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Leica Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH.: una interesante anomalía en «el Sistema-M».

En el año 1998, Leica presentó, para su sistema de cámaras telemétricas «M» un objetivo atípico, que podría considerarse hasta cierto punto «absurdo» dentro de ese propio ecosistema «M», sistema que brilla precisamente por sus ópticas de focal fija: el «Tri-Elmar-M 28-35-50 mm ASPH.», un objetivo que ofrece, monolíticamente, las focales «fijas» de 28 mm, 35 mm y 50 mm. Un objetivo que el propio Erwin Puts (1) definía como ...«un hito en diseño y construcción óptica y mecánica, una hazaña de ingeniería de desafiante complejidad, ofreciendo a los usuarios del sistema Leica-M una suerte de objetivo "zoom" dotado de una calidad óptica capaz de retar a las mejores ópticas a nivel mundial.»

© Valentín Sama

En la Photokina del año 2.000 Leica introdujo mejoras de ergonomía para el aro de enfoque, conservando el brillante diseño óptico e incorporando refinamientos mecánicos. (2). Antes de entrar en materia acerca de las razones por las que este objetivo es tan particular, unos pocos datos: sus dimensiones son de tan solo 67,8 mm de largo para Ø55 mm y 340 gramos de peso. Además, el hito que señala Puts se consigue con un esquema óptico de tan sólo 6 grupos a partir de 8 lentes, aunque no es menos cierto que de ellas 5 son en vidrio óptico de alto índice de refracción y 2 de esas cinco –además– aesféricas. Y naturalmente, con revestimientos multicapas.

El sistema telemétrico de la Leica-M en particular

Parte de lo que sigue, podría ser considerado como una obviedad para los conocen los intríngulis de los sistemas de visor telemétrico de las Leica M, pero para los menos versados, no viene mal un repaso.
Desde aproximadamente 1959 (con la Leica M3) cada objetivo incorpora en su montura de bayoneta de la serie M un sutil tallado específico a su focal (3), que interactúa internamente, en el cuerpo de la cámara con una pequeña palanca que activa automáticamente –en el visor– los marcos de encuadre para cada una de esas focales (4). Porque, recordemos: no estamos ante una cámara réflex, sino ante una de visor óptico. Ello es muy práctico y evita el riesgo de confusiones caso de hacerlo mediante una palanca manual selectora.
© Leica

En la parte de arriba de la montura de la M4-P asoma el palpador que interactuará con la leva del objetivo, la parte de latón dorado visible en su montura. Cada una de esas levas, en cada objetivo, se tornea y se ajusta individualmente. La palanca para la selección automática de marcos de encuadre queda totalmente oculta en un costado en el interior. © Valentín Sama

Por su parte, la helicoidal de enfoque de cada objetivo, lleva acoplada una cuña de «rampa» específica (arriba) que interactúa con el palpador de la cámara, el que, en su movimiento, desplaza los dispositivos internos optomecánicos del telémetro para llevarlo a la «coincidencia» de imágenes que nos certifican visualmente «foco conseguido». Se trata, todo ello, de un sistema muy costoso de fabricar y de ajustar, tanto en lo que respecta a la cámara como a cada objetivo. Desde un punto de vista técnico, ofrecería mayor precisión de enfoque que un sistema réflex (en enfoque manual) para focales cortas y muy cortas.

Objetivos zoom y parfocalización

En mi artículo sobre el objetivo Voigtländer Zoomar, el primer objetivo zoom para cámaras de formato Barnack (24 x 36 mm) sobre película de 35 mm, me extiendo sobre el diseño de esa clase de objetivos y el concepto de la «parfocalización», que no es cosa diferente a que, si a una focal hemos alcanzado ya el enfoque correcto, este debe mantenerse inalterado al cambiar de focal. Si no se está familiarizado con el concepto, recomiendo la lectura del artículo más arriba enlazado, y ello a fin de no hacer este texto innecesariamente extenso.

El Leica Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH.

