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Olympus PEN en 1959: mucho más que «Barbie»

Con motivo del estreno y popularidad de la misándrica película «Barbie» quizá sea buen momento para recordar que el mismo año del inicio de la comercialización de la famosa muñeca «rosa» de Mattel (1959), no sólo se presentó la Olympus PEN, una cámara que influenció profundamente el mercado fotográfico –y especialmente el auténticamente femenino japonés–, sino que, además, ocurrieron importantes acontecimientos a nivel mundial, en los campos de las Ciencias y las Artes, y también en el político y militar.

Perdona, «Barbie», por sacarte de esta guisa. ¡No tuve tiempo de llevarte a la peluquería ni hacer mucho más por ti de lo que hice, tal como relato en la siguiente corta historia! (*) © Valentín Sama

Nota: Este artículo es una actualización del publicado en junio de 2009, previo en unos días al anuncio de la primera PEN digital «mirrorless» de la firma. Ello debe ser tenido en cuenta cuando se habla, tanto de fechas como de «futuras presentaciones» u otras lucubraciones... (1)  

Entonces escribía: «En este verano de 2009, en el que en pocos días se presentará la primera cámara Olympus para el protocolo Micro Cuatro Tercios (M4/3), se conmemora el 50 aniversario de las cámaras Olympus PEN, revolucionarias en su época. Ello, sin duda, no es ninguna casualidad.

Aunque en el momento de escribir y publicar este artículo no se conoce el nombre de la nueva cámara M4/3 de Olympus, parece ser que existirá una importante relación con el concepto PEN.
Se especula sobre si se tratará de una o de dos cámaras, así como si el nombre de una de ellas podría obedecer al de Olympus E-P1 o algo similar. Quizá se trate de una auténtica “PEN” en el mismo espíritu de innovación que guió, desde la base ofrecida por el azúcar y la salsa de soja, a Takachiho Seisakusho, Yoshisha Maitani y Eiichi Sakurai hasta el diseño original del concepto PEN.»

Los inicios

Takachiho Seisakusho, la firma que más adelante pasaría a llamarse Olympus, comenzó su andadura hacia 1920 como fábrica de microscopios, cuando el fundador que le dio su nombre decidió invertir –diversificando– las al parecer enormes sumas que había ganado con el negocio del azúcar.


Al adquirir una gran experiencia en el diseño y fabricación de objetivos para esos microscopios, el equipo fabril consideró la opción de expandir la línea de negocio fabricando algún otro producto que utilizase objetivos, y lógicamente, pensaron en cámaras fotográficas.

En la imagen: La sede de Takachiho Seisakusho © Olympus

El paso siguiente fue el inicio de la fabricación de obturadores, pero como muy bien comenta el famoso ingeniero de Olympus, Yoshihisa  Maitani, no se pueden fabricar cámaras simplemente colocando un objetivo delante de un obturador, así que, en 1935, se contrató a Eiichi Sakurai, cuando todavía era un estudiante en la Universidad. Eiichi era conocido por su gran interés en la fotografía y su ilusión y conocimientos de fotografía fueron determinantes para poner en marcha a la firma en la senda de la producción de cámaras fotográficas.

El antiguo logotipo de Olympus estampado en el «similcuero» de la parte posterior de una Olympus PEN de primera generación. © Valentín Sama

El conocimiento y el entusiasmo como fuerzas motoras

Para el posterior desarrollo de la serie de cámaras Olympus PEN, cuyo 50 Aniversario se celebra ahora (SIC) con la introducción de la nueva Olympus para el sistema Micro Cuatro Tercios, quizá fue más determinante aún el que Eiichi Sakurai descubriese una patente para una cámara fotográfica que un tal Yoshihisa Maitani había registrado mientras estudiaba  –o según las propias palabras de Maitani– «hacía que estudiaba», mecánica de automoción en la especialidad de motores turboalimentados.
Sakurai le llamó a Maitani y le dijo… vente a trabajar con nosotros.

