Canon acaba de anunciar la disponibilidad de la actualización de firmware 1.0.3 para su modelo EOS 50D, presentada en el pasado día 26 de agosto de 2008 y cuyas primeras unidades a la venta han llegado a los comercios hace menos de dos semanas.
Es relativamente frecuente, y una indudable ventaja del medio digital, que el rendimiento de las cámaras, objetivos y accesorios pueda beneficiarse de una actualización de firmware. Ningún fabricante renuncia a esa opción.
La cuestión es que la cosa podría no tener mayor relevancia de no ser por unos cuantos detalles de este “affaire”.
Por un lado, no se trata de un firmware que “mejore” las prestaciones de la cámara, sino de un un firmware que debe corregir graves fallos de funcionamiento, lo que hace que de facto se trate de un software de obligada instalación por parte del usuario.
Y por otro, y relacionado con el primero, los sufridos poseedores del modelo se encontrarán –si se las leen, que deberían hacerlo– con las ya famosas “condiciones” impuestas al usuario por la firma cara a esa actualización. Pero más sobre este apartado, luego. Veamos primero los problemas a corregir.
Fallos detectados
• El más radical es un fallo ya conocido y temido por los usuarios de cámaras Canon, desde las SLR a las compactas: la aparición del mensaje “Err 99”, en la pantalla de información (LCD o TFT), esto es, de “Error 99”.
En definitiva: la cámara se bloquea y queda absolutamente fuera de combate.
• El segundo problema sería el de fotografías sobreexpuestas cuando se combina el ajuste por función personalizada para prioridad a las altas luces (C.Fn.II-3 (highlight tone priority) en combinación con otros ajustes de la cámara.
• Y el tercero, “muy poco frecuente” según los responsables de la firma, es no menos fastidioso...
Resulta que según “en que circunstancias” (se habla de “timing”) se inserta la batería en la cámara, se bloquea el disparador” (aparece la indicación de "busy" u "ocupado", "trabajando")
Pues vaya: de tres errores detectados dos inutilizan la cámara por completo y el tercero produciría fotos inservibles en JPEG.
Como puede verse, y tal como comentamos al principio, el firmware no incorpora posibles sutiles mejoras de funcionamiento basadas en el feedback de los usuarios, sino que simple y llanamente debe solucionar fallos garrafales que debían haber sido descubiertos en exhaustivas pruebas beta... en la fábrica.
La guinda sobre el “pastel”, viene, al igual que en ocasiones anteriores, por las condiciones que impone Canon a los usuarios de su EOS 50D a la hora de actualizar el firmware:
Como puede leerse, en una traducción aproximada, ...”Canon ofrece el software (firmware), “AS IS”, o sea, “tal cual”, sin garantía de ninguna clase”.... y sigue...” el riesgo total tanto en lo que respecta a calidad como a rendimiento de este software recae en Usted”.... (el usuario)".
Por si fuera poco, la cosa sigue: ....”En el caso de que el software resultase defectuoso, Usted (y no Canon, las subsidiarias de Canon y sus afiliadas, sus distribuidores y comerciales) asumirá el coste por completo de todos los servicios necesarios, reparaciones o correcciones”....
¡La cosa tiene bemoles!
La realidad es, se mire como mire, que últimamente, en el terreno de las SLR digitales, Canon está lanzando al mercado productos poco testados en fábrica.
No parece de recibo cargar a los compradores del producto con la tarea de “beta testers”... a la fuerza, y pagando previamente por el mismo.
Y lo que me sigue pareciendo poco presentable es que las condiciones para actualizar el firmware sean leoninas. Donde se impondría una disculpa, en mi opinión se agravia a los usuarios con esas condiciones.
Insisto en el matiz: la instalación de este nuevo firmware 1.0.3 no parece que deba considerarse como un capricho por parte de los usuarios, como algo meramente opcional que mejore las prestaciones de por si correctas de un producto, sino antes bien una suerte de “reparación electrónica imprescindible” y por eso, el planteamiento de las “condiciones de uso” no parece aceptable.
Siempre que veo lo del “Error 99”, unido a las antedichas condiciones, no se por qué me acuerdo de “Catch 22”, de Joseph Heller (*). Sería curioso indagar que oculto significado pueda tener esa cifra en la cultura japonesa o en las mentes de los diseñadores de las cámaras de la firma. Bueno no debe ser.
(*) Wikipedia: “Trampa 22” es una popular sátira antibelicista, de historia ficción. El autor, Joseph Heller, define un contexto militar y exprime con humor negro sus propias experiencias; describiendo una paradoja en una ley, regulación o práctica en la cual uno es una víctima sin importar que elección realice.
