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Leica CL: una "Leica M compacta" de 1973 (I)

Tras la todavía relativamente reciente presentación de la «Leica M6» (*) –más que un nuevo modelo, una recreación de uno vintage–, creo que puede ser un buen momento de recuperar una pequeña joya analógica (1) de montura Leica-M: ¡la –en mi opinión– infravalorada Leica CL!

© Valentín Sama

Mucho y muy bueno hay escrito sobre ella, pero, por un lado, la mayoría no está escrito en español, y por otro, al llevar ya un tiempo publicado, creo que hay detalles que se pueden actualizar; además... trataré de aportar algo personal.

Leica CL: diseño y construcción

Producida por un corto período de tiempo, de 1973 a 1976, la Leica CL resulta difícil de clasificar: una telemétrica que comparte montura con la de toda la serie Leica M, pero que según la firma sólo sería parcialmente compatible con la serie de ópticas Leica M... Y sus dos objetivos «dedicados», presentados al mismo tiempo  –los Leitz Wetzlar Summicron-C 40 mm f/2 y Elmar-C 90 mm f/4– comparten igualmente montura Leica M, pero –de nuevo, según la firma– no serían 100% compatibles con los cuerpos Leica M... ¿Y este galimatías? Paciencia: más adelante analizaré este tema tan peculiar.

El propio manual de la Leica CL indica que la montura a bayoneta es idéntica a la de los modelos de cámara de la serie M. Sin embargo desde Leitz se expresaban reticencias acerca de usar –sobre esos mismos modelos– las dos ópticas «dedicadas»: las Leitz Summicron-C 40 mm f/2 y Elmar-C 90 mm f/4.

Un poco de historia

Hacia 1973, tanto Leica como Minolta habían llegado ya hace un tiempo a la conclusión de que una colaboración tecnológica sería beneficiosa para ambas partes: Leica necesitaba «know how» acerca de electromecánica para sus réflex monoculares, y Minolta se beneficiaría del «know how» óptico, de precisión mecánica y de control de calidad de Leica.

Corte esquemático de una Leica R3 © Leica

Podría decirse que los frutos más visibles de esa colaboración fueron, por un lado la Leica R3, la primera SLR de Leica de control electrónico, y por otro lado, dos cámaras casi idénticas: la Leica CL y la Leitz Minolta CL. ¿La diferencia? Muy sencillo: el grabado y la denominación de las ópticas dedicadas: si en el caso de la Leica CL eran las comentadas Leitz Summicron-C 40 mm f/2 y Elmar-C 90 mm f/4, las Minolta CL se emparejaban con los Minolta M-Rokkor 40 mm f/2 y M-Rokkor 90 mm f/4.
Grabado en la placa inferior de una Leica CL. En la ventanilla del círculo, el recordatorio de la clase de película cargada © Valentín Sama

Tanto los cuerpos de la Leica CL como de la Minolta CL estaban fabricados por Minolta en Japón, y así consta en el grabado de la base, y los objetivos...¡ah los objetivos! Eso para luego.

La Leica CL en cifras

Con unas dimensiones de 121 mm x 76 mm x 32 mm,  la Leica CL sería la más pequeña cámara para montura de bayoneta Leica M jamás comercializada. Com referencia, una M4 de la época, obedecía a unas dimensiones de 138 x 77 x 36 mm para 600 gramos de peso. Con un cuerpo enteramente metálico, la Leica CL pesa –oficialmente– 365 gramos y con el objetivo Leica Summicron-C 40 mm f/2, la báscula señalaría 510 gramos.

Y esa parece ser que fue la idea original para la Leica CL: crear una cámara telemétrica más compacta y económica que las Leica M coetáneas, pero fabricada con los mismos estándares de alta calidad. Y no sólo eso: para entonces, con la Leica M5, la firma ya había sido capaz de incorporar el primer sistema de medición a través del objetivo (TTL) en una telemétrica de la serie M y así, la pequeña y modesta Leica Cl también lo incorpora (2).

 © Valentín Sama

El parasol de goma, plegable, forma parte del equipo original del Summicron-C 40 mm f/2
 © Valentin Sama

Pero para hacerla más pequeña y económica, fue necesario hacer algunas concesiones, y más concretamente en el apartado del telémetro. Algunos dirían que también en el del visor, pero, en lo que concierne a este, si en algún aspecto es inferior al de una «auténtica» Leica M, en otros es –curiosamente– superior.

El telémetro de la Leica CL

Su base física es de 31,5 mm que, en combinación con un factor de visor de 0,6 x, arroja un valor eficaz (BE) –resultado de la multiplicación de esos dos valores– de 18,9 mm. Frente a los valores de –por ejemplo– una Leica M4 de la época, con una base física de 68,5 mm y un factor de 0,72 x, lo que representa una BE de 49,32 mm, la base eficaz es apreciablemente más corta. Puesto que en un sistema telemétrico cuanto mayor es la base efectiva, mayor es la precisión y la capacidad de discriminación del punto de enfoque, una Leica CL estaría teóricamente en clara desventaja respecto a una «hermana mayor» Leica M» (3). 

