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La pérdida del referente en la fotografía. Un artículo de Rafael Roa

Nos alejamos del referente, la fotografía fue inventada con la aspiración de ser un registro subjetivo de lo real. ¿Cómo cuestionaría Walter Benjamin el Aura en la obra de arte  en estos tiempos de la IA? Benjamin definía el Aura en su texto «La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica» como: Una trama particular de espacio y tiempo: La aparición irrepetible de una lejanía por cercana que esta pueda hallarse. (1)

Imagen producida mediante Abobe Firefly © Rafael Roa

La fotografía necesita un referente sobre el cual poder crear una definición acerca del mismo a través de la toma fotográfica. Ahora con las herramientas de IA, las imágenes se fabrican dando a estos programas las instrucciones más precisas para que las interprete y nos construya una imagen que sea lo más parecido a la imagen no visible que tenemos en nuestra imaginación. No hay un solo referente, el resultado que obtenemos es una síntesis de todas las imágenes que el programa tiene en su memoria y a partir de las cuales nos ofrece varias alternativas.

Imagen producida mediante Adobe Firefly © Rafael Roa

Pero en las imágenes elaboradas mediante las herramientas de IA no hay una referencia al recuerdo del instante de la toma, no podemos recordar a través de esas imágenes, porque no se capturó ningún momento vivido.
Nos encontramos con una mentira que podemos usar para ilustrar cualquier texto artificial, no hay emociones y todo se reduce a una fría simulación. El instante de la toma ha desparecido para el fotógrafo, que es sustituido por un experto en el uso de este tipo de software.

En la película de Blade Runner (1982) dirigida por Ridley Scott, y que nos cautivó a muchos por su estética y por la reflexión que entonces nos presentaba, Rachel, la replicante oculta en la Tyrrell Corporation  trataba de demostrar que era humana porque apoyaba sus recuerdos en falsas fotografías familiares de momentos que quizás nunca existieron.

«Blade Runner»: Dekker examina un grupo de «fotografías» de Rachel

Rachel trataba de usar unas fotografías como prueba de su existencia; ahora con estas nuevas herramientas no necesitamos que exista un referente, ni que existan esos flujos de emociones, ni las complicidades que se producen en la relación entre el fotógrafo y el fotografiado.

En mis años como fotógrafo, en mi vertiente de retrato editorial de celebridades para las publicaciones en las que he trabajado, siempre trataba de establecer una relación con el personaje; intentaba que se mostrase tal como es, que no me posase artificialmente para mostrar una imagen estándar y sin ningún tipo de interés.Yo siempre estaba seguro de que cuando las barreras de inseguridad del retratado caían, iba a obtener una fotografía que le definiese y mostrase esas sensaciones que quizás tratase de ocultar.

El el siglo XIX en los albores de la fotografía cuando el «obturador» era la mano del fotógrafo que quitaba y ponía la tapa del objetivo para dar el tiempo de exposición necesario, todo quedaba reflejado en la placa, si bien a través de las imperfecciones de la óptica de la época.
Desde los comienzos de la fotografía digital ha ido avanzando el retoque en el retrato, que modificaba al sujeto que habíamos fotografiado. Las imágenes que se publicaban eliminaban los defectos del modelo, estilizando rostros y eliminando los defectos de la piel. En 2008 el fotógrafo Steven Meisel  hizo una sesión con Kate Winslet para Vanity Fair, y se creó una gran polémica, porque la propia actriz argumentó que ella no se reconocía en las fotografías: habían cambiado su rostro redondo por uno perfecto que no se correspondía con el suyo. Esto se ha repetido hasta la saciedad desde la aparición del retoque digital; por tanto podemos decir que los retratos publicados en el siglo XXI no se ajustan a la realidad y son retratos de avatares.


Ahora con las nuevas tecnologías que están por llegar, lo próximo como apunta Valentín Sama en su artículo –«Tras el "global shutter": ¿un futuro sin diafragma mecánico?»– será la eliminación del diafragma en los objetivos para las nuevas cámaras; la imagen se construirá a través de los algoritmos del software de la propia cámara, que hará los ajustes necesarios para que exista una similitud con lo que tenemos delante de nosotros. No habrá posibilidad de esos pequeños errores que se producían por la relación entre la luz, el movimiento y el tiempo de exposición. Todo será frío como la actuación de un asesino en serie. Está claro que estamos ante una nueva forma en la producción de imágenes que nada tiene que ver con los usos de la fotografía que muchos hemos conocido, y una de sus características es la perdida del referente.

