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Esa «nueva» película en color que estás a punto de comprar... ¿qué estabilidad de imagen en el tiempo te ofrecerá?

No son muchas las películas en color disponibles hoy en día en producción, sean estas, bien negativas en color, bien inversibles, para dispositivas. Por eso es bienvenida cada nueva adición... o reedición. Entre las primeras podríamos citar la «ADOX Color Mission» y entre las segundas, la Kodak Ektachrome E100. Entremedio quedan, por ejemplo, aventuras más o menos fantasiosas como la Rollei Variochrome o productos anunciados y –de momento– nunca comercializados, tal como las películas en color de «Film Ferrania» o la «Fugu» de Japón.
Un bonito y delicado color... ¿por cuánto tiempo? © Valentín Sama

Muy recientemente, se han incorporado las emulsiones negativas en color de ISO 400 para el ubicuo proceso C41, ORWO Wolfen NC500, LomoChrome (sic) Color' 92, y –sorprendentemente– Ilford Ilfocolor 400 «Vintage Tone». Y sí, ¿lo adivinaron?... las dos últimas son –con certeza casi absoluta– productos reenvasados a partir de la primera. La ORWO NC500 se deriva de una película para cinematografía, pero sin la capa «remjet» que necesitaría del proceso ECN2.

© ORWO

© Lomography

© Ilford

Sobre gustos dicen que «no hay nada escrito», pero la presentación de Lomo me parece hasta elegante comparada con las otras dos...

La pregunta que quizá debiéramos plantearnos sería: si marcas tan reputadas como Kodak y Fujifilm, especifican en los embalajes de sus películas en color lo siguiente; «Puesto que los colorantes pueden sufrir cambios a lo largo del tiempo, este producto no será reemplazado por, ni está garantizado frente a cualquier cambio de color»,...¿qué podemos esperar al respecto de productos más o menos experimentales de firmas desconocidas o menos conocidas? Y la cuestión de esa mayor o menor durabilidad del color viene de lejos...

© Valentín Sama

Curarse en salud. Traducido: «si  se te borran los colores, reclama al Maestro Armero». Común a todas las marcas.

Sin embargo, la alarma vino, hacia 1980 de la mano de las populares copias comerciales en papel en color. Así, un cliente de un estudio fotográficos profesional se quejó de que una fotografía de la ceremonia de graduación de su hijo –en papel Kodak– había perdido el color tan sólo 7 años después de haberse realizado. El recorrido se lo pueden Uds. imaginar: el fotógrafo no podía ofrecer más que una nueva copia al 50% de precio, el laboratorio se lavaba las manos, y Kodak... también, por supuesto. La razón era muy sencilla: el material Ektacolor de la copia era inherentemente inestable. La catástrofe era monumental: toda una generación podía perder sus recuerdos más queridos y de hecho así fue, pues el problema no afectaba exclusivamente a Kodak, sino a todo el resto de fabricantes.

En este artículo me centro especialmente en el material fotoquímico en color original de cámara, principalmente para dispositivas por proceso E-6, y sólo de paso –por el momento– a soportes opacos, como papel cromógeno RA4. película instantánea o soportes «inkjet», así como al extinto y famoso Cibachrome o Ilfochrome (1).


De todo lo anterior  y mucho más se hizo eco Henry Wilhelm en su libro «The Permanence and Care of Color Photographs». El conflicto de la permanencia también le ofreció a H.W. la posibilidad de crear un lucrativo negocio de prueba y certificación para los fabricantes de películas, papeles y tintas de inyección: Wilhelm Imaging Research. Esta obra puede «bajarse» sin cargo desde la web de WIR. 

El sistema cromógeno y los copulantes de color

El funcionamiento de una película cromógena en color, tiene bastante de «alquimia» pero nos permite entender mejor el problema de la degradación de color con el tiempo. Vamos a «tirar» de una conocida imagen de mis propios archivos, de mi época de «beta-tester» de películas Kodak (2).
Estamos ante un corte transversa real de una película para diapositivas Ektachrome 100 Plus o EPP. En la parte de la izquierda sin procesar, y en la de la derecha ya procesada. 