Pronto podremos comenzar a entender por qué Erwin Puts consideraba a este objetivo como el resultado de «una hazaña de ingeniería».
Pero primero vamos a repasar brevemente sus características y modo de funcionamiento.
A primera vista, y ello es intencionado, este Tri-Elmar-M ofrece un aspecto sobrio y simple, casi anodino, si no fuese porque en lugar de los dos aros tradicionales –enfoque y ajuste de valores de abertura de diafragma– disponemos de tres, estando el discreto tercero marcado –por este orden– 35 mm, 50 mm, y 28 mm: estamos ante el aro de selección de focales, encajando cada una de ellas con un claro y contundente «clic» correspondiente. Por cierto: para seleccionar cada focal, no existe bloqueo alguno; giramos en un sentido o en otro y ¡listo!

Un Leica Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. de la segunda versión (año 2.000)  montado sobre una M4-P (1981-87). El objetivo es compatible con el resto de las Leica-M, incluyendo las más modernas digitales. © Valentín Sama

Una de las grandes dificultades que tuvieron que resolver los creadores del Leica Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. radicó en cómo hacer que el cambio de focales introdujese automáticamente el ajuste de los marcos de encuadre a la focal correspondiente en el visor. Porque, ya sabemos que ello se hace por medio de una muesca fija tallada en la montura de cada objetivo, y que esa muesca es fija... ¿no es eso?
Bueno... depende. Veamos más abajo.

© Valentín Sama

En ambas imágenes el asterisco rojo nos deja ver el cambio de posición del tetón o muesca móvil para regulación de los marcos de encuadre  © Valentín Sama

Mediante un ingenioso mecanismo interno cargado a resorte, al cambiar a cada una de las tres focales, se altera la posición relativa de la muesca o tetón reguladores de los marcos de encuadre, tal como se aprecia por la posición marcada por los asteriscos en rojo. El sistema, aparentemente sencillo, es de una complejidad interna extraordinaria.


Partes mecánicas del Leica Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH.: obsérvese muy especialmente las levas fresadas en latón y los rodillos-guía con casquillos de Teflon o Kevlar. Atentos al esquema en el que –para algunas curvas– se habla de un ángulo de 52° 15´y tolerancias de ±5 segundos. Años 1.998/2.000.

Y ni que decir tiene que elegir la focal, no supone variación ninguna de la extensión del barrilete... ¡pero, vamos a ver, pues claro: que estamos ante un objetivo para Leica M! (5). Por su parte, el enfoque es interno, y no supone –tampoco– extensión física del barrilete ni giro del aro frontal... todo ello en un objetivo diseñado ¡hace ahora 27 años!
Los más observadores comprobarán que la celda anterior sí que avanza y gira ligeramente, pero ello dentro del barrilete, a fin de permitir utilizar los parasoles de perfil rectangular específicos del objetivo.

La distancia mínima de enfoque es de un metro, lo que no es «para tirar cohetes», pero en todo caso, a la focal de 50 mm cubre un área de 43 x 65 cm, lo que puede resultar suficiente.

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. a 50 mm de focal y f/11, a la distancia mínima de enfoque de enfoque de un metro . ISO 1.000 © Valentín Sama

Por su parte, el diafragma –de ocho palas– cierra –con medios «clics»– entre f/4 y f/22 (6).
Las contenidas dimensiones ya citadas, de tan solo 67,8 mm de largo para Ø55 mm, permiten emplear –en la versión del año 2.000– populares filtros de Ø49 mm.
En la práctica, el Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. no es un objetivo zoom en sentido estricto, pero parfocaliza –de manera impecable– para las tres focales que ofrece: una vez enfocado un sujeto, podemos cambiar de focal sin tener que asegurarnos de reenfocar ni de efectuar ajustes de exposición por un cambio de valor de la abertura de diafragma, cambio que no se produce.

© Leica

En la operación de cambio de focal, ver arriba, se desplaza no sólo el grupo posterior de lentes, sino también el diafragma, lo que permite gozar del valor de abertura constante para el mismo.
Por su parte, el enfoque –interno y sin giro del frontal– se alcanza mediante el movimiento de una parte de la celda del grupo frontal.

Antes y después del CMOS

El Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. es compatible con todas las cámaras del sistema M dotadas de visor telemétrico (7), y para las digitales, desde la introducción de los sensores CMOS, en color y monocromos, se da una particularidad interesante. Bien es cierto que quizá más a nivel técnico que práctico.
Todas esas cámaras permiten el «Live-View», lo que supone poder encuadrar y enfocar con la imagen directa transmitida por el sensor, y ello, bien en la pantalla, bien –preferentemente– mediante uno de los visores electrónicos accesorios al nivel del ojo disponibles.