Una Leica IIIf con un Summar 5 cm f/2.8 retráctil. © Valentín Sama

Para entonces, Maitani, que se consideraba a sí mismo un «hijo un poco inútil, o frívolo», había desarrollado, junto con dos amigos de la misma condición, una gran afición a la fotografía, utilizando la Leica IIIf de la familia.
Se trataba de una familia acomodada, propietaria de una fábrica de salsa de soja, sita en Shikoku.
A la sazón, una Leica costaba en Japón 200.000 yenes, y el sueldo medio para un empleado recién incorporado a una empresa era de aproximadamente 1.550 yenes mensuales.
En Japón estaba muy mal visto (y probablemente lo sigue estando) que un estudiante rechazase la primera oferta que pudiera recibir por parte de una empresa, y aunque Maitani justo acababa de recibir su primera oferta por parte de un fabricante de automóviles, osó ignorarla, debido a su gran interés por la fotografía, al recibir la de Olympus a través de Sakurai.

Barrer los talleres

Cuando Maitani se incorpora a Olympus, siguiendo la tradición de muchas firmas, y entre ellas antiguamente Hasselblad, se le envía a la fábrica, donde va pasando por las distintas áreas de trabajo, con una permanencia de 6 meses en cada una de ellas.
Al finalizar un periodo de dos años, «aterriza» de nuevo en el departamento de diseño, donde los veteranos y muy atareados ingenieros, en cierta forma para quitarse de encima al novato recién llegado, le encargan tareas difíciles y problemáticas… nada nuevo bajo el sol, ni siquiera el naciente. 
Sin embargo, un buen día le dicen, …«anda, intenta diseñar algo»…

De la Leica IIIf de 200.000 yenes a la cámara de 6.000 yenes

Por un lado, aunque la Leica IIIf familiar brinda a Maitani muchas satisfacciones a incluso algún que otro premio en concursos de fotografía, no le resuelve todas sus necesidades fotográficas y si 200.000 yenes es mucho dinero para un trabajador que gana 1.550 yenes al mes, a Maitani le parece casi inalcanzable también el precio de la más económica de las cámaras del catálogo de Olympus, que es de 23.000 yenes, el equivalente a casi 15 meses de sueldo. (2)
Maitani solicita autorización a sus supervisores para tratar de diseñar una cámara que cueste solo 6.000 yenes, poco menos de la cuarta parte de los 15 meses de sueldo tomados como referencia.
Aunque ofrecer una cámara a una cuarta parte del precio del de la más barata de la firma podría verse como algo potencialmente peligroso por la imagen que podría dar de «producto malo», los supervisores dan luz verde a Maitani, pues desde su punto de vista al fin y al cabo no se trata más que de un ejercicio de diseño de un ingeniero bisoño.
Ha nacido el germen de lo que llegarían a ser las cámaras Olympus PEN.

El objetivo es la clave

Maitani diseña «su cámara» y comienza a realizar fotografías con un prototipo, realizando tomas comparativas con la Leica IIIf familiar… y se enfurece frustra cuando comprueba que, aunque hay más de una buena imagen, la dura realidad es que las producidas por la Leica de 200.000 yenes son más nítidas que las de su prototipo de esos 6.000 yenes previstos. ¿Quizá ese precio 33 veces inferior llegue a resultar una barrera infranqueable?
Parte del motivo de esa menor calidad de imagen podría radicar en que Maitani ha decidido que su cámara utilizará un fotograma de la mitad de tamaño que el de la Leica, el auténtico «medio formato» (3) de 18 x 24 mm o «half frame»: la ampliación a que ha de ser sometido el pequeño negativo hace «salir a relucir» imperfecciones del objetivo que pasarían desapercibidos bajo ratios de ampliación inferiores.