Para orientarnos: la luz procedente del objetivo que ha de realizar la exposición, viene «de arriba a abajo» en este esquema,  corte real de una película © Kodak/Valentín Sama

Una imagen en blanco y negro

Una película en color típica, trabaja por tricromía, pero lo que quizá pueda sorprender a algunos es que es fundamentalmente... ¡una película en blanco y negro! Espera... sería más correcto decir tres películas... ¿o quizá seis?
Veamos: el secreto radica en que –lejos de emplear emulsiones pancromáticas en B/N las vamos a emplear estrictamente monocromáticas, y así las emulsiones 3 y 4 son sensibles sólo al azul, las 7 y 8 al verde y –finalmente– las 10 y 11 sensibles al rojo.

Vamos a fijarnos en varias argucias de ingeniería:
a) Puesto que la luz azul ya ha cumplido su misión impresionado las capas 3 y 4, no nos interesa que siga su camino, creando halos y rebotes en las partículas de haluros de plata, así que... ¡colocamos un filtro amarillo (su complementario), la capa Nº5, absorbiéndola!
b) ¿Lo adivinaron? Sí: otro tanto haremos para la luz verde con el filtro magenta de la capa Nº 9.
c) A observar que cada una de las emulsiones de blanco y negro es de doble capa –de grano «T» o tabular– siendo de sensibilidades distintas (rápida y lenta). Con ello conseguimos una mejor escala tonal y también una mejor cobertura del grano, un resultado más tupido.
De esta forma, tras la exposición, las componentes roja verde y azul  (RGB) del sujeto, de la escena, las tenemos registradas por separado en emulsiones de blanco y negro: ¡unos «negativos de separación»!

Las «intercapas» Nº 6 y Nº 7 de tipo «scavenger» o «carroñeras» se encargan –a modo de fuerzas de interposición– de neutralizar compuestos químicos que pudieran resultar «tóxicos» para capas contiguas, al tiempo que la capa Nº 13 es la clásica capa antihalo. Las Nº 1 y Nº 2 son una antifricción protectora y un filtro ultravioleta... ¿sorpresa para esto último?

Los copulantes de color y el «Velcro»

Esas emulsiones en blanco y negro se diferencian respecto a las más convencionales no ya sólo en ser monocromáticas, sino además, en incorporar unos enlaces a modo –es un símil– de una de las dos tiras de un Velcro: unos copulantes de color, orgánicos. Tras el paso de un revelador en blanco y negro convencional, esos copulantes quedan activados de forma proporcional a la cantidad de plata expuesta correspondiente a cada parte de la escena.

El siguiente paso clave –puede haber otros intermedios de acondicionado– es el «revelado de color». ¿Adivinaron el componente principal de ese baño de revelado en color? ¡Sí, la otra parte de «la tira de Velcro», los otros copulantes de color! Y copulan, ¡vaya si copulan con los de las emulsiones de blanco y negro! Ahí entendemos la separación por capas para el rojo, verde y azul por separado: para que cada color se genere de forma limpia e independiente.
Ya tenemos una representación en color del sujeto, pero ¿qué tenemos que hacer para que sea limpia y clara?
Una copia cromógena en color por el procedimiento negativo-positivo (no Cibachrome) adquirida a su autor, Toni Catany, en 1973. A pesar de haberse conservado cuidadosamente, acusa una fuerte degradación. Como muestra, los bordes de la imagen, que deberían ser... blancos.

