A veces, el impulso de hacer fotos deja al margen las causas de semejante actividad para centrarse en la realización del deseo. Algo parecido sucede con el amor, las amistades, los gustos culinarios o las aficiones. Simplemente nos dejamos llevar por ese afán y disfrutamos de aquello que nos llena emocional o psicológicamente. Mientras me dedicaba a fotografiar el mundo natural iba conociendo a otras personas con similares inquietudes que recorrían un camino parecido. También leía a otros autores que expresaban los distintos motivos que les llevaban a vivir con la cámara a cuestas. A hacer del mundo una realidad fotografiable año tras año. Y hablaban de la necesidad de mostrar otras realidades más allá de lo común, de perseguir universos soñados, de transmitir «la verdad» o de apostar por captar lo cotidiano como respuesta a una visión del mundo demasiado embellecida. También decían de fotografiar «los márgenes», demostrar que la fotografía miente, documentar lo «invisible», mostr...
Un espacio de Valentín Sama, sobre Fotografía. Desde 2004