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«Berg Elmar» o «Mountain Elmar»: una rara y muy atractiva óptica LTM de 1932

En el año 1932 se presentó uno de los más particulares objetivos Leica para su montura de rosca –LTM– el Elmar 10,5 cm f/6,3 conocido popularmente como «Berg Elmar» o «Mountain Elmar» esto es: «Elmar para Montaña».
© Valentín Sama

La idea era ofrecer un objetivo de focal media/larga lo más ligero posible,  destinado a acompañar a los fotógrafos en viajes y excursiones por el campo en general y por la montaña en particular. Un objetivo de aproximadamente el doble de focal del estándar de 50 mm para el «Kleinbild» Barnack de 2,4 x 3,6 cm.

Un «brassing» natural, nada de «Ersatz» © Leitz Photographica Auction

Tras el revuelo que ha supuesto que –hace 48h– se haya rematado en subasta, en 14.400.000 € (incluyendo comisión) la Leica «Null» Nº105 que el propio Oscar Barnack empleó de 1923 a 1930, puede ser un buen momento para, no ya sólo revisar, sino probar, esta muy particular óptica, destinada ya a modelos posteriores, con rosca normalizada y acoplamiento telemétrico, a partir de la Leica II (1932).

Nota: la prístina unidad de «Mountain-Elmar» o «Bertg Elmar» empleada para este artículo (de 1936) ha sido cedida gentilmente por mi buen amigo Augusto Liger, extraordinario experto en Leica y colaborador de la LHSA (*) y la Leica Society británica. (**)

La estética de esta óptica es muy particular y ello, unido a su relativa rareza –se produjeron sólo 3.965 unidades– (1) la hacen muy atractiva a los coleccionistas. Esa rareza se debe, en buena parte, a que no gozó de éxito comercial; más adelante veremos algunas de las posibles razones.

Elmar © Creative Commons

Los componentes ópticos, en el clásico esquema Elmar de 4 lentes en 3 grupos, en este caso sin revestir, están montados en un barrilete troncocónico. El acabado es exclusivamente lacado en negro (2), si bien la parte óptica propiamente dicha estaba montada sobre un segundo corto barrilete recto, con acabado, bien en níquel, bien en cromo.

Parasol y tapa en posición de transporte © Valentín Sama

El parasol –también lacado en negro– es a presión, y para el transporte se acopla invertido sobre la parte frontal de la óptica. Otra particularidad radica en que la tapa específica, en el mismo acabado, se acopla sobre la parte posterior del mencionado parasol, no sobe el frontal de la óptica...

Los filtros a utilizar, serían los A36, si bien se habla de la existencia –fuera de catálogo– de filtros a presión de Ø24 mm, así como de rosca de Ø22 mm. El peso del objetivo es de 240 gramos.

Ni que decir tiene que para un buen coleccionista, el Berg Elmar tiene que estar completo –con parasol y tapa– y con el acabado negro, tanto de ambos elementos como del barrilete, en buen estado. Para un simple usuario, los requerimientos podrían ser diferentes.

© Valentín Sama

El Berg Elmar 10,5 cm f/6,3 nos ofrece ajustes de diafragma –sin clics– para valores de f/9; f/12,5; f/18; f/25 y f/36, además de para la máxima abertura de f/6,3. La escala de profundidad de campo es completa, y en nuestra unidad de prueba ofrece un punto de referencia «R» para el enfoque infrarrojo. Sólo unidades más modernas incorporaban esta señal. La distancia mínima de enfoque es del entorno de 2,6 metros, siendo la marca más próxima referenciada en la escala, la de 3 metros.

Una bonita combinación con una Leica IIIa y el visor VIDOM, que ofrece ajustes –sin solución de continuidad– para las focales de 3,5 cm, 5 cm, 7,3 cm, 9 cm, 10,5 cm y 13,5 cm © Valentín Sama

Se dice –por parte de «las malas lenguas»– que el Berg-Elmar no es sino una óptica 10,5 cm f/6,3 anteriormente disponible para el formato de 6 x 9 cm (3) y montada sobre un barrilete ad-hoc para LTM. Erwin Puts, no parecía mostrarle mucho aprecio, y así escribía (4): ...«los objetivos para gran formato se calculaban de forma invariable según una menor demanda en lo que se refiere a calidad de registro de la imagen, debido al menor factor de ampliación [necesario]: se trata de un objetivo de bajo contraste, con una definición modesta del detalle de basto a fino, que [eso sí] se vuelve más brillante al diafragmar.»