En esta Leica-M Monochrom Typ-246 –utilizada para parte de la prueba– existía compatibilidad con los visores accesorios electrónicos de Olympus, y –naturalmente– con el propio de la firma. © Valentín Sama

Hacerlo así con el Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. nos permitirá no sólo comprobar la absolutamente exacta correspondencia entre el enfoque telémetrico y el real en el plano focal, sino además, que esta muy particular óptica sólo parfocaliza para las tres focales marcadas. (8)
¿Podríamos emplear el Tri-Elmar 28-35-50 mm f/4 ASPH. a focales intermedias a las de 28 mm, 35 mm y 50 mm? ¡La respuesta es un «sí», siempre que  empleemos para reenfocar el Live-View! Si ello tiene utilidad práctica o no, es más bien discutible...

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH.: sobre el terreno

El manejo de este objetivo resultará extremadamente intuitivo y familiar a los usuarios habituales del sistema Leica-M, lo que no es de extrañar, pues para ello trabajaron arduamente, sus diseñadores; para que su particular diseño –totalmente alejado del propio de focales fijas del sistema M– no resultase disruptivo.

Sobre cualquiera de las Leica-M, el Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. queda perfectamente integrado y equilibrado. © Valentín Sama

A los usuarios primerizos del objetivo quizá les sorprenda en primera instancia, por un lado que el aro de enfoque quede bastante cerca de la montura de la cámara, y por otro que la secuencia del aro de selección de focales sea 28-50-35 y no, por ejemplo 28-35-50. Veamos la razón.
Puesto que la interacción con el dispositivo en el cuerpo de la cámara que debe introducir los marcos de encuadre en el visor, correspondientes a las focales es de carácter enteramente mecánico y prefijado... ¡la secuencia tenía que ser ésa y no otra! Ni que decir tiene que ello supuso una enorme complejidad mecánica interna.
El Leica Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. es, según se mire, bien «una hazaña de ingeniería» (Erwin Puts), bien una loca joya mecanoóptica. © Leica

En lo que respecta al manejo, ese factor de la distribución de focales es quizá al que más cuesta acostumbrase en un principio: para acceder a la focal de 28 mm y la de 35 mm habrá que pasar forzosamente por el ajuste de 50 mm.
Por lo demás, todo corre con la suavidad proverbial de las ópticas de la serie M, y no deja de sorprender lo pequeño y ligero que es el objetivo.

Leica Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. junto al Elmarit-M 90 mm f/2.8: un «combo» de focales propuesto por Leica; se dice que ese Elmarit «el  mejor» de los 90 mm f/2.8 de la serie Leica-M © Valentín Sama

Desde Leica se propuso este objetivo como «una ligera opción para viaje, si acaso acompañado por un 90 mm.» Y desde luego, ello representa una combinación muy portable y práctica, aunque en mi caso, quizá emplease un 75 mm en lugar del 90 mm.

Calidad de imagen

A la hora de diseñar el Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. los responsable del proyecto se impusieron una condición: su nueva óptica tenía que ofrecer una calidad de imagen –a su plena apertura de f/4– al menos igual a la de otras de sus ópticas de la época –de 28 mm, 35 mm y 50 mm de focal– empleadas a ese valor de abertura de f/4.

¡Y vaya si lo consiguieron! Así, el siempre crítico Erwin Puts, tras su completa evaluación, reflejaba: «Como conclusión general, podría decirse que el rendimiento es sobresaliente comparado con el de los objetivos Leica-M actuales, (9) de 28 mm, 35 mm y 50 mm a sus valores de abertura de diafragma de f/4, y –guste o no–  el Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. es mejor que las generaciones anteriores de los objetivos Leica-M de 28 mm, 35 mm y 50 mm.»

