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Mostrando entradas de febrero, 2024

EXA: una pequeña Exakta popular

Ya hemos hablado con anterioridad de la cámara Exakta , o más concretamente, de la (1), la primera cámara réflex monocular de la historia para película de 35 mm, un aparato que fue dominante, desde 1936 hasta muchas décadas después, en ese mercado de las SLR para la película de doble perforación en 35 mm. Un sistema con más de 2.000 referencias de ópticas disponibles, de los más reputados fabricantes. De hecho su concepto de base ha sido seguido por la inmensa mayoría del resto de fabricantes de cámaras réflex para ese formato e incluso todavía respira en las «sin espejo» actuales. Si las Exakta estuvieron en producción hasta 1973, parecería un tanto injusto olvidar que, ya desde 1950, no estuvieron solas. Les acompañaron varias series de una pequeña, modesta, económica, «rechoncha» e irremediablemente simpática camarita de la misma montura (2), y compatible con una notable parte de sus ópticas, visores y otros accesorios: la EXA . © Valentín Sama Hoy, me gustaría hablaros de ellas, y

Fotografía e Inteligencia Artificial (IV)

Siempre nos hemos contado historias. Para los demás, pero también para nosotros. La vida misma, durante muchos años, fue una historia en la que nos integrábamos todos. Nacer, crecer y morir; estudiar, trabajar y jubilarse; casarse, tener descendencia, cuidar de ella y envejecer. La narrativa de la existencia estaba definida, transcurría cronológicamente y tenía un sentido. El río que nos arrastraba de modo irremediable porque el relato de la vida le aportaba significado a cada cosa que hacíamos.  La fotografía también está llena de historias. Se narran con el fin de explicarla y que sea comprensible; para entenderla y que podamos acceder a ella; con la esperanza de darle un valor y que sirva para algo. Cuando se inventó la fotografía el relato, más o menos era este: «Ahora podemos capturar la realidad de manera tan fiel que el resultado apenas se diferencia de ella.» Lógicamente, la pintura o la escultura recelaron del nuevo invento. Ambas llevaban siglos reproduciendo el mundo visible

El mejor maestro. Un relato de Fernando Puche

Todas las personas que habían estudiado con él afirmaban que era el mejor maestro. Nunca dijo si una foto era buena o mala. Nunca si estaba bien o mal iluminada, si estaba bien o mal compuesta, si estaba bien o mal enfocada. Nunca dijo si era fea o hermosa, anodina o interesante, superficial o profunda. Solo quería que cada estudiante crease la fotografía que deseaba hacer. «Confío en ti –decía–, confío en que esta imagen que me muestras refleje lo que tú sentías al hacerla.» Y cada estudiante marchaba de allí preguntándose si esa foto que había enseñado al maestro era la que realmente necesitaba hacer. La escuela cerró cuando todo el mundo supo qué buscaba con la fotografía. Y el maestro se dedicó a plantar un huerto y a mirar de noche las luces del cielo. Imagen: © Fernando Puche En esta serie: Bob Dylan y el Futuro. Un relato de Fernando Puche El blues de las fotos imperfectas. Un relato de Fernando Puche El machete. Un relato de Fernando Puche Los viejos fotógrafos. Un relato de Fe