Ello, me ha llevado a probar el Berg Elmar en el campo, y por ello os ofrezco algunos resultados, así como mi opinión... que no tiene por qué coincidir con la de Puts.

Muestras: todas las imágenes se dejan ampliar a un «clic»

Aunque no sea paisaje «de alta montaña» el Berg-Elmar ofrece un ángulo de toma muy adecuado para el mismo, sobre todo cuando hay –como es el caso– una barrera física (valla) por delante. A f/11, ISO 320 sobre Leica  Monochrom Typ 246; con «filtro de virado al selenio» © Valentín Sama

Dada la focal, todavía puede conseguirse una cierta plasticidad a la plena apertura de f/6.3. Leica Monochrom Typ 246 ISO 320 a f/6,3; con «filtro de virado al selenio» © Valentín Sama

Berg Elmar 10,5 cm f/6,3 a f/8 sobre Leica Monochrom Typ 246; «filtro de virado al selenio» © Valentín Sama

Berg-Elmar 10,5 cm f/6,3 a f/11 sobre Leica Monochrom Typ 246; «filtro de virado al selenio» © Valentín Sama

¿Válido para retrato?

Con una distancia mínima de enfoque de 2,6 metros,  ¿podremos aventurarnos en la fotografía de retrato?

Retrato del fotógrafo Rafael Roa mediante un Berg Elmar 10,5 cm f/6,3 a f/6,3. Recorte cuadrado de un fotograma en formato Barnack.  © Valentín Sama

Detalle al 100% de la imagen anterior © Valentín Sama

Berg Elmar 10,5 cm f/6,3 a f/11. © Rafael Roa

Evidentemente sí, incluso para primeros planos. En cuanto a la capacidad de registrar con detalle, «a las pruebas nos remitimos» examinando el recorte al 100%.

Para retrato de cuerpo entero, la perspectiva ofrecida es bien grata y la reproducción de detalle, más que correcta. A remarcar, que estas ópticas sin revestimientos antirreflejos pueden generar una estética no exenta de cierto encanto, al «iluminar las sombras» a través de un cierto nivel de «flare». Por contra, aquellas situaciones de intenso contraluz no son –per se– su terreno favorito.

Rareza y recorrido comercial

Dos fueron las principales razones aducidas para el ya comentado poco éxito comercial del Berg Elmar:

  • El peso de 240 gramos, siendo contenido, no era tan diferente del de un Elmar 90mm f/4 («flaco»), que era de 264 gramos;  los ángulos de toma eran de 24º y 27º respectivamente.
  • Su abertura máxima limitada a f/6,3
Este segundo punto, habría que evaluarlo, por un lado, en base a las películas disponibles en aquellos años, y por otro –curiosamente– según las condiciones previstas de utilización: en alta montaña.
Dentro del catálogo de Agfa, las películas más populares eran las:
  • Isopan FF, de sensibilidad 10º DIN (equivalente a ISO 8 actuales)
  • Isopan F, de sensibilidad 17º DIN (equivalente a ISO 40 actuales)
  • Isopan ISS, de sensibilidad 21º DIN (equivalente a ISO 100 actuales)
 
Agfa Isopan ISS, en presentaciones originales de135-36 y 120 © Valentín Sama

Lógicamente, había otras marcas, pero de sensibilidades similares, entre ellas la Perutz Perpantic, de 17º DIN, así como las Hauff, etc. (5) Hay que hacer notar que la sensibilidad de 21º DIN se consideraba asombrosamente alta para la época, y el caballo de batalla de los negativos «Kleinbild» de 2,4 x 3,6 cm de la Leica era el grano, ya que debían competir en las ampliaciones con los más establecidos, del orden de los 6 x 9 cm.
De ahí que el límite asumible para fotografía de paisaje fuesen los 17º DIN o quizá los 10º DIN, si se estaba dispuesto a «negociar» con su alto contraste inherente durante el revelado. Se hablaba de reveladores como el Atonal (Agfa), Emofin (Tetenal) y W 665 (Perutz).

A esas bajas sensibilidades había que añadir otro factor negativo: la sensibilización, sólo orto-pancromática hacia aconsejable –para fotografía de paisaje que incluyese algo de vegetación– el uso de un filtro verde «Nº 1», que robaba otro poco de luz... ¡nada menos que dos puntos!
Ello nos colocaba, para una Isopan F en una situación «sunny f/16» de aproximadamente 1/200 s a f/6,3 sin filtro y de 1/50 s con filtro. Pero con una Isopan FF... en una situación imposible salvo uso de trípode, lo que no cuadra muy bien con una excursión de montaña con algo de escalada o de esquí.
Pero ahora vamos con otro punto interesante: la altura de montaña y el actinismo.