Una Leica M4-P frente a una Leica CL: me he tomado la libertad de señalar –mediante asteriscos en rojo– las ventanas del visor y el telémetro, a fin de facilitar la comparación de la base física de uno y otro para cada modelo de cámara © Valentín Sama

Esa es una de las razones por las que, desde el momento del lanzamiento de la Leica CL la firma recomendaba no utilizar objetivos de focal mayor de 90 mm y apertura máxima mayor a f/4, así como focales del entorno de los 50/40 mm y luminosidad mayor de f/2. La más crítica profundidad de campo derivada de superar esos límites, podría impedirnos alcanzar la «calidad Leica» inherente a las ópticas de la firma. Con focales más cortas, obviamente menos problema.

Todo esto, nos lleva a un terreno... «viscoso». Ello no es otro, que, desde el momento del lanzamiento de la CL, desde Leica, además de las restricciones más arriba citadas, se deslizó que la pareja de ópticas «dedicadas» Leica Summicron-C 40 mm f/2 y Elmar-C 90 mm f/4 ...«no era recomendable para ser usada sobre cuerpos Leica M distintos de la Leica CL, debido a diferencias en la leva de acoplamiento telemétrico de dichos objetivos...» Mucho se ha discutido y escrito sobre este tema, y ya os puedo anticipar mi opinión personal: se trata de lo que los norteamericanos definen como «BS» o «Bull Shit». Más adelante, en un próximo artículo, al hablar acerca de la experiencia de manejo de la CL y su prueba, me extenderé sobre ello.

Leica CL: el visor

Este componente es el segundo, junto a la base del telémetro, que marca diferencias destacables respecto a las Leica M de la época.

Muestra, conjuntamente, marcos luminosos para las focales de 40 mm y 50 mm, independientemente de que esté acoplada o no cualquiera de las dos focales. No obstante, si acoplamos un objetivo de 90 mm, aparece, además, el marco luminoso correspondiente a esa focal; igualito que en una Leica M. Pero este visor nos muestra más cosas...

Emulación del visor de la Leica CL. Imagen de un folleto promocional. Pueden observarse los marcos de encuadre para las focales de 40 y 50 mm, la barra de selección de los tiempos de obturación, y –a la derecha– la aguja del exposímetro en la muesca de ajuste de «exposición correcta», En el centro, la «mancha» del telémetro.  © Leica

Así en la parte superior del encuadre figura una banda translúcida en la que aparecen los tiempos de obturación (de 1/1000s a 1/2s mas B), al tiempo que un índice rojo nos muestra el valor que tenemos seleccionado... ¿se puede pedir más en este compacto y –en su momento– económico modelo? ¡Pues sí: en el margen derecho del encuadre disfrutaremos de las indicaciones del exposímetro TTL incorporado, vía su aguja de galvanómetro!

El visor de la CL goza de corrección automática de paralaje desde infinito hasta la distancia mínima de enfoque de 80 cm, con la particularidad de que todas las indicaciones arriba mencionadas se desplazan, no sólo los marcos luminosos de encuadre.

El exposímetro

Los diseñadores de la Leica CL (1973-1976) aprovecharon el conocimiento adquirido con el desarrollo  de la M5 (1971-1975) –la primera Leica M con medición TTL– para crear un dispositivo muy similar para su pequeña cámara. Opera en base a una fotorresistencia CdS de Ø 7,5 mm, montada sobre un brazo articulado. Con el obturador armado, la célula se ubica justo por delante del obturador planofocal, permitiendo una lectura extremadamente puntual de la luz reflejada por el sujeto –a la abertura de trabajo del diafragma– para un 7% central del aérea de la imagen.

La célula CdS en posición de medición, justo antes de escamotearse al iniciarse el disparo. Puede entenderse el fuerte carácter selectivo de las mediciones © Valentín Sama

Para hacernos una idea: con la focal de 90 mm, el área de medición corresponde a un círculo central cuyo diámetro corresponde al del ancho de la «mancha» del telémetro, y para la focal de 40 mm, el diámetro del área de medición es el doble... ¿no querías medición selectiva? Al disparar, una fracción de segundo antes de abrirse la primera cortinilla del obturador, el brazo articulado escamotea velozmente la célula CdS. Lamentablemente, este ingenios sistema es el componente que con mayor frecuencia podamos encontrar averiado en una Leica CL. A notar, que –debido a la posición de esa célula– determinados objetivos, como es el caso de los retráctiles (rosca), Hologon y algún otro especial no deben usarse sobre la CL. Ahora,  por alusiones, vayamos con el obturador.