Hay que tener en cuenta que Maitani desea hacer una cámara que no solo no sea muy cara, sino que sea «distinta»: pequeña, ligera y fácil de usar, una suerte de «pluma estilográfica» (pen) para tomar notas visuales en cualquier momento y circunstancia.
Puesto que Olympus ya dispone de su propio departamento de diseño de objetivos en esta época, Maitani solicita su asistencia.
Les sugiere nada más y nada menos que le diseñen y fabriquen un objetivo que iguale o supere en calidad al mítico Elmar de las Leica (4).
En el departamento de diseño se quedan boquiabiertos: es la primera vez que alguien les pide que simple y llanamente diseñen «el mejor objetivo posible», pues hasta ahora están acostumbrados a que les soliciten para diseñar, bien el mejor objetivo dentro de un presupuesto cerrado, bien a reducir costes en todo lo posible.
Pero.. ¡diseñar el mejor objetivo posible!  Esto es algo nuevo, que acogen con entusiasmo.

Fuera de presupuesto

El resultado es el D-Zuiko, un objetivo que al parecer colmó las expectativas de Maitani.
Solo había un pero: al parecer no había forma de que una cámara de 6.000 yenes compitiese con una de 200.000 y …. ¡Maitani se había gastado todo su presupuesto de 6.000 yenes en tan solo ese maravilloso objetivo D-Zuiko! No había cámara que poner detrás del mismo.

El ya mítico objetivo Olympus D. Zuiko

Pero aunque los supervisores de Maitani sintieron una cierta preocupación por el tema, no solo no culparon al joven ingeniero, sino que le animaron,  pues al fin y al cabo, solo había sido un ejercicio de prácticas y bien… habían diseñado el objetivo «ideal».

Las dos barreras

Pero Maitani siguió investigando y desarrollando tenazmente su idea, pues al fin y al cabo era su trabajo y su ilusión.
Para 1958 Maitani tenía casi lista su cámara «PEN». La idea de la cámara que pudiera ser como una «pluma» –pen, en inglés– para tomar notas, como una estilográfica que nos pudiese acompañar siempre para tomar esas notas fotográficas y ello merced a su ligereza, pequeño tamaño, bajo precio y sin embargo gran calidad de imagen, continuaba siendo el «Leitmotiv» de Maitani.

Tal como comenta el propio Maitani, para conseguir materializar su proyecto, para alcanzar la comercialización de su cámara Olympus PEN, el joven ingeniero tuvo que superar dos barreras distintas: la tecnológica y la de «la sabiduría asumida», el equivalente al «esto siempre se ha hecho así», una frase que personal, y lamentablemente he tenido que oír –ya que no escuchar– en varios de los trabajos que he desarrollado hasta ahora en mi vida profesional.
En este sentido, Maitani hace referencia al libro «best seller» «Baka no Kabe» (Idiot Barrier).

Superar la barrera tecnológica, puesto que el presupuesto inicial de 6.000 yenes se lo había llevado por delante el diseño del objetivo, requirió altas dosis de ingenio: entre otras concesiones, por un lado se simplificó el mecanismo de avance la película recurriendo a una rueda en lugar de a una palanca y por otro se prescindió de un sistema de puesta a cero automática del cuentafotos al abrir el dorso de la cámara.
Cuando Maitani le enseña el prototipo definitivo a su mentor, Eiichi Sakurai, éste, de inmediato, dice: «fabriquemos la cámara».
No era muy corriente que se aprobase la primera creación resultado de un proyecto de prácticas de un empleado recién llegado, pero la compañía Olympus se caracterizaba entre otros aspectos por su atrevimiento en lo que se refiere a innovación.

Baka no Kabe

Y llegados ese punto, con la primera Olympus PEN lista para su fabricación… Maitani tropieza con la segunda barrera.
El manager de la factoría se niega a fabricar «esa cámara de juguete de Maitani», puesto que «la sabiduría asumida» indica que no existe mercado para la misma, y que no experimentará las ventas deseadas.

