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Espejito, espejito....


Sony está comenzando a experimentar, en sus Alfa 33 y Alfa 55 los primeros problemas derivados de su inicio de navegación por los procelosos mares de la óptica relacionada con los espejos parcialmente espejados.

Dos son los problemas surgidos por el momento: El primero de ellos es la aparición de imágenes dobles ("fantasma") en determinadas partes de algunas de las tomas realizadas, y el segundo es la incompatibilidad con los objetivos fabricados por Sigma en montura Sony Alfa (en su origen Konica-Minolta).

Aunque no se cita cual es el factor que hace que esos objetivos funcionen bien en otros modelos de cámaras Sony Alfa y experimenten por el contrario problemas de abertura de diafragma y den aviso de error justamente en las Alfa 33 y Alfa 55, hace pensar que el conflicto radique en algún aspecto derivado del concepto del semiespejo.
Si bien Sigma, con política finamente japonesa sea la que pide excusas y asegura que modificará –más que reparará– esos objetivos libre de cargo, la causa no parece radicar precisamente en los objetivos, sino más bien en las cámaras.

A algunos, les molesta que se expresen dudas técnicas razonadas acerca del 100% de la viabilidad de ciertos proyectos, pero en ocasiones, la realidad puede darnos la razón o al menos parte de ella. Ya manifesté oportunamente que, desde el punto de vista óptico, colocar un semiespejo a 45º en el paso de los rayos de luz que han de conformar la imagen es “poner una zancadilla a los mismos” (*) y esas dobles imágenes parecen darme la razón, aunque aún aparecerán más “cosas”.

Si con la tolerante película el asunto tenía su importancia, con los poco tolerantes captores la cosa se pone más fea.
Al margen de los problemas de refracción y por tanto aberraciones cromáticas añadidas al atravesar el semiespejo, existe –ahora claramente– uno adicional. Ya más de un fabricante de objetivos se ha visto obligado a modificar las lentes posteriores de sus objetivos y los revestimientos antirreflejos de estas debido a los reflejos que se producían al incidir los rayos de luz sobre la superficie altamente reflectante de los captores (muy distinta de la película), imagínense lo que puede hacer –como factor añadido– esa cara posterior del espejo colocado a 45º.

En cuanto al problema con los objetivos Sigma, no conozco las interioridades del sistema, pero probablemente es cuestión del concepto de funcionamiento derivado del atrevido y bonito espejo, que o bien no ofrece información suficiente al sistema por reducción de la luz transmitida, o bien engaña al mismo por asunto de distintos caminos ópticos a los previstos en el diseño de caja de espejo original.

Una cosa está clara: si Sony deseaba disponer de un buen banco de pruebas para desarrollar sus propios sistemas ópticos y tecnología de imagen más allá de la mera electrónica, una vez superada la etapa de la compra de tecnología réflex a través de la adquisición de los restos de Konica-Minolta, a fe que lo tiene a través de estas Alfa 33 y Alfa 55, así como con su 16 mm “pancake” para las NEX 5 y NEX 3, un objetivo sobre el que en breve volveremos en un análisis de DSLR Magazine.

Y con esfuerzo, humildad y... dinero, esas “cosillas” se pueden superar.

(*) Por cierto: un prisma divisor de rayos es otra cosa, que un espejo aire-capa espejada-vidrio-aire

Ver nota de prensa de Sigma

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