En rojo, el sistema del exposímetro. En verde, obturador y su armado. En azul, componentes ópticos del visor y el sistema telemétrico. © Leica

El obturador

Con un ancho casi dos centímetros más corto que el de una Leica M, sistematizar el obturador planofocal en la CL podría ser un problema, ya que los espacios para el chasis de película de 35 mm y la bobina receptora son inamovibles... Así, por tanto, se utilizó una solución muy ingeniosa: ¡un obturador planofocal –igualmente de cortinillas textiles– pero de recorrido vertical! Al ser más corto el recorrido –24 mm en lugar de 36 mm– se mejoró además el tiempo de sincronización para flash electrónico: 1/60 s en lugar de 1/50 s.

La disposición de los mandos de ajuste de tiempos de obturación es radicalmente distinta, también en aras de conseguir un cuerpo de tamaño lo más reducido posible.  © Valentín Sama

En el corte esquemático (arriba) se pueden apreciar los tambores de enrollado de las cortinillas, ambos abajo, una segunda solución muy ingeniosa: conseguir sistematizar ese esquema vertical, reduciendo, además, respecto a una M4, un milímetro la altura del cuerpo y –aún más difícil– otro milímetro el grosor del mismo. Ello habla muy bien del equipo de ingeniería de Leitz/Minolta. Curioso, no obstante, por un lado que «no quedase sitio» para ofrecer el valor de un segundo de exposición, y por otro lado la opción de tiempos intermedios de valores de obturación. (4)

Leica CL: los objetivos «dedicados»

Leitz Summicron-C 40 mm f/2

Estamos ante un esquema «doble Gauss» de seis lentes en cuatro grupos, con los revestimientos sencillos más generalmente disponibles en la época, pero en este caso muy avanzados. (5). Con un largo de 24 mm (hasta la montura, para Ø 51,35 mm (base) y Ø 45,5 mm (frontal), pesa tan sólo 127,5 gramos, a pesar de su construcción enteramente metálica. El parasol específico añade 8 gramos y un filtro (Series 5.5) 6 gramos adicionales.


En la imagen, se puede apreciar bien la diferencia de tamaño entre el Summicron-C 40 mm f/2 –a la izquierda–  y el Summicron-M 50 mm f/2 clásico © Valentín Sama

La distancia mínima de enfoque es de 0,8m, con indicaciones adicionales, para 0.9m, 1m, 1.2m, 1.5m, 2m, 3m, 5m, 10m e infinito. El arco de giro completo es de aproximadamente 95 grados. En el próximo artículo, acerca del manejo y resultados de la CL. analizaremos la importancia de ese dato. La escala de profundidad de campo es completa, y el diafragma –de 10 palas– va de f/2 a f/16 también con «clics» intermedios.


Aunque, por la imagen pueda parecer lo contrario, los parasoles son accesorios, a rosca, de goma, y pueden llevarse plegados sobre los objetivos. © Leica

Leitz Elmar-C 90 mm f/4

Un esquema Elmar típico de cuatro lentes en cuatro grupos –no «tele»– en la focal de 90 mm, Con un largo de 61 mm, pesa 248 gramos, para un Ø 51 mm en la base y Ø 43 mm en el frontal. Admite los mismos filtros de Series 5.5 del Summicron-C. La distancia mínima de enfoque es de 1m, con indicaciones adicionales para 1.2m,  1.5m, 2m, 3m, 5m, 10m e infinito, al tiempo que la escala de profundidad de campo ofrece indicaciones para f/22, f/16, f/8 y f/4, con índices para f/5,6 y f/2,8. Los ajustes de abertura ofrecen también «medios clics» para el diafragma de 10 palas. El giro del aro de enfoque de infinito a 1m  –«throw– es similar al del Summicron-C: corto, de poco más de 90 grados.

© Valentín Sama

Por su parte, los objetivos suministrados junto con la Minolta-CL, la hermana oriental de la Leica CL, recibían la denominación «M-Rokkor» (arriba) muy querida a Minolta. Sobre la producción de cámaras y objetivos hay ciertas peculiaridades:

  • Cuerpos de cámaras Leica CL y Leitz Minolta CL: ambos fabricados por Minolta en Japón, y así indicado en la placa de la base de las cámaras.
  • Objetivo Summicron-C 40 mm f/2: fabricado por Leitz Wetzlar en Alemania
  • Objetivo M-Rokkor 40 mm f/2: fabricado por Minolta en Japón
  • Objetivo Elmar-C 90 mm f/4: fabricado por Leitz Wetzlar en Alemania
  • Objetivo M-Rokkor 90 mm f/4: fabricado por Leitz Wetzlar en Alemania
Un detalle a tener en cuenta: el sistema de filtros es de roscas no compatibles entre los objetivos de Leitz (Series 5.5) y Minolta (Ø40,5 mm estándar JIS).