La primera Olympus PEN de Maitani, de 1959. Las unidades de las primeras series solo llevan enganche para la correa en su lado derecho. El bote de película Kodak Tri-X, de época, da idea de las proporciones. © Valentín Sama

Difícil situación de «bushido», puesto que cada uno tiene autoridad en su territorio, y Maitani realmente en ninguno… todavía.
El asunto se «soluciona» encargando la producción de «la cámara de juguete de Maitani», la primera Olympus PEN, a una firma externa: Sanko-Shoji. No obstante, Olympus realiza el control de calidad y la distribución.
Estamos en octubre de 1959 y el resto es historia: en un sector productivo en el que lo normal es planificar la fabricación de aproximadamente entre 200 y 300 unidades al mes de un modelo de cámara, Maitani propone –entre carcajadas de los asistentes a la reunión de empresa– comenzar por… ¡5.000 unidades al mes!
Pronto, la demanda supera esa capacidad de producción, y cuando en 1960 se presenta el segundo modelo, la Olympus PEN S, con objetivo 30 mm f/2,8 en lugar del 28 mm f/3,5 y distinto obturador, a un precio de 7.000 yenes, el Manager que había rehusado producir el primer modelo suplica que se le permita fabricar el segundo modelo.

La primera PEN: en la mano

En la mano, la primera cámara de Maitani ofrece –hoy, 64 años después– una gran sensación de solidez. Se trata de un aparato de muy pequeño tamaño para su época pero que hoy en día, por comparación con las pequeñas digitales actuales, casi parece grande.
Claro que sus dimensiones base vienen obligadas en parte por el tamaño del chasis de la película estándar de 35 mm que debe albergar.

Vista desde arriba: "todo músculo" © Valentín Sama

No hay nada en esta cámara que la haga parecer «de juguete». Antes bien, todo lo contrario: construcción metálica, muy buenos acabados y sobre todo, muy buen sistema de cierre del dorso, para la carga de la película. No se escatimó ni en diseño ni en materiales, a pesar del ya conocido muy justo presupuesto disponible.

Como todas las Olympus PEN analógicas, en su posición de sujeción normal esta cámara hará tomas verticales. El visor, con su marco luminoso se mantiene limpio y claro todavía tras más de medio siglo.
El sistema de selección de los valores de diafragma recuerda mucho al de los primeros Elmar para las Leica, lo que no debería de extrañarnos mucho si hemos seguido la historia de Maitani.

© Valentín Sama

Al igual que en el caso de esos Elmar, conviene ajustar el diafragma antes de hacer otro tanto con el enfoque, pues de lo contrario existe un cierto riesgo de que al ajustar el primero se nos desajuste el segundo. En todo caso, los encajes por clic ayudan a una selección «por tacto» y sorprende que para una focal tan corta se disponga incluso del valor de f/22. El diafragma, es de dos palas, y cabe preguntarse si Maitani tenía en su casa un gato o no...
En lo que respecta al enfoque –como todo en la primera PEN, es por estimación– ayudan mucho los dos encastres por clic para las distancias de aproximadamente 4,5 y 2,10 metros (la escala en pies), valores que, además, van señalados en rojo.

© Valentín Sama

La selección de tiempos ofrecida por el obturador Copal es un poco justa, con valores de 1/200, 1/100, 1/50, 1/25 de segundo y «B». De ahí que para el segundo modelo, la Pen S ya se disponía de los de 1/250, 1/125, 1/60, 1/30, 1/15, 1/8 y “B”.
El disparo es de una suavidad increíble, casi inaudible, sobre todo para los acostumbrados al mundo réflex, e incluso para las primeras Micro Cuatro Tercios «sin espejo» de Panasonic: hay mucho que aprender del pasado.

© Valentín Sama

Tras cada toma, la rueda posterior nos permite un avance rapidísimo al siguiente fotograma, gracias en parte que estamos avanzando tan solo… «medio fotograma».
Ningún problema para rebobinar al acabar los rollos, y menos para abrir la cámara y extraerlos. El sistema es del tipo en el que se separa el dorso por completo, y si bien supone la incomodidad relativa de «quedarnos en la mano» con una pieza, facilita el enhebrado de la película en una cámara de cuerpo muy corto.

