Recientemente se ha fallado el concurso de fotografía “Purificación García”, un certamen que –unos días antes del cierre del plazo de inscripción– bloquea, por exceso de trabajo– los laboratorios profesionales del área de Madrid.
Son muchas las consultas que recibo en días anteriores, normalmente por parte de amigos y sobre todo alumnos de aquellas escuelas en las que doy mis charlas.
Al margen de consejos prácticos varios que tengo el atrevimiento de dar, entre los que figuran algunas dudas, quizá no fundadas, acerca del visionado por parte del jurado de la obra en su tamaño definitivo de todas y cada una de las obras presentadas, la duda que se plantea con más frecuencia por parte de los que están pensando en participar se refiere al tamaño de la obra a presentar.
Desde hace tiempo soy de la opinión de que, hoy en día, la fotografía “artística de consumo”, se valora en gran parte por su valor “ornamental”, y por tanto, también –en gran parte– a través de su tamaño. Les comento, por tanto, que para ese concurso, si no disponen de presupuesto adecuado para elaborar una obra a gran tamaño tienen pocas posibilidades de éxito, al margen de la valía de la imagen en si.
Como es sabido, en el concurso más arriba citado, se otorgan tres premios, al tiempo que se seleccionan una serie de obras para la exposición.
Para esta edición, he comprobado las medidas de las obras correspondientes a los tres primeros premios:
1º) 146 x 234 cm (34.164 cm2)
2º) 140 x 190 cm (26.600 cm2)
3º) 128 x 148 cm (18.994 cm2)
4º*) 90 x 130 cm (11.700 cm2)
* Mención Especial
Esta observación, de un hecho quizá casual, no supone demérito hacia los ganadores –uno de ellos una persona que en cierta forma me es próxima– ni tampoco hacia la labor del jurado, posición en la que en ocasiones, para otros certámenes me encuentro.
Pero si que me hace reflexionar, una vez más, sobre el tamaño de las fotografías comercializables como arte hoy, como posible factor de influencia en su apreciación por parte de jurados, clientes, galeristas y compradores.
Son muchas las consultas que recibo en días anteriores, normalmente por parte de amigos y sobre todo alumnos de aquellas escuelas en las que doy mis charlas.
Al margen de consejos prácticos varios que tengo el atrevimiento de dar, entre los que figuran algunas dudas, quizá no fundadas, acerca del visionado por parte del jurado de la obra en su tamaño definitivo de todas y cada una de las obras presentadas, la duda que se plantea con más frecuencia por parte de los que están pensando en participar se refiere al tamaño de la obra a presentar.
Desde hace tiempo soy de la opinión de que, hoy en día, la fotografía “artística de consumo”, se valora en gran parte por su valor “ornamental”, y por tanto, también –en gran parte– a través de su tamaño. Les comento, por tanto, que para ese concurso, si no disponen de presupuesto adecuado para elaborar una obra a gran tamaño tienen pocas posibilidades de éxito, al margen de la valía de la imagen en si.
Como es sabido, en el concurso más arriba citado, se otorgan tres premios, al tiempo que se seleccionan una serie de obras para la exposición.
Para esta edición, he comprobado las medidas de las obras correspondientes a los tres primeros premios:
1º) 146 x 234 cm (34.164 cm2)
2º) 140 x 190 cm (26.600 cm2)
3º) 128 x 148 cm (18.994 cm2)
4º*) 90 x 130 cm (11.700 cm2)
* Mención Especial
Esta observación, de un hecho quizá casual, no supone demérito hacia los ganadores –uno de ellos una persona que en cierta forma me es próxima– ni tampoco hacia la labor del jurado, posición en la que en ocasiones, para otros certámenes me encuentro.
Pero si que me hace reflexionar, una vez más, sobre el tamaño de las fotografías comercializables como arte hoy, como posible factor de influencia en su apreciación por parte de jurados, clientes, galeristas y compradores.
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