra menos racional, aunque razonable. Primero veamos las diferencias fundamentales: una Leica M6 es una suerte de Leica M4-P pero con exposímetro integrado TTL. Salvo en lo que respecta al «fotómetro» (y los acabados y grabados externos) es idéntica a una M4-P, totalmente mecánica y con los mismos marcos de visor. Muchos dicen que es la mejor Leica-M jamás fabricada. Por lo tanto tiene todas las ventajas de una Leica M4-P con la añadida de la medición de la exposición.

Si se agotan las pilas, la cámara sigue funcionando. Por tanto, sería una decisión bastante lógica y racional optar por una M6 en lugar de por una Leica M4-P. Pero hay al menos una pega: os va a costar bastante más dinero una M6 que una Leica M4-P. Donde una M6 puede aligeraros el bolsillo de promedio entre 2.700 y 3.200 € según estado (siempre dentro de lo bueno) una Leica M4-P en similares condiciones lo hará del orden de entre 1.500 y 2.000 €. Eso para mi ya es importante, pero además, lo de andar haciendo coincidir lucecitas –LEDs rojos– en el interior de un visor de una Leica M…ya «no me pone»; si al menos fuese una aguja de galvanómetro… Prefiero «oler» la luz, aunque a veces me equivoque. Y salir al campo sin pilas, solo con cámara y película, como en los años cincuenta, cuando me inicié en fotografía.
 
La M4-P con el Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. © Valentín Sama

Exposímetro Sekonic Studio Deluxe

El Sekonic Studio Deluxe –abajo, aquí el modelo original– no necesita baterías al ser de célula de selenio y es de indicaciones totalmente analógicas.

© Valentín Sama

Y si, lo reconozco: siguiendo el refrán aquel de «para las cuestas arriba quiero mi burro, que las cuestas abajo yo me las subo», por si la cosa se pone fea llevo mi exposímetro de selenio –libre de baterías– Sekonic Studio Deluxe. Si me entran dudas en una situación complicada, primero estimo a ojo, luego mido (luz incidente) y después veo la desviación…una forma de aprender.
 

Leica M4-P: coleccionismo

Según Dennis Laney, la Leica M4-P se fabricó entre 1981 y 1987 en aproximadamente las siguientes tandas:
  • 1981: 6.735 unidades
  • 1982: 6.160 unidades
  • 1983: 5.340 unidades
  • 1984: 3.277 unidades
  • 1985: 306 unidades
  • 1986: 557 unidades
  • 1987: 69 unidades.
  • La introducción de la M6 en 1984 fue claramente la sentencia hacia un supuesto olvido –temporal a todas luces– de la M4-P, aunque resulta interesante observar el repunte de 1986 respecto a 1985… 
De ellas, aproximadamente 18.057 fueron en acabado negro y 4.334 en cromo. 

Por razones técnicas los eventuales comentarios –siempre muy de agradecer– en lo posible no debieran exceder en extensión las 1.500 palabras. Todos están sujetos a moderación.

(1) La selección manual de marcos está disponible desde la segunda versión–«de un sólo golpe»– de la Leica M3
(2) Pero, desde mi puto de vista, el tacto, la sensación de precisión y la baja rumorosidad no han sido superadas desde la M3
(3) El equivalente actual es el modelo M11-D, naturalmente, sobre la base de la M11
(4) Los adaptadores son específicos para cada pareja de focales/marcos de encuadre
(5) A ellos se suma la legión de objetivos de producción china en montura compatible Leica-M e incluso L39.
(6) Recientemente, el nombre «Mandler» ha sido «tomado en vano» por un fabricante chino de ópticas.

Comentarios

Alex Varas ha dicho que…


Gracias por rescatar el artículo!

Mi M es una M3, la disparo con un 40mm, un amiguete de un foro me dió un consejo sobre dar mas espacio a la foto, con el 40 lo hago encuadrando con las lineas del 50, ademas de un visor casi 1:1 me gusta mucho.

Al tema, sobre esa sensación que mencionas de la M3 de suavidad, creo que también pasa en las posteriores M por los engranajes que están hechos de latón (brass) hasta que… en 1977 con la M4-2 y la incorporación del motor de avance los hicieron ya de acero (steel) por el desgaste que conlleva, el rozamiento del latón (dúctil) comparado con el acero (mas duro) da esa sensación en el avance sobre todo, no que en una M6 sea ‘arenoso’ o cueste, simplemente es mi M3 o la MDa (de 1970) que tengo son mas “Homer Simpson pensando en una rosquilla”. Al fin y al cabo hablamos de sensaciones y cada uno las percibe diferentes.
Este cambio de latón a acero trajo también otra consecuencia, el acero tiene menos desgaste pero se rompe mas fácilmente, el latón se desgasta y deforma con mas facilidad y puedes perder tolerancias aquí y allá. Hay una pieza (upper intermediate gear) que he cambiado ya tres (rotura) en Ms post 1977 y ninguna en las anteriores.