Una vez enhebrada la película y avanzados dos o tres fotogramas en blanco, giraremos el cuentafotos para alinear la señal de partida bien con la marca de 72 fotogramas, bien con la de 40, según se trate de un rollo 135-36 o un 135-20.

© Valentín Sama

En cuanto al objetivo, se aprecia el buen hacer de Olympus en su experiencia en fabricación de lentes de pequeño tamaño para objetivos de microscopios.
En conjunto, parece claro que Maitani consiguió plenamente los objetivos que se había fijado para su cámara PEN, una cámara para llevar siempre consigo y tomar notas visuales disfrutando de la fotografía.

Olympus PEN

Ficha técnica

  • Marca: Olympus
  • Modelo: PEN
  • Formato: 18 x 24 mm sobre película perforada estándar de 35 mm
  • Fotogramas: 72 sobre un rollo 135-36 y 40 sobre uno 135-20
  • Objetivo: PEN f/3,5 D
  • Focal: 28 mm
  • Focal equivalente aproximada (Barnack): 39 mm
  • Lentes grupos: 4/3
  • Esquema: Tessar
  • Aberturas: f/3,5; f/4; f/5,6; f/8; f/11; f/16 y f/22
  • Numero de palas: 4
  • Enfoque: manual por estimación
  • Distancias de enfoque (en pies): 2; 2,25; 2,5; 3; 4; 5; 7; 15; 30 e infinito
  • Distancia mínima de enfoque: 1 pie o 30,48 cm
  • Clics: ajustes por clic (y marcas rojas) para las distancias de 15 y 7 pies (aproximadamente 4,5 y 2,10 metros).
  • Obturador: Copal X
  • Tipo de obturación: central
  • Tiempos de obturación: 1/200, 1/100, 1/50, 1/20 de segundo y “B”
  • Zócalo para cable de sincronización de flash: si
  • Sincronización para flash: a todos los tiempos de obturación
  • Zapata: solo portaaccesorios
  • Visor: de marco luminoso, con marcas de paralaje
  • Cuerpo: enteramente metálico
  • Dimensiones: 68,6 (alto) x 106,7 (ancho) x 40,6 (fondo)
  • Peso con correa de muñeca y rollo 135-36: 386,5 gramos
  • Peso vacía, con correa: 366,5 gramos
  • Peso vacía, sin correa: 358 gramos
  • Peso de catálogo: 350 gramos
  • Año de inicio de producción: 1959

Camino abierto pero no allanado

No todo fue fácil para Maitani, a partir de ese punto, pues tuvo que franquear la «Baka no Kabe» más de una vez, por ejemplo cuando propone la fabricación de la primera Olympus PEN con foco fijo y exposición totalmente automática, la Olympus Pen EE de 1961, con un precio de 10.000 yenes. (en segundo plano en la imagen de apertura, con «Barbie»)

La Olympus PEN D, incorporaba ya un fotómetro de selenio, no acoplado, pero sobre todo, un impresionante objetivo Olympus F Zuiko 32 mm f/1,9 © Valentín Sama

Un anuncio de la época para la Olympus PEN EE, enteramente automática, sugiere lo interesante de la cámara para "las jóvenes damas". A observar que la imagen es o emula una placa de cámara de gran formato © Olympus

Finalmente, se vendieron 17 millones de cámaras Olympus PEN, a partir de una saga de 20 modelos o variantes diferentes, entre ellas la muy notable Olympus PEN-D, dotada de un F-Zuiko 32 mm f/1,9. Como dato sociológico significativo, en Japón, el porcentaje de compradoras y usuarias femeninas de fotografía, pasó del 2% al 33%.