Es relativamente frecuente, y una indudable ventaja del medio digital, que el rendimiento de las cámaras, objetivos y accesorios pueda beneficiarse de una actualización de firmware. Ningún fabricante renuncia a esa opción.
La cuestión es que la cosa podría no tener mayor relevancia de no ser por unos cuantos detalles de este “affaire”.
Por un lado, no se trata de un firmware que “mejore” las prestaciones de la cámara, sino de un un firmware que debe corregir graves fallos de funcionamiento, lo que hace que de facto se trate de un software de obligada instalación por parte del usuario.
Y por otro, y relacionado con el primero, los sufridos poseedores del modelo se encontrarán –si se las leen, que deberían hacerlo– con las ya famosas “condiciones” impuestas al usuario por la firma cara a esa actualización. Pero más sobre este apartado, luego. Veamos primero los problemas a corregir.
Fallos detectados
• El más radical es un fallo ya conocido y temido por los usuarios de cámaras Canon, desde las SLR a las compactas: la aparición del mensaje “Err 99”, en la pantalla de información (LCD o TFT), esto es, de “Error 99”.
En definitiva: la cámara se bloquea y queda absolutamente fuera de combate.
• El segundo problema sería el de fotografías sobreexpuestas cuando se combina el ajuste por función personalizada para prioridad a las altas luces (C.Fn.II-3 (highlight tone priority) en combinación con otros ajustes de la cámara.
• Y el tercero, “muy poco frecuente” según los responsables de la firma, es no menos fastidioso...
Resulta que según “en que circunstancias” (se habla de “timing”) se inserta la batería en la cámara, se bloquea el disparador” (aparece la indicación de "busy" u "ocupado", "trabajando")
Pues vaya: de tres errores detectados dos inutilizan la cámara por completo y el tercero produciría fotos inservibles en JPEG.
Como puede verse, y tal como comentamos al principio, el firmware no incorpora posibles sutiles mejoras de funcionamiento basadas en el feedback de los usuarios, sino que simple y llanamente debe solucionar fallos garrafales que debían haber sido descubiertos en exhaustivas pruebas beta... en la fábrica.
La guinda sobre el “pastel”, viene, al igual que en ocasiones anteriores, por las condiciones que impone Canon a los usuarios de su EOS 50D a la hora de actualizar el firmware:
Como puede leerse, en una traducción aproximada, ...”Canon ofrece el software (firmware), “AS IS”, o sea, “tal cual”, sin garantía de ninguna clase”.... y sigue...” el riesgo total tanto en lo que respecta a calidad como a rendimiento de este software recae en Usted”.... (el usuario)".
Por si fuera poco, la cosa sigue: ....”En el caso de que el software resultase defectuoso, Usted (y no Canon, las subsidiarias de Canon y sus afiliadas, sus distribuidores y comerciales) asumirá el coste por completo de todos los servicios necesarios, reparaciones o correcciones”....
¡La cosa tiene bemoles!
La realidad es, se mire como mire, que últimamente, en el terreno de las SLR digitales, Canon está lanzando al mercado productos poco testados en fábrica.
No parece de recibo cargar a los compradores del producto con la tarea de “beta testers”... a la fuerza, y pagando previamente por el mismo.
Y lo que me sigue pareciendo poco presentable es que las condiciones para actualizar el firmware sean leoninas. Donde se impondría una disculpa, en mi opinión se agravia a los usuarios con esas condiciones.
Insisto en el matiz: la instalación de este nuevo firmware 1.0.3 no parece que deba considerarse como un capricho por parte de los usuarios, como algo meramente opcional que mejore las prestaciones de por si correctas de un producto, sino antes bien una suerte de “reparación electrónica imprescindible” y por eso, el planteamiento de las “condiciones de uso” no parece aceptable.
Siempre que veo lo del “Error 99”, unido a las antedichas condiciones, no se por qué me acuerdo de “Catch 22”, de Joseph Heller (*). Sería curioso indagar que oculto significado pueda tener esa cifra en la cultura japonesa o en las mentes de los diseñadores de las cámaras de la firma. Bueno no debe ser.
(*) Wikipedia: “Trampa 22” es una popular sátira antibelicista, de historia ficción. El autor, Joseph Heller, define un contexto militar y exprime con humor negro sus propias experiencias; describiendo una paradoja en una ley, regulación o práctica en la cual uno es una víctima sin importar que elección realice.
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