Lo de los premios puede dar mucho de si, y ello circunscribiéndonos solo al de actualidad, el Nacional de Fotografía (PNDF).
Fuentes habitualmente serias y bien informadas, afirman que el galardonado sabía, desde días antes de la concesión, que podía ser el elegido.
Aún es más: al parecer, la misma fuente comenta que, al parecer, el galardonado manifestó en público –reducido, bien es verdad– que pensaba rechazar el premio, pues el, personalmente, al que aspiraba de verdad, por merecimiento, era al de Bellas Artes.
Ello sería coherente por su “autofiliación” como "artista visual sobre soporte fotográfico".
Claro que una cosa es lo que se dice cuando no te han dado el premio –quizá por si no te lo dan– y otra cosa es rechazar el dinerito y la fama y todo lo que pueda venir.
Pero también es verdad que es muy posible que lo comentado más arriba no se ajuste enteramente a la realidad.
Tampoco me puedo creer, como se ha dicho por ahí, que existía una profunda amistad entre el recipiendario y un miembro del jurado.
En mi caso, he estado en más de un fallo de concurso en el que participaban amigos míos, y nunca he tenido la suerte de –con el resto del jurado- poderle dar el premio a uno de esos amigos: sus fotos no podían ser consideradas tan buenas como las “del mejor”.
Claro que se dan composiciones de jurados que no se entienden “ni con un esquema”, como dicen ahora los jóvenes estudiantes. Y eso que el de este año, sobre el papel, parece más creíble que el de los anteriores.
Hay quien dice que los PNDF se están adjudicando “geográficamente”, y otros, que una vez dados los más obvios…. la premiación se estaba volviendo premiosa.
Más de uno podrá estar temblando de que le den el dichoso premio que debe ser prestigioso pero no prestigiado, pero probablemente les convenga callarse, por aquello de la pilita de euros y otras prebendas asociadas.
No hace un año, un galardonado me comentaba que estaba encantado, pues desde el momento de haber recibido el galardón, sus fotos originadas hace más de 25 años eran compradas por galerías en “paquetes” a precios antes impensables.
Fuentes habitualmente serias y bien informadas, afirman que el galardonado sabía, desde días antes de la concesión, que podía ser el elegido.
Aún es más: al parecer, la misma fuente comenta que, al parecer, el galardonado manifestó en público –reducido, bien es verdad– que pensaba rechazar el premio, pues el, personalmente, al que aspiraba de verdad, por merecimiento, era al de Bellas Artes.
Ello sería coherente por su “autofiliación” como "artista visual sobre soporte fotográfico".
Claro que una cosa es lo que se dice cuando no te han dado el premio –quizá por si no te lo dan– y otra cosa es rechazar el dinerito y la fama y todo lo que pueda venir.
Pero también es verdad que es muy posible que lo comentado más arriba no se ajuste enteramente a la realidad.
Tampoco me puedo creer, como se ha dicho por ahí, que existía una profunda amistad entre el recipiendario y un miembro del jurado.
En mi caso, he estado en más de un fallo de concurso en el que participaban amigos míos, y nunca he tenido la suerte de –con el resto del jurado- poderle dar el premio a uno de esos amigos: sus fotos no podían ser consideradas tan buenas como las “del mejor”.
Claro que se dan composiciones de jurados que no se entienden “ni con un esquema”, como dicen ahora los jóvenes estudiantes. Y eso que el de este año, sobre el papel, parece más creíble que el de los anteriores.
Hay quien dice que los PNDF se están adjudicando “geográficamente”, y otros, que una vez dados los más obvios…. la premiación se estaba volviendo premiosa.
Más de uno podrá estar temblando de que le den el dichoso premio que debe ser prestigioso pero no prestigiado, pero probablemente les convenga callarse, por aquello de la pilita de euros y otras prebendas asociadas.
No hace un año, un galardonado me comentaba que estaba encantado, pues desde el momento de haber recibido el galardón, sus fotos originadas hace más de 25 años eran compradas por galerías en “paquetes” a precios antes impensables.
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