De la Olympus Pen a la Olympus Micro Cuatro Tercios, pasando por la Pen FT

A mediados de los años 50, Maitani comienza a considerar si no existiría un mercado para una cámara de medio formato, como las ya exitosas PEN compactas, pero en formato réflex monocular o SLR. El pequeño tamaño que impone al concepto PEN, hace que resulte necesario reconsiderar todo el concepto de diseño de una réflex monocular al uso.

 La nueva SLR PEN F junto a la primera PEN, dan una idea de su reducido tamaño relativo. La ausencia de protuberancia para pentaprisma en el diseño de Maitani sorprendió a los propios directivos de Olympus © Valentín Sama

Los problemas técnicos a resolver y las soluciones para ello se suceden en cascada en la mente y en los tableros de dibujo de Maitani, que por cierto, trabaja en su casa: no hay todavía televisión, y según sus propias palabras, su trabajo es más emocionante que la lectura de un thriller.
El medio formato impone focales más cortas y ello –a pesar del sistema retrofoco– menor distancia al plano focal y por lo tanto, menos espacio para el espejo.... asunto complicado. Pero si la Olympus PEN réflex monocular ha de llegar a ser una realidad, debe –forzosamente– ser más pequeña que una SLR de 24 x 36 mm al uso en la época.

Retos, problemas y soluciones

Maitani opta por primera vez en el mundo SLR, por un espejo lateral, con giro sobre el eje vertical.Con la luz para el visor dirigida lateralmente, un pentaprisma es impensable, tanto por cuestiones ópticas como de volumen.

El esquema corresponde a una PEN FT, con fotómetro incorporado, pero el sistema de visor por Porroprisma es común a todas las PEN F, salvo por el espejo parcialmente espejado, tras el que «mira» la célula Cds para el fotómetro. No es menos cierto que la luz «que se roba» del visor hacia la célula de la PEN-FT, hace que el visor resulte menos luminoso que el de una simple PEN-F.   © Olympus


La peculiar cámara de espejo de la PEN-F: A) Espejo de giro sobre el eje vertical; B) pantalla de enfoque; C) Obturador planofocal giratorio de titanio © Valentín Sama



Los estudios de Paolo Ignacio Pietro Porro (arriba) vienen en auxilio de Maitani y la suerte está echada: la Olympus PEN F, la SLR para medio formato de Olympus utilizará un sistema de visión por prisma de Porro (**), y un espejo de giro sobre el eje vertical. Este esquema sería utilizado, aproximadamente 41 años después, en la SLR digital de Olympus E-300, y posteriormente por la E-330, la primera del mundo con Live-View, a través de dos captores.

Pero quedaba «el pequeño problema»... del obturador. No queda espacio para un obturador planofocal de cortinillas de recorrido horizontal, y mucho menos para un módulo de laminillas. Además, los módulos Copal de laminillas «vienen» de serie para el formato de 24 x 36 mm.
Aún sin resolver del todo el tema del obturador, Maitani recopila todas sus ideas, notas, dibujos y planos y se los lleva a la oficina, guardándolos en un cajón.

Yoshihisa Maitani, cuando ya estaba desarrollado el sistema OM © Olympus

De nuevo, su mentor, el Jefe del Departamento de Diseño, Eiichi Sakurai llama un día a su despacho a Maitani, y le transmite la idea de que los estudios de mercado sugieren que el público desea poder disponer de una SLR de medio formato, preguntándole acerca de su opinión.

Maitani saca de su cajón todos los dibujos sobre los que ha estado trabajando y se los muestra a su superior.
Al principio, nos comenta el propio Maitani, Sakurai se muestra sorprendido, pues la forma es muy distinta de todo lo existente en el mercado: por ejemplo la PEN F... ¡carece por completo de una protuberancia para el pentaprisma... algo que no incorpora!
Sin embargo, Eiichi Sakurai de inmediato da luz verde a Maitani para seguir adelante. Ello hace pensar a Maitani que no basta esperar a que a uno le abran el camino para un proyecto, pues de esa manera uno puede perder hasta medio año de valioso tiempo. Es preciso ejercitar la mente a efectos