Segundo dato desde el punto de vista del reparador. Sacando la cubierta superior tenemos a primera vista el puente (bridge) que básicamente aglutina o una las diferentes palancas que tienen que ver con las velocidades y el tambor central que deja salir la primera y segunda cortina. Sobre todo la palanca que deja salir a la segunda cortina, su poste central va desde el cuerpo central hasta este puente, ese poste está diseñado para que esté vertical, cualquier modificación de esa verticalidad interfiere en cuando la segunda cortina sale y esa variable se asume que es fija, hay otras variable modificable para decir a la segunda cortina cuando salir (hablo ya de 1/250 hacia arriba).
Pues bueno, normalmente hacerle el servicio al obturador sacas todo, limpias, lubricas, pones y ajustas… aquí viene lo bueno, una M2, M3, M4 etc… dejas el chasis justo con lo necesario para hacer el obturador funcionar, sin carcasa, sin telémetro, solo avance y obturador, la pones la palanca de avance y a ajustar… depende del desgaste de la cámara te lleva mas o menos tiempo ajustarlo, menos desgaste menos tiempo, cortinas nuevas menos tiempo y una vez tienes todo niquelado y en el Kyoritsu A B C te marcan 1.00ms (o muy cerca) te pones una medalla y la hierba es mas verde.
Montas el telémetro, temporizador si tiene y pones la cubierta y el resto, ajustas telémetro y todo estupendo, excepto si la cámara se ha llevado un golpe que ha afectado a uno de los 3 pivotes donde se atornilla el mencionado puente… que al poner la cubierta, como en Leitz se inventó el concepto ‘estos vaqueros me van justos’, la posición del puente se modifica ligeramente y todos los ajustes que has hecho de velocidades se va al traste.
Bueno, eso pasa en las M2, M3 y M4 si se llevan un golpe… que pasa en las Leica Made in Canadá? Que no les hace falta ningún golpe para que esto pase, no sé si será que ajustaron aun mas la cubierta superior o si el puente es mas endeble, pero sucede muy a menudo en comparación con las No Made in Canadá.

Pero bueno, todo esto es problema del reparador, no de la persona que hace fotos. No quiere decir que sean peores, simplemente diferentes como fueron hechas y lo que hace la foto no es la cámara sino la lente y tú que es lo que importa.
JCS ha dicho que…
Sr Sama,
En mi M7 0,72 para focales largas como un 90 utilizo la lupa 1,25x que se enrosca en el marco circular del visor, me parece una solución mas practica que utilizar visores externos.
El sistema de carga de película es decididamente arcaico y exasperante con la extracción de la base de la cámara que uno no sabe donde meterla. En mi opinión la rueda de velocidades de obturación de mayor diámetro y el visor mas nítido y de mayor contraste son dos mejoras importantes con respecto a las M6 y anteriores. El límite de velocidad de 1/1000 que es en algunos casos un handicap creo que es fruto de las limitaciones del obturador de recorrido horizontal.
Una Leica M no es para todos y exige una adaptación a su modus operandi, como cualquier herramienta exige a un artesano.
Un saludo.
JCS
Justo Redondo ha dicho que…
Sr. Sama, cómo siempre agradecido por sus excelentes artículos. Viendo el Seconic , que muchos seguimos utilizando y quizás de una manera no del todo correcta, pienso que sería muy interesante nos ilustrara en cómo sacar partido de sus accesorios, según interese medir la iluminación incidente/reflejada, así como el contraste de la escena. Muchas gracias.
Valentín Sama ha dicho que…
¡Mil gracias, Álex, por tan interesante aportación! No tiene desperdicio.
A mí, la M3 me da también más sensación de «Homer y su dónut» que la M4-P. Yo pensaba que pudiera ser porque las tolerancias de cada pieza fuesen menores que en las cámaras de (supuesta) mayor producción en gran serie, pero ya veo que es por los metales empleados, principalmente.
My a tener en cuenta lo de evitar golpes laterales en esas Leica-M (entiendo)...
Esperemos, en lo posible, más aportaciones suyas, Álex.
Saludos cordiales.
Valentín
Valentín Sama ha dicho que…
Sí... JCS, el límite de 1/1.000 de segundo vine dado por las cortinillas de recorrido horizontal. Se puede llegar a 1/2.000 (casi...), bien dando más fuerza al muelle, bien acortando el espaciado (ancho de ranura) de esas cortinillas. Lo primero tiene entre sus inconvenientes, que luego... hay que frenarlas y lo segundo, que se puede entrar en difracción e imprecisión. De hecho, tengo entendido que a es tiempo de obturación de 1/2.000 seg. rara vez se alcanza en realidad en la práctica.
Siempre he estado tentado de usar una de esas «lupas de ocular» pero nunca ls he probado. En mi próxima visita a la tienda me intereso por ella.
Totalmente de acuerdo en que hay que aprender a «conducir» una Leica-M de forma muy parecida a un deportivo «todo atrás».
Saludos cordiales
Valentín
Valentín Sama ha dicho que…
Buenos días, Justo. Ese Seconic, tiene sus contrapelos, pr es una maravilla. Uno de los inconvenientes es lo diminuto de l grafía de los ajustes ISO. Por otro lado, hay que no olvidar hacer el ajuste para «H» (high) o «L» (low) según hayamos usado o no la chapita para cada nivel de luz disponible.
Pocas veces usamos la calota de medición plana que es ideal –por ejemplo– para ajustar el reparto de iluminación a la hora de hacer reproducciones de obra plana (cuadros, láminas, etc.).
Un fuerte abrazo
Valentín