Para este Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. se aplicó la filosofía propia de Leica de utilizar absolutamente el menor número posible de lentes para alcanzar los fines previstos y ello para redundar en la mayor transmisión de luz posible, aparte de temas de peso y volumen. Ello se alcanza no sólo con ingeniería, sino por medio de vidrios costosos y buen tallado de superficies aesféricas. (10)

En mi caso, no estaba muy convencido, y tras hacerme –un tanto escéptico, lo confieso– con la unidad de prueba para este artículo, he podido comprobar, con cierto asombro lo certero de las afirmaciones de Puts, que corroboran el desiderátum de los creadores del Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. Vamos a verlo, ayudados por unos gráficos, y por supuesto, con tomas de campo.

A estas alturas, los lectores de «Acerca de la Fotografía» ya están familiarizados con las siempre un tanto crípticas curvas MTF, pero nos servirán para hacernos una idea, pues en mi práctica he podido constatar la fidelidad de la información que arrojan.

© Leica

Comienzo con el gráfico de valores para la focal de 28 mm, ya que contiene información textual que nos ofrece información adicional simple cara a la interpretación de las curvas MTF.
Así, podemos ver que ya desde f/4 el contraste (par de líneas continua/punteada superior) es altísimo y aún mejora para f/5.6 y f/8: casi a niveles de objetivo «APO».
La resolución mejora cerrando tan sólo un punto, para f/5.6, valor para el que –en las esquinas– el astigmatismo presente en el campo medio, queda perfectamente corregido.

© Leica

Para la focal de 35 mm, la pauta es similar: contraste muy alto desde plena apertura, que mejora cerrando tan sólo un punto, a f/5.6.
Muy buen rendimiento en el campo medio, y excelente a f/8, con un ligero astigmatismo residual para las esquinas. La distorsión, algo presente para la focal de 28 mm, aquí es prácticamente despreciable.



Para la focal de 50 mm, la pauta es similar en lo que se refiere al contraste que es muy alto desde plena apertura. Respecto a la resolución, la pauta es algo distinta a la presente para 28 y 35 mm:
Excelente rendimiento en el centro de la imagen, con una armónica y progresiva caía hacia las esquinas, con un astigmatismo bastante bien controlado a lo largo y ancho de todo el campo del fotograma La distorsión, algo presente para la focal de 28 mm (abajo) es prácticamente despreciable.

© Leica

La ligera distorsión presente a 28 mm de focal –esperable para la focal más corta– es limpia, sin pauta «de bigote» y por tanto, fácil de corregir en postproducción si de desea. El viñeteo a esta focal, del entorno de 1,5 puntos, es más apreciable que el muy bajo, del entorno de un punto, para las focales de 35 mm y 50 mm (Puts).

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm ASPH. a 28 mm © Valentín Sama

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm ASPH. a 35 mm © Valentín Sama

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm ASPH. a 50 mm (distinta zona) © Valentín Sama

¿Quién dijo «distorsión»? Pocas quejas para un objetivo del año 2.000, trifocal y de tan sólo 8 lentes en su composición...

A notar que todos estos valores, se consiguen, como es norma en el sistema de ópticas Leica-M sin hacer trampas con un manejo oculto por parte del firmware de los cuerpos digitales, tal como –lamentablemente– se ha hecho ya costumbre en el mundo de las ópticas actuales para otros sistemas.
Y ello nos llevaría a considerar el interesante tema de la posibilidad de la codificación óptica a 6 bit del sistema Leica-M.
Como ya es sabido, desde el año 2006 Leica incorporó el original sistema óptico de codificación de objetivos para sus cuerpos digitales.

Sensor óptico en la montura de la cámara © Valentín Sama

Código óptico en la montura de un objetivo © Valentín Sama

Mediante esos ingeniosos sectores blancos y negros, cada objetivo «le cuenta» a la cámara, a través del sensor óptico de la montura, «quién es» y ello permite incluir datos EXIF en los archivos, así como realizar discretas correcciones de viñeteo; también se habla de corrección de aberraciones cromáticas y distorsión. 
Para los objetivos sin codificación, el menú de la cámara ofrece la opción de introducir manual y voluntariamente los datos (abajo).