La disminución del espesor de la atmósfera conforme subimos respecto al nivel del mar, supone un mayor actinismo, una mayor influencia energética sobre las emulsiones fotográficas al disminuir el efecto de filtro natural de ese espesor, sobre todo para determinadas longitudes de onda.


Así lo contemplan Zuehlcke-Kruckenhauser en su libro «Das Bergbild mit der Leica», del año 1938 (6) donde se habla mucho del Berg Elmar y se muestran diversas fotografías tomadas con el mismo. Todo ello en alemán.
Así, según Rhede, al que citan los autores, la exposición podría reducirse –según la altura respecto al nivel del mar– siguiendo los factores:
  • Altura 1.000 m: 3/4 de la exposición recomendada
  • Altura 2.000 m: 2/3 de la exposición recomendada
  • Altura 3.000 m: 1/2 de la exposición recomendada
  • Altura 4.000 m: 1/3 de la exposición recomendada
¡Muy curioso! ¿No es así? Conclusión: para montaña/alta montaña, el mayor actinismo venía «a salvar al soldado Berg Elmar» y su limitada abertura relativa a f/6,3.

Como cualquier otra óptica Leica en montura de rosca LTM, el Berg Elmar se pude usar sobre los cuerpos de bayoneta Leica-M –fílmicos y digitales–   mediante un simple adaptador de rosca a bayoneta. © Valentín Sama

Berg Elmar: conclusiones

Un raro y bonito objetivo, que más allá de su valor de coleccionismo, ha demostrado ser –aún hoy en día– una óptica más que competente; un testimonio de la calidad Leica desde sus orígenes hasta hoy.

Berg-Elmar 10,5 cm f/6,3 a f/11. © Valentín Sama

© Valentín Sama


(*) International Leica Society
(**) Leica Society
(1) Las cifras de producción habrían sido:
Año 1932: 1397 unidades
Año 1933: 825 unidades
Año 1934: 459 unidades
Año 1935: 600 unidades
Año 1936: 584 unidades
Año 1937: 110 unidades y cese de la producción
Total: 3975 unidades

(2) Al parecer, existieron unos muy pocos ejemplares de preproducción sin el acabado de laca negra, pero no es seguro que no fuesen «intervenciones» de usuarios
(3) La focal de 105 mm es característica para las populares  «folding» de ese formato
(4) En su obra, «Leica Lens Compendium»
(5) Debo confesar –delatando flagrantemente mi edad– que las utilicé todas...
(6) «La Fotografía de Montaña con Leica» Digitalización en PDF

Comentarios

YO ha dicho que…
Buenos días Valentín, por la foto en la que apareces, se te ve en un estado fenomenal.
Ya nos dirás el truco.
Sobre el actinismo, primera vez que lo siento. La regla es válida para peliculo en blanco y negro o para todo tipo de péliculas?. y para las películas actuales es válida ?
Y cómo ejemplo: a ver si lo entendí bien. Altura 3000 y sunny f16, habría que poner f 22?
Decirte que este año voy a hacer ibones al Pirineo y esta información la veo muy interesante.

Un abrazo

Luis Álvarez
Valentín Sama ha dicho que…
Hola Luís, gracias por el comentario; no me quejo... aunque ya sabes que para esas fotos uno siempre "mete un poco la tripa".

Si que es interesante lo del actinismo: por eso en alta montaña se pueden producir daños corneales por escasa protección de los ojos contra el ultravioleta...

La verdad es que ignoro si las emulsiones actuales responderán de forma muy distinta o no a las de los autores del libro mencionado en el artículo, pero pienso que sí: que a 3.000 metros ya se notará una cierta disminución del efecto filtro de la capa atmosférica.

Ya contarás... ¿vas por Panticosa?
¡Saludos!
YO ha dicho que…
Buenas Valentín.
Pues toca meter tripa....,
A tu pregunta.

Voy por Panticosa !
Cómo propuesta. Ibon de Bachimaña, y los ibones azules.
Llevo varios años yendo por el Pinineo Oscense y estoy confeccionando mi libro de recuerdos fotográficos.
Decirte que me acompaña mi Bronica 645RF.
Un fuerte abrazo

Luis Álvarez

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