Entradas populares de este blog

«Pentax 17»: algún detalle que no te han contado

Los artículos sobre la nueva cámara para medio formato sobre película,  Pentax 17 , abundan, y aunque la mayoría son meras transcripciones de la nota de prensa, hay incluso alguna apresurada «review» ya publicada. Personalmente ya aventuré alguna opinión antes de su lanzamiento , pero ahora, veo que resulta conveniente avanzar algunos detalles que parece que tanto a Pentax como a esos primeros «desembaladores» y «probadores» de la cámara se les han pasado por alto . Y pueden tener su importancia... veamos. Actualizado a 30/05/2025 Nada de codificación DX © Ricoh Pentax Atentos a esos dos diales... © Ricoh Pentax  La Pentax 17 permite a sus usuarios seleccionar manualmente el ajuste ISO de la película a utilizar, o quizá debiéramos decir «exige» , ya que no incorpora lectura de los códigos DX de los chasis de película. Ello no es ni bueno ni malo, y de hecho ofrece alguna posibilidad (1) para usuarios avanzados, aunque ese no sea «el grupo objetivo» de esta camarita. Los aju...

¿Nostalgia por el Kodachrome?

En el año 1935 se presentó el Kodachrome 135-36 y en el año 1936 la Kine Exakta, la primera SLR para película de 35 mm ¡Buenas añadas! © Valentín Sama (*) Todo lo que necesitas conocer acerca del Kodachrome, incluyendo algunas cosas que –quizá– te contaron mal... Los orígenes El escenario es una avenida de la ciudad de Nueva York, en un anochecer de 1917 . Leopold Mannes y Leopold Godowsky Jr. salen de visionar en un cine el filme «Our Navy» , y se lamentan de la pobre «reproducción de color» –si es que se le puede llamar así– que ofrece el sistema de proyección «Prisma», similar al «Kinemacolor», que se fundamenta en un dispositivo bastante burdo, de filtros aditivos rotativos frente al objetivo del proyector. La realidad es que, a la sazón no existe ninguna película en color «tripack» viable. Algo une a los dos Leopoldos además de su nombre: ambos son músicos profesionales, y acostumbran a dar recitales, de violín y piano, Godowsky y Mannes, respectivamente. Pero hay algo más: los...

Esas «nuevas» viejas películas con sus brillantes trajes; la Ilusión

Hace algo más de dos años, en el artículo titulado «De qué hablamos, cuando hablamos del amor... por una película concreta» (*), escribía yo: «Fabricar  una película fotográfica, incluso tan sólo en blanco y negro, es una tarea nada fácil, que requiere grandes y prolijas instalaciones, así como una puesta en marcha –para el arranque de cada colada de producción– sumamente delicada. Se trata de una economía de escala. Por eso, quizá, debiéramos ver con un cierto escepticismo cuando un pequeño comerciante, gestor de sitio web o... «blogger», lanza al mercado  «una nueva película» . Ello incluiría a firmas bien establecidas, como puede ser Lomography. ¿Qué puede haber tras esas «nuevas películas», muchas en «edición limitada» y con embalajes y presentaciones en más de una ocasión ciertamente muy atractivas?» Un clásico de hace más de 10 años: Svema, Reala, Lucky 400, Efke, formato Quickload... muchos de esos materiales ya no se fabrican. ¿Cuánto de genuino habría en una toma...