Introducción manual de los datos del objetivo: aquí se ha seleccionado la focal de 35 mm para el Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. © Valentín Sama

Lógicamente, el Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. del año 2.000 –ahora descatalogado desde aprox. 2.008– no llevaba esa codificación, ni mucho menos el original de 1998.
Si bien es cierto que, a través del menú, se pueden introducir manualmente los perfiles para cada focal –algo interesante si se desea afinar mucho– parece poco práctico en una situación en la que estemos cambiando de valor de focal frecuentemente, algo para lo que se supone que está concebida esta óptica.
Pero la codificación se le puede incorporar a posteriori a la óptica por distintos métodos, (11) y de esa forma, una vez detectado el objetivo vía codificación, el sistema mecánico de detección de marcos de encuadre se encarga de detectar también cada una de las tres focales; se trata de algo que he podido comprobar personalmente.
Así, de forma relativamente sencilla, podremos gozar –para cada focal– de transferencia de datos EXIF y –discretas– compensaciones automáticas de viñeteo y aberraciones cromáticas. ¡Muy práctico!

Mediante un Leica Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 codificado a mano personalmente en la montura: detección de focal perfecta (arriba a la derecha) © Valentín Sama

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH.: accesorios

Tal como he avanzado, el Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. emplea filtros muy comunes de Ø49 mm, (12) por lo que en teoría no nos debiera suponer mucha dificultad encontrar los de uso más habitual. Otra cuestión es que –en general– cada vez resulta más problemático encontrar en el comercios los clásicos para B/N un poco más exóticos, como pueden ser los naranja, y no digamos los verdes o azules. Los UV/Haze y densidad neutra son un poco más fáciles de conseguir. Fuera de esos, algunas combinaciones de diámetro y color, suponen tiempos de entrega de hasta seis meses si buscamos calidad segura.

© Valentín Sama

Pero el parasol... ¡ah el parasol! De referencia Leica 12450 es de tipo presilla, y no sólo cuesta encontrarlo, sino que además, caso de hacerlo, son caros: los he visto, por hasta 250 €, y ello muy castigados. ¡Ojo, porque el de referencia 12592, destinado originalmente a los Elmarit de 21 y 24 mm aesféricos, que en ocasiones se cita como «compatible», lo es sólo con la primera versión del Tri-Elmar-M con su frontal para filtro de Ø55 mm!

Con un parasol angular genérico a rosca. Esa solución tiene inconvenientes... © Valentín Sama

Veo dos consuelos, y ambos son eso, sólo relativos; uno de ellos, radica en que la lente frontal del objetivo queda ya, de por sí, un poco retraída en lo que es barrilete: ahí disponemos ya de una suerte de «parasol angular» incorporado. (*)
El segundo, es optar por uno de los muchísimos parasoles de fabricación independiente disponibles online, que son de ejecución bastante digna. Pero no es menos cierto que, por un lado, será a rosca, para Ø49 mm, y que tendremos que acertar –un tanto a ojo– con el modelo, para que no nos viñetee a la focal de 28 mm, y ello, especialmente si lo acoplamos sobre un filtro; por otro lado –al ser angular– «entra» y estorba bastante en el encuadre del visor a pesar de sus «ventanas». ¡Ay!

Actualización a 25/05/2025: y finalmente... ¡conseguido, y nuevo!: el parasol original Leica «A 53» o 12 450. Mucho más eficiente en cuanto a protección contra la luz parásita, compatible 100% con los filtros, y menos obstrusivo a través del visor, gracias a su diseño tronco-cónico y las «ventanas». © Valentín Sama

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH.: tomas de campo

Las tomas en blanco y negro se han realizado mediante una Leica-M Monochrom Typ-246 (24 Mpx.), al tiempo que las de color se han tomado mediante una Leica-M4-P y película «Fujifilm 200» (**);  ambos grupos nos pueden dar una idea del rendimiento del Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. sobre el terreno.

Al amanecer de un nublado día. Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. a 50 mm de focal y f/5.6-8 ISO 640 © Valentín Sama

¿Qué tal será la nitidez ofrecida por el objetivo en –según las curvas MTF– uno de sus puntos menos favorables, en el campo medio muy cerca ya de la esquina?. Bien, pues ampliemos al 100% la imagen original...


Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. a 50 mm de focal y f/5.6-8. Sector ampliado. © Valentín Sama

...¡y podremos ver incluso la marca (Citroën) del tapacubos de rueda abandonado!