Hace años escribí en mi blog y en algunos otros medios, sobre «el hombre capturador de imágenes» y creo que he acertado de pleno. Podemos verlo desde la popularidad del uso de los teléfonos móviles para fotografiar, dispositivos que han cumplido con el uso del diario visual de las personas; allí se guardan los recuerdos y todo aquello que se quiere recordar. También se ha producido un uso desmesurado en capturar todo tipo de imágenes sin ningún tipo de reflexión previa, solo por el afán de comunicar dónde estamos o qué comemos. Las imágenes se repiten, familia, turismo, comida, «mascotas», niños, selfies, coches, casas, plantas…, y una adicción a capturar todo y a compartir la vida en directo. Los dictadores del siglo XX hubiesen estado encantados con estas tecnologías, ahora el poder global del siglo XXI tiene toda la información sobre nosotros y nos manipulan más fácilmente, casi sin esfuerzo: nosotros les damos toda nuestra información gratis.

Abordar una amplia reflexión sobre estas nuevas herramientas requiere un espacio mayor que este post, esto son solo unos esbozos sobre el tema. Lo que no podemos perder es nuestra capacidad de creación personal que viene alimentada por todo lo que somos y hemos aprendido.

Si algún alumno me preguntase qué podría hacer para realizar mejores imágenes le diría que se sumerja en las obras del pensamiento desde Longino, Walter Benjamin, y a todos los pensadores más recientes, y sobre todo que viva intensamente para poder transmitir en su obra aquello que como escribía Benjamin la impregne de su Aura.

(1) La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica

Obras I, 2, p. 21


Comentarios

Nacho Arias ha dicho que…
Muy interesante y oportunas reflexiones del gran Rafael Roa!
Valentín Sama ha dicho que…
En nombre de Rafael, gracias por las amables palabras, Nacho.
Saludos
Valentín
Juan Carlos Giménez ha dicho que…
Mi enhorabuena por el artículo, Rafael. (Si lee este humilde comentario)

Se puede decir -o exponer- más alto, pero no más claro. Porque la realidad en que debemos movernos es tan simple como llamar a las cosas por su nombre: mass media a los mass media, IA a la IA, Fotografía a la Fotografía. Y esta última -en su variante digital o de película- es la que está perdiendo terreno y significado a favor de una apuesta tecnológica que, como apisonadora, pasa por encima de los valores que la han acompañado durante casi doscientos años obviando el fundamento fotográfico: la toma.

Reciba un cordial saludo. Atentamente:

Juan Carlos Giménez
Rafael Roa ha dicho que…
Juan Carlos,
Muchas gracias por tus amables palabras, me alegro que te interese este post.
Saludos cordiales,
Rafael Roa
Juan José García ha dicho que…
Hola Rafa,
Muchas gracias por compartir este interesante post. Son tiempos de cambio, sin duda, con el amargo sabor de dejar atrás a las personas queridas.

Sin embargo, ocurre que los discursos en contra de la IA me resultan similares a los que lanzaban los pintores en los inicios de la fotografía, o a aquellos que despreciaban la fotografía digital en sus comienzos. Al final, la fotografía siempre ha requerido de una tecnología para crearse, pero las mejores tecnologías no bastan por sí solas para que la imagen "funcione". Detrás siempre tiene que haber un creador humano que dé sentido a la obra (creo :-)).

Con o sin IA siempre necesitaremos "Roas", lo que cambia es el "cuarto oscuro".

Gracias Maestro.

Juanjo
Rafael Roa ha dicho que…
Buenos días Juanjo,
Muchas gracias por tus amables palabras, en mi recuerdo quedan las clases que compartimos en PIC.A y los debates que provocaba, esas vivencias con vosotros fue para mí la mejor experiencia como profesor; siempre la confrontación de ideas es positiva para reflexionar después sobre cualquier tema y llegar a conclusiones más equilibradas. La vida y todo lo que nos rodea es un proceso de constante transformación. Un abrazo
Juan Carlos Giménez ha dicho que…
En primer lugar, buenas tardes a Rafael Roa.