¡Eliminar esos molestos negativos en B/N que nos enturbian la visión! Y para eso está el baño de blanqueo-fijado o «blix», que disuelve tanto la plata expuesta como la no expuesta. (3)
Tras el mismo, obtendremos la parte de la derecha en la imagen de más arriba, pues también los filtros amarillo y magenta, en uno u otro paso del proceso, junto con la capa antihalo, se habrán eliminado.
Si esto no os parece suficiente «magia química» en este proceso «cromógeno» o «formador de color», vamos a ver unos cuantos puntos más:
  • El fabricante de la película tiene libertad para determinar cómo ha de ser el color que se genere: y así obtendremos, bien la saturación de un Fujichrome Velvia, bien la de un Ektachrome E100, o quizá la paleta de un Kodak Portra, un Ektar o un Adox Color Mission... Esa libertad permitiría operar generando colores a medida e incluso «falseados» como los de las antiguas películas Ektachrome Infrared. Igualmente, permite generar colores complementarios en el caso de una película negativa en color, así como su máscara anaranjada.
  • Pero... esa paleta de color debe ser exactamente la prevista por el fabricante de la película independientemente del fabricante de los productos químicos para el tratamiento según los procesos estándar E6 o C41 (dispositivas/negativo).
  • Las sensibilidades de las emulsiones 7 y 8 tienen que ser superiores a las de las capas 3 y 4, pues se habrá producido absorción de luz, tanto por las sales de plata como por el filtro amarillo... y naturalmente habrá de ser aún más alta las de las capas 10 y 11. ¿Observan Uds. que llevan más plata que las 3 y 4?
Pues bien: en este complejo proceso de generación de color mediante compuestos orgánicos, en un delicado proceso químico, con ciertas tolerancias –aunque mínimas permisibles– de tiempo, temperatura, pH, agotamiento de baños, etc. – radica su debilidad frente a la degradación de ese color a lo largo del tiempo. El fabricante de la película puede elegir la composición de sus copulantes de color, pero no la de los productos de procesado y además –tal como hemos visto– tienen que ser compatibles entre sí.
Cibachrome a partir de un Ektachrome 64 de 6x9 cm © Valentín Sama

Cibachrome a partir de un Kodachrome 64 de formato Barnack © Valentín Sama

Ambas circa 1985, antes de la aparición de la fotografía digital, las copias Cibachrome (*) representaban uno de los muy escasos materiales en color realmente estables y con propiedades museísticas. Las muestras de arriba están impecables en la actualidad.

Sin duda, el deber –al menos moral– del fabricante de película sería conseguir que los colores se mantengan sin degradar el mayor tiempo posible, pero puesto que una cierta pérdida de densidad (del 8 al 10%) parece que va a resultar inevitable, tiene que hacer un poco más de magia: ¡que dicha pérdida sea igual de lenta (o rápida) para cada una de las capas de color! De esa manera, quizá percibamos esa disminución de la saturación general de color, pero no la extremadamente delatora desviación del mismo, con aparición de feas dominantes.

Muestras de 50 años de experiencia personal

Vamos ahora a tirar de archivo. Hace aproximadamente 50 años, durante viajes, utilizaba distintos tipos de película, en ocasiones de forma simultánea, en dos o más cuerpos de cámara, y ello a fin de disponer de distintas sensibilidades. Esos viajes se compartían con uno o dos amigos, y por ello, algunas diapositivas se duplicaban, a modo de recuerdo. Todas esas diapositivas se han mantenido juntas, en oscuridad, en condiciones domésticas adecuadas, en cajetines listos para proyección. ¿Qué tal han conservado sus colores esas imágenes?
Pues... os voy a mostrar unas imágenes extremadamente reveladoras.

Kodachrome 64 © Valentín Sama (**)

La imagen  de arriba fue captada sobre película Kodachrome 64 en octubre del año 1976 en una reserva natural de Terschelling, una de las islas Frisias Holandesas, a donde nos desplazamos en nuestro 1430 en una de nuestros muchos viajes. A la derecha, Luisa Rojo, fotógrafa, con su inseparable Olympus PEN FT negra de medio formato y un Zuiko 25 mm f/4. El color, casi medio siglo después, está impecable.

Kodak Ektachrome Duplicating  © Eduardo Bueso

¡Muy interesante poder disponer de esta imagen tomada en el mismo momento de la anterior! Eduardo Bueso –fiel compañero de múltiples viajes– hace la toma de la escena anterior desde otro ángulo, y se realiza, en el mismo mes y año un duplicado de la misma, conservada junto a la primera. El color, la imagen, está casi totalmente desvanecida y además, acusa fuertes dominantes.

Kodachrome 64. Olympus OM-1 con Zuiko 200 mm f/5 a f/5 al amanecer. © Valentín Sama

En la imagen, también de 1976, los valores del Kodachrome siguen siendo impecables. Ahora vamos a ver qué fue del duplicado de una imagen tomada en el mismo instante...