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. a 50 mm de focal y f/4.; enfoque sobre la chimenea. ISO 320. Un digno bokeh... © Valentín Sama

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. a 28 mm de focal y f/5.6-8 © Valentín Sama

Con barreras arquitectónicas por medio, llega la utilidad del cambio de focal. Desde el mismo punto: 
Leica Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. a 50 mm de focal y f/5.6 © Valentín Sama

Leica Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. a 50 mm de focal y f/5.6; a la distancia mínima de enfoque © Valentín Sama

Leica-Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. a 50 mm de focal y f/5.6-8. © Valentín Sama

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm ASPH. a 50 mm y f/11. Excelente control del «flare» merced al contenido número de superficies y los revestimientos multicapas. © Valentín Sama

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm ASPH. a 50 mm a f/8. Filtro rojo. Columna «griega» en la M30 © Valentín Sama

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm ASPH. a 35 mm a f/8. Filtro rojo. Columna «griega» en la M30 © Valentín Sama

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. a 50 mm y f/5.6 «Fujfilm» 200 © Valentín Sama

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. a 50 mm a f/5.6-4. «Fujifilm» 200 © Valentín Sama


Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. a 28 mm y f/5.6  «Fujifilm» 200 © Valentín Sama

© Valentín Sama

Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH.: Conclusiones

El Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. es, por un lado, una «anomalía» en el sistema Leica-M, un objetivo un poco, digamos... «bastardo» al romper con la idea de «excelencia de focales únicas» propia del Sistema, y por otro lado –quizá– el mayor y mejor ejemplo de la capacidad de la firma Leica, de combinar en un sólo producto, atrevimiento, diseño único, excelencia mecánica y óptica, calidad de imagen, utilidad práctica, compacidad, usabilidad, fiabilidad... 
Descatalogado –sólo queda en producción el no menos atrevido Tri-Elmar-M 15-18-21 mm f/4 ASPH.– se ha convertido, de segunda mano, en el llamado mercado de «previously owned», en un objetivo altamente, valorado, buscado y relativamente costoso.
Sin duda, el Tri-Elmar-M 28-35-50 mm f/4 ASPH. es uno de esos objetivos que son, simple y llanamente... inigualables.

Por razones técnicas los eventuales comentarios –siempre muy de agradecer– no deben exceder en extensión las 500/600 palabras. Todos están sujetos a moderación.

(1) Erwin Puts (1944-2021) fue uno de los mayores expertos independientes en Leica, y autor de libros imprescindibles sobre la materia: Leica Lens Compendium; The Leica Path; Leica Lens Saga; etc.
(2) El año 2016 Leica rizó el rizo añadiendo su Tri-Elmar 16-18-21 mm f/4, (abajo) que eso sí, necesita de un complejo visor externo accesorio para el encuadre, no así para la función telemétrica. Sus dimensiones, increíbles, son de tan sólo 62 mm de largo x Ø54 mm para un peso de 335 gramos. En principio, sigue en producción.
(3) Para las focales de 28, 35, 50, 75, 90 y 135 mm.
(4) Dependiendo del modelo de cámara, habitualmente por parejas en combinación, para las focales de 28/90 mm, 35/135 mm, y 50/75 mm. A partir de la segunda serie de la M3 se dispone también de una palanca externa que nos permite introducir manual y temporalmente los distintos marcos de encuadre para conseguir estimaciones del más conveniente sin necesidad de cambiar de objetivo.
(5) Entre las dificultades de diseño de los objetivos para Leica M figura que sus dimensiones (largo y Ø) tienen que ser lo más contenidas posible, a fin de interferir lo absolutamente inevitable en marco del visor externo.
(6) Como con cualquier otro objetivo, habría que tener en cuenta que –dadas sus focales– podría esperarse algo de pérdida por difracción a partir de f/8 para las focales de 28 y 35 mm y a partir de f/11-16 para la de 50 mm.
(7) El modelo M3 puede necesitar accesorios opcionales para focales menores de 50 mm.
(8) Germán Pierre, en su prueba del Tri-Elmar-M 28-35-50 mm sí que detectó un cierto «focus shift» con ciertos cambios de focales, pero se trataba de la primera versión del objetivo, la de 1998, antes de introducirse diversas mejoras. Además, la prueba se realizó no sobre una Leica, sino sobre una Sony A7rII, con su grueso paquete de filtros sobre el sensor, de influencia bastante negativa para las ópticas Leica-M.
(9) Como es de entender, las versiones actuales APO de los objetivos Leica-M de 35 y 50 mm de focal, son superiores en rendimiento.
(10) Leica tiene a su disposición, en la actualidad, una panoplia de 100 vidrios ópticos diferentes.
(11) Uno de ellos es confiar el objetivo a un servicio técnico especializado, que cambiará toda la montura, y otro –reversible y económico– es pintar nosotros mismos los sectores, para lo que se comercializan plantillas y listas de códigos.
(12) La primera versión, de 1998, emplea filtros de Ø55 mm.
(*) De hecho, en el catálogo original de 1998, en la ficha técnica del objetivo se indica: «parasol incorporado» y el parasol como accesorio, de referencia 12009 como «parasol adicional».
(**) Esta emulsión «Made in USA» es muy probablemente película Kodak «rebranded», y desde luego no brilla ni por limpieza de color ni por finura de grano.