En segundo, y posiblemente por simple alusión, paso a referirme a las palabras de Juan José García. Es un error encontrar similitud entre ese hipotético "discurso" que nombra y los avatares en los inicios de la fotografía o entre el mismo y el hipotético "desprecio" a la fotografía digital.

Creo que he expuesto claramente que lo importante, lo que define una disciplina, es llamar a las cosas por su nombre, y la Fotografía parte de un fundamento esencial: la toma. Dicha toma puede ser ejecutada desde un medio analógico o digital, sin distinción. ¿Estamos de acuerdo? ¿Aprecia usted en este planteamiento un "desprecio" a la fotografía digital?

Puedo decirle igualmente que los inicios de la fotografía no supusieron, salvo muy contadas excepciones, un ataque por parte de los pintores, y el mismísimo Delacroix defendió "el invento" lamentándose de que no se hubiera descubierto con anterioridad.

Precisamente, tal como usted apunta, "la fotografía siempre ha requerido una tecnología para crearse" o mejor dicho de un medio (analógico o digital) por el que expresarse a partir del fundamento de la toma. La IA no es fotografía, es una conjunción de parámetros previamente establecidos creados por sus programadores para obviar el acto fotográfico. Que se lo pregunten a las personas que han visto su cara incluida -sin su permiso- en un cuerpo que no es el suyo.

Reciban un saludo. Atentamente:

Juan Carlos Giménez

Juan José García ha dicho que…
Hola,

Hola,

La verdad es que no esperaba desatar un debate tan intenso :-)

En relación a las observaciones de Juan Carlos, hay dos cosas que quisiera señalar. Creo que los debates sobre el origen de la fotografía o los inicios de la era digital fueron fuertes y apasionados, pero tampoco es relevante. Lo que quería expresar es que la resistencia al cambio está arraigada en la esencia humana.

Por otro lado, es cierto que en la definición de fotografía como una forma de arte que consiste en capturar imágenes mediante el uso de la luz, no se puede considerar como tal una imagen generada íntegramente por IA. Sin embargo, creo que estarás de acuerdo en que aún así podría considerarse arte.

Por supuesto, los usos fraudulentos no pueden ser éticos ni, probablemente, legales.

Por favor, no me clasifiquen como un defensor incondicional de la IA, pero tampoco podemos ser detractores de algo que inevitablemente marcará nuestro presente y futuro. Creo que, como todo, tiene pros y contras, y la clave está en cómo lo utilicemos.


Juanjo.

Juan Carlos Giménez ha dicho que…
Hola de nuevo.

Puede estar tranquilo, Juan José, de que no es usted quien ha desatado el debate que nos ocupa. Por su propia naturaleza, hace mucho tiempo que está en el candelero.

Sobre la "resistencia al cambio" que ve tan "arraigada en la esencia humana", permítame expresar mis dudas al respecto, ya que los cambios y sobre todo la evolución en el ámbito fotográfico que nos ocupa ha demostrado, salvo contadísimas excepciones, una gran permeabilidad -y aceptación- en los profesionales y aficionados dedicados a esta -llamémosle- disciplina. Yo mismo, con un bagaje de cuarenta años de profesión y dedicación, abracé en 2000 sin condiciones la llegada de la tecnología digital con la esperanza de mejorar la dinámica de trabajo y servicio al cliente. Y de paso ampliar considerablemente mis conocimientos de edición electrónica hasta convertirme en humilde profesor particular de la misma. Qué equivocado estaba, fotográficamente hablando, respecto al futuro que se avecinaba.

Al menos coincidimos, por lo que leo, en el concepto fotográfico. Sobre estar o no de acuerdo en considerar "arte" la generación de imágenes mediante IA, supongo que todo depende del grado de creatividad o creación "a partir de" que nos permita un medio. Una tecnología con parámetros pre-establecidos parte de una merma en el proceso íntegramente creativo, pensando en considerar como "arte" la naturaleza y esencia de dicho proceso.

Permita, Juan José, que los espíritus críticos se muestren como tales, o simplemente escépticos, ante cambios que poco aportan -pienso- al bienestar intelectual, profesional y económico de nuestra sociedad. La experiencia y las noticias nos conducen irremisiblemente a ello.

Reciba un cordial saludo. Atentamente:

Juan Carlos Giménez

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