Kodak Ektachrome Duplicating © Eduardo Bueso

Una imagen casi perdida. Densidad, colores... una catástrofe

Pero no sólo son los duplicados. Vamos a ver algunas imágenes de otros materiales. Por ejemplo los Fujichrome R de la época.

Noruega, 1973. Eduardo Bueso en un descanso en la pista rumbo a Cabo Norte. Fujichrome R.  Densidad, contraste y colores totalmente alterados, con feos resultados © Valentín Sama

Es cierto que un escáner dotado de software de «recuperación de color» puede permitirnos «rescatar» parcialmente alguna imagen de nuestro interés (arriba) y en este terreno podemos esperar buenas cosas futuras de la IA, aunque supongo, más bien poco fieles en los resultados. Obsérvese que se ha alcanzado una DMax (borde) bastante digna.

Noruega, 1973. En los frecuentes ferris noruegos necesarios en la pista rumbo a Cabo Norte en aquellos años (5.124 Km), el espacio se aquilataba al máximo y un buen freno de mano era clave. Fujichrome R.  Densidad, contraste y colores totalmente alterados igual que en el resto de las tomas con esa película © Valentín Sama


Agfachrome, circa 1982. Carboneras en fiestas. Olympus OM-2. Zuiko 200 mm f/5 a f/11. Colores un poco desvaídos, pero eran parte del carácter de la película. No tan mal... Sin embargo otros autores pueden mostrar peores resultados de la misma época, que podrían ser dependientes del procesado. © Valentín Sama

Conclusiones

La degradación con el tiempo de los materiales fotográficos cromógenos para los procesos C41, E6 y RA4 puede ser exagerada, y ello para los fabricantes más reputados. El material Kodachrome, que seguía procesos distintos al cromógeno de copulantes de color para las versiones Kodachrome 25, 64 y 200, siendo el K14 el más moderno, ofrecía una resistencia al envejecimiento muy superior: todas mis diapositivas de hace 50 años y más están impecables. Lamentablemente, se dejó de fabricar y no volverá.
Sinceramente, dudo mucho que las pocas emulsiones en color que están apareciendo en los últimos tiempos ofrezcan una fiabilidad elevada en lo que a conservación se refiere. Puedo y deseo estar equivocado y no lo veré.
Por eso, si disparáis material analógico en color actual, una recomendación: escanead en alta resolución al menos vuestras tomas preferidas. (4)

Finalmente una breve consideración: a la vista de los precios de más abajo, y salvo que busquéis una «paleta de color» o granularidad muy especial, para experimentar... ¿merece la pena usar según que tipo de película?

Unos pocos precios, a primeros de septiembre de 2023 para películas negativas en color de ISO 400

Entre paréntesis precio por fotograma
LomoChrome Color'92 135-36: 12,90 € (0,358)
ORWO Wolfen NC500: 135-36: 15 € (0,416)
Ilford Ilfocolor 400 Vintage Tone 135-24: 17,79 € (0,741)
Kodak Ultramax 400 135-24: 9,70 € (0,404)
Kodak Portra 400 135-36: 20 € (0,555)

(1) El Cibachrome era el único material en color con calidad «de museo», junto con materiales de transferencia como el «Dye Transfer» o el Fresson en color.
(2) Solamente para Kodak hice pruebas Beta de tres generaciones de Ektachrome y una del maravilloso Kodachrome Professional para formato 120. Otras muchas pruebas Beta, en lo que se refiere a material fungible, fueron para Polaroid.
(3) En un proceso en color se recupera –para su reutilización industrial– un porcentaje muy alto de la plata incorporada a la emulsión original.
(4) Y claro, guardad esos archivos en soportes digitales múltiples y diversificados...
(*) Por destrucción selectiva de tintes, con colorantes Azo, nada de copulantes de color
(**) Aunque parezca lo contrario, el protagonismo de la imagen no es mi viejo pero fiel trípode Vivitar –que se quedó ahí– ¡sino las pequeñas setas blancas, tipo «Schwan» (cisne) propias de esa reserva natural, según los chicos expertos que aparecen en la foto!