«Poco éxito comercial»... ¿de verdad?

La versión oficial para la corta vida en producción de la Leica CL –tan solo 3 años– fue «su escaso éxito comercial». Pero, vamos a ver unas pocas cifras de las tandas de producción, que pueden hacernos razonar que la realidad quizá fuese otra.

Envíos de cuerpos de Leica CL –producidos por Minolta, recordemos– a Leica (7):

  • 16 de julio de 1971: 35.000 unidades, con los números 1 300 001 a 1 335 000
  • 25 de febrero de 1974: 15.000 unidades, con los números 1 395 001 a 1 410 000
  • 7 de junio de 1974: 15.000 unidades, con los números 1 425 001 a 1 440 000

Nota: nuestra unidad de prueba, con el número pertenecería a la segunda tanda.

Un total de 65.000 unidades a las que habría que sumar –es una estimación– 20.000 unidades de la versión Leitz Minolta y las 3.500 de la edición especial conmemorativa de los cincuenta años de la cámara Leica, «50 Jahre», de 1975.

¿Un «patito feo»? © Valentín Sama

Resumiendo: durante los tres años que estuvo en producción y comercializada la Leica CL, se vendieron aproximadamente 40.000 unidades más que los cuerpos de sus hermanas mayores –cámaras Leica M– producidas en el mismo periodo. Una proporción de 2 a 1.

¿No es posible que la realidad fuese que las ventas de la Leica CL y sus objetivos dedicados estuviesen perjudicando las ventas del sistema M? 

En un próximo artículo: 
Leica CL: Manejo y Resultados

Leica CL: Ficha técnica

Tipo de cámara: telemétrica para formato Barnack (24 x 36 mm) sobre película de 35 mm
Montura: bayoneta Leica M
Obturación: planofocal de recorrido vertical, control mecánico y cortinillas textil
Tiempos de obturación: 1/1.000 s a 1/2 z mas «B» y «X» (a 1/60 s). Tiempos de obturación intermedios excepto entre 1/60 s y 1/30 s.
Visor: telemétrico acoplado con corrección automática de paralaje y aumento 0,6 x. Marcos de encuadre para las focales de 40 mm, 50 mm (fijos) y 90 mm (automático)
Telémetro: acoplado, con base física de 31,5 mm para una base eficaz de 18,9 mm
Exposímetro: TTL, por célula CdS. Alimentación actual por pila de sustitución de la original PX625 (8))
Gama ASA (ISO): 25-1600
Gama operativa: 13 a 18 EV con Summicron -C 40 mm f/2
Cuerpo: metálico, de dimensiones: 121 x 76 x 32 mm
Peso (nominal): 365 gramos; 510 gramos con Summicron-C 40 mm f/2
Producción, unidades:
1973-74: 35.000
1974-75: 15.000
1975-76: 15.000
Total: 65.000 a las que se sumarían 3.500 de la edición especial conmemorativa «50 Years»

Nota: agradezco a mi amigo Augusto Liger, las valiosas «pistas» aportadas para la elaboración de este artículo.



(1) Habitualmente me refiero a esta clase de cámaras como «fílmicas» o «para película», pero desde que algunos se empeñan en decirnos –de manera muy taxativa, e incluso integrista – que emplear el término «analógico» es incorrecto, de vez en cuando reivindicaré el uso del término «analógico», pues así es la imagen latente creada por la radiación electromagnética que es «la luz», sobre la estructura estocástica de las sales de plata de una emulsión fotográfica.
(2) Lamentablemente, este exposímetro es uno de los componentes que podemos encontrar averiados en una Leica CL de segunda mano. En algunos casos la avería tiene arreglo, pero en otros casos, no.
(3) La Leica M3 era y es muy apreciada por su aumento de 0,92 y curiosamente en algunas las digitales actuales he medido 67,15 x. ( menos que el de una M4). Aquí, un articulo interesante sobre el tema.
(4) Excepto entre 1/30s y 1/60s. El ajuste es –sorprendentemente– sin «clics» en las posiciones intermedias... y sin embargo, funciona.
(5) No obstante, ya en 1971, Pentax había revolucionado el mercado de las ópticas comercializando sus primeros objetivos multirrevestidos SMC Super Takumar
(7) Horst Braun, de Leitz para Stephen Gandy de Camera Quest
(8) Algunos mecánicos expertos ofrecen conversión a ubicuas pilas de 1,5 voltios con ocasión de alguna intervención sobre la cámara

Comentarios

El extranjero ha dicho que…
Excelente artículo de una querida cámara.
Espero haga la misma comparacion con mi inseparable Leica Cl 2017.

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