Comentarios

JCS ha dicho que…
Sr Sama,
Por primera vez - tras veinticinco años- leo un artículo donde se explican las peculiaridades de este objetivo único de forma coherente, razonada y entendible.
Gracias, un saludo.
JCS
Valentín Sama ha dicho que…
Muchas gracias por las amables palabras, JCS.
Hay temas, sobre los que da gusto trabajar, y yo creo que eso se nota.
Saludos cordiales.
Valentín
elrectanguloenlamano ha dicho que…
Totalmente de acuerdo con jcs. Este objetivo único en su género fue en su momento pionero en muchas cosas y la calidad de imagen que consigue es impresionante, comparable a las mejores ópticas fijas de Leica entre f/4 y f/11.

Soberbio artículo, como siempre.
Valentín Sama ha dicho que…
¡Gracias por las amables palabras", elrectanguloenlamano, especialmente al venir de un gran conocedor de «todo lo Leica».
Un abrazo
Valentín

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Hace algo más de dos años, en el artículo titulado «De qué hablamos, cuando hablamos del amor... por una película concreta» (*), escribía yo: «Fabricar  una película fotográfica, incluso tan sólo en blanco y negro, es una tarea nada fácil, que requiere grandes y prolijas instalaciones, así como una puesta en marcha –para el arranque de cada colada de producción– sumamente delicada. Se trata de una economía de escala. Por eso, quizá, debiéramos ver con un cierto escepticismo cuando un pequeño comerciante, gestor de sitio web o... «blogger», lanza al mercado  «una nueva película» . Ello incluiría a firmas bien establecidas, como puede ser Lomography. ¿Qué puede haber tras esas «nuevas películas», muchas en «edición limitada» y con embalajes y presentaciones en más de una ocasión ciertamente muy atractivas?» Un clásico de hace más de 10 años: Svema, Reala, Lucky 400, Efke, formato Quickload... muchos de esos materiales ya no se fabrican. ¿Cuánto de genuino habría en una toma...

¿Nostalgia por el Kodachrome?

En el año 1935 se presentó el Kodachrome 135-36 y en el año 1936 la Kine Exakta, la primera SLR para película de 35 mm ¡Buenas añadas! © Valentín Sama (*) Todo lo que necesitas conocer acerca del Kodachrome, incluyendo algunas cosas que –quizá– te contaron mal... Los orígenes El escenario es una avenida de la ciudad de Nueva York, en un anochecer de 1917 . Leopold Mannes y Leopold Godowsky Jr. salen de visionar en un cine el filme «Our Navy» , y se lamentan de la pobre «reproducción de color» –si es que se le puede llamar así– que ofrece el sistema de proyección «Prisma», similar al «Kinemacolor», que se fundamenta en un dispositivo bastante burdo, de filtros aditivos rotativos frente al objetivo del proyector. La realidad es que, a la sazón no existe ninguna película en color «tripack» viable. Algo une a los dos Leopoldos además de su nombre: ambos son músicos profesionales, y acostumbran a dar recitales, de violín y piano, Godowsky y Mannes, respectivamente. Pero hay algo más: los...