Comentarios

JCS ha dicho que…
Sr Sama,
Probablemente el principal handicap del soporte fílmico con respecto al digital. Creo que las condiciones de almacenamiento y conservación son muy importantes para no aumentar la inestabilidad propia de los materiales con el paso del tiempo, no solo la película sino copias en papel fotográfico humedad, temperatura, materiales de almacenamiento químicamente neutros etc.
Pero el soporte digital también tiene sus problemillas, un disco duro que deja de funcionar o tiene sectores corruptos inesperados o peor aún la obsolescencia tecnológica, ¿estamos seguros de que podríamos recuperar las fotos almacenadas en un disco duro de hace digamos... 20 años atrás? compatibilidad de sistemas operativos, interfaces, conectores etc.. en este caso el desvanecimiento sería reemplazado por la "volatilización binaria".
Curiosamente este es un tema muy poco hablado en los sitios especializados en fotografía y que no se le da la merecida importancia -si es que nos interesa conservar nuestra fotos-.

Gracias por esparcir conocimiento. Un saludo.

JCS
YO ha dicho que…
Buenas tardes Valentín.
Dispongo de una formación química, y la explicación del proceso me parece muy interesante." Nunca me acostaré sin aprender algo nuevo "
Es ir bloqueando las longitudes de onda selectivamente. Me recuerda mucho a la marcha análitica del sulfhídrico. Y quizás les valió de inspiración a sus precursores.
Ánimo a todos los lectores que tengan muy presente, tu recomendación sobre el escaneado. Y la pregunta:
Que laboratorios conoces que sepan trabajar el Kodachrome?.
Un abrazo.
Luis Álvarez
Valentín Sama ha dicho que…
Gracias, Luis, por las amables palabras.

La verdad es que el sistema cromógeno siempre me pareció muy ingenioso. Se me olvidó comentar que algunas películas modernas llevan hasta 21 capas, pues algunas son para colores «intermedios» a fin de poder ofrecer tonalidades más sutiles.

En este momento, ya no queda ningún laboratorio para Kodachrome en activo, pues Kodak decidió «cargarse» todo el sistema: película y procesado hace años. La última tanda la hizo «Dwayne's Photo» 30 de diciembre de 2010.

Seguro que –en más de una ocasión„ al ver el tirón actual de lo fílmico– en Kodak Alaris se han arrepentido amargamente de aquel tijeretazo.

Ya de paso: que nadie se crea la historia de «el último Kodachrome de Steve McCurry» ya que todas las tandas se hacían en rollos largos empalmando los rollos individuales de múltiples clientes. En torno a 100.

Saludos.
Valentín
Valentín Sama ha dicho que…
Hola de nuevo, JCS

Totalmente de acuerdo: tengo unos cuantos discos duros llenos de vaya Ud. a saber qué, a los que no puedo acceder por falta de cableado y alimentadores específicos «descarriados».

Sin embargo, mis cajetines de diapos Kodachrome de 1973 y anteriores, están listos para ser usados, llenos dediapos de colores intactos. Con su fecha –mes y año– estampada por el laboratorio en cada marquito.

Y sí: además dispongo de varios proyectores funcionales.

Gracias por las amables palabras.

Saludos!

Valentín

JCS ha dicho que…
Sr sama,
Basándome en su sugerencia me permito una consulta personal que creo puede ser de utilidad para otros aficionados.

Quiero digitalizar mis negativos y llevo varios años cavilando sobre el tema. Me baso en las siguientes premisas:

1. Entiendo que si no hay limitación de presupuesto la mejor opción es un scanner de tambor (Hasselblad) pero no sería una opción para mi por su elevado precio.
2. Entiendo que un scanner dedicado de película sería superior en resultados a uno plano (flatbed) Epson, Canon etc. aunque no tan versátil.
3. La mayoría de mi material es 35mm aunque tengo una cantidad no despreciable en formato medio (6x6) los scanners de película multiformato son bastante mas caros que los de 35mm exclusivamente.

Si estas premisas son correctas cual sería es la opción mas adecuada dentro de un presupuesto no mayor a 1000 €, algún modelo de Plustek? poniendo como primer atributo la calidad de imagen escaneada y valorando el software de procesamiento incluido en la dotación suministrada.

Muchas gracias.
Un saludo. JCS
Valentín Sama ha dicho que…
Saludos, de nuevo, JCS,

Los escáneres de tambor virtual Hasselblad, dejando a un lado su precio, entiendo que ya no se fabrican. Pienso que tampoco eran ideales para diapositivas de 35 mm en marquitos...

Personalmente utilizo un Reflecta MF500 que creo está fuera de producción y debía ser una derivación de Plustek.

El modelo actual de Plustek, es el OpticFilm120 Pro (https://plustek.com/esd/products/film-photo-scanners/opticfilm-120-pro/)que, al igual que mi Reflecta, llega hasta el 6x12 cm, sólo que ahora con más prestaciones.

Yo compré mi MF500 a precio de ganga, de un distribuidor, porque el cliente que adquirió la última unidad estaba harto de la porquería de software que lo acompañaba. Ahora, lo gestiono con el software de Vuescan, que es capaz de hacer «correr» infinidad de aparatos, incluso de lo más obsoletos, de los que tengo varios «para oficina».

A destacar que el soft que aporta el OpticFilm120 Pro es de los «buenos».

Los Epson que permiten escanear hasta placas de 8x10 pulgadas, son muy tentadores, pero son famosos por ofrecer archivos muy pesados pero de poca «chicha».

Respecto a digitalizar con cámara, no está mal, pero personalmente, he vuelto al escáner.

Por cierto, una recomendación: al revelar rollos nuevos en color, vale la pena pedir ya los escaneos al laboratorio. Al hacerse antes de cortar la película no son TAN caros y dan una calidad bastante buena ofreciendo incluso archivos TIFF. Si luego queremos mejorar algún fotograma en concreto, pues a emplear tiempo con nuestro escáner.

Todo esto es muy personal... pero añado: para escanear u número elevado de originales, vale la pena considerar contratar un becario, o compatibilizar la tarea leyendo entretanto el Ulyses en versión original, seguido de «El Arco Iris de Gravedad».

No veo el precio del escáner mencionado, pero debería estar por debajo de los 1.000 euros.

¡Saludos!
YO ha dicho que…
Buenas Valentín.

De mi anterior pregunta, me doy cuenta que no fue acertada.!

Por ello: Que labaoratorios conoces y has usadao que sepan escanear el Kodachrome?.

Luis Álvarez

Valentín Sama ha dicho que…
Hola,

En realidad creo que lo interpreté yo mal, aunque hubo un momento que dudé.

El Kodachrome, según mi experiencia escanea fácil y noble. En mi software Vuescan hay un preajuste específico.

No se de ningún laboratorio que lo pueda gestionar especialmente bien, pero en Madrid, me consta que Olga, en Movolcolor es muy buena escanerista y que Interphoto también lo podría gestionar bien. Debe haber bastantes más...

Y por supuesto, uno mismo, con un escáner específico para originales transparentes. También se podría digitalizar en cámara y –tras unas pruebas– encontrar un perfil de color y contraste ad-hoc.

El Kodachrome 200 era un poco más problemático... pero se usaba menos.

Saludos cordiales

Valentín
JCS ha dicho que…
Sr Sama,
Gracias por la información. El scanner Plustek Optic film 120 no baja de 2000€, así que supongo que la opción para mi sería alguno de la serie 8XXX que solo escanean 35mm, en concreto creo que el mejor dotado es el 8200i AI y debería olvidarme de digitalizar la película 120. Lo que no tengo claro es la diferencias entre si que tienen las versiones de software de los distintos modelos 8200 de la misma marca.

Gracias, un saludo.

JCS
Valentín Sama ha dicho que…
¡Cáspita con el precio del Optic Film 120!

Veo que los 400 euros que pagué por mi Reflecta MF 5000 «indeseado» sí que fue una ganga...
Puestos a invertir, y siempre que entre dentro del presupuesto, yo optaría por el 8200i AI ya que lleva una tabla de calibración IT8, al tiempo que la versión del SilverFast (un estándar de escaneo bastante popular) parece más avanzada.
Pero me temo que son 200 euros más...
Saludos cordiales
Valentín

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