La cosa, en el fondo, no debiera de merecer mayor comentario: en este momento estamos trabajando sobre material de prensa recibido bajo condiciones de embargo y previa firma de un Acuerdo de No Revelación (NDA: “Non Disclosure Agreement”) con tiempo suficiente para realizar nuestra tarea con dignidad.
Esto es, pudiendo estudiar los contenidos, quizá impresos en papel, subrayando, acotando, buscando referencias anteriores, ajustando las imágenes, maquetando (lo poco que permite la Web) y –por acabar con la lista– también combinando esa tarea con otras de las que hay que realizar en paralelo.
Por razones de discreción, no vamos a comentar con cuantos días de antelación se nos ha enviado este material, pero si que podemos decir que “con más que suficientes”. Y por parte de más de una compañía.
Nos consta que no somos –en todo el mundo– más que uno de los centenares de medios que “estamos en la tarea”.
Y decimos que debiera ser lo normal, y no ser motivo de mayor comentario porque es lo habitual en nuestro País y en todos los del globo, a fin de que los informadores podamos realizar nuestra tarea en las condiciones que relatamos más arriba.
Las pequeñas diferencias radican en que –por ejemplo– con determinadas compañías se firma un NDA por presentación y con otras, más pragmáticas, se firma un único documento por año, con lo cual el procedimiento se agiliza y se ahorran recursos (horas de trabajo, etc.) en los departamentos de comunicación de esas compañías.
Desde luego, que lo más probable es que se produzcan filtraciones antes de la liberación de la fecha de embargo, pero nunca, nunca, será a partir de un medio al que se le haya enviado la información bajo dicho embargo.
Se trata de algo demostrado históricamente y de hecho, el 90% de las filtraciones se producen, bien desde las propias compañías, bien desde las auxiliares, tales como imprentas, o agencias de comunicación.
Por no comentar los casos en los que se ruedan en plena calle, antes de la presentación, los vídeos promocionales.
De hecho, en algunos casos, se sospecha que la filtración la puede llegar a realizar la propia firma, a fin de provocar el ya conocido “efecto viral” en la red. Pero no hay ninguna prueba y tampoco se trata de pensar mal.
Y cuando comentamos “debiera ser lo normal” o “no debiera merecer mayor comentario”... seguro que nuestros lectores entienden ya en qué estamos pensando.
Si, acertaron: en la política de “comunicación” de Canon, que entrega la información a un solo medio en todo el mundo (propiedad de una tienda online) en las condiciones más arriba citadas, al tiempo que al resto de los medios se lo entrega, días o semanas después y horas más tarde de que el citado medio lo tenga publicado –en evidente exclusiva– en sus páginas.
Los oídos de los responsables locales son hasta ahora sordos a las demandas de los medios, y nuestra duda razonable es si están haciendo todo lo que debieran para corregir la situación o simplemente no quieren”hacerse incómodos” ante Canon Europa y/o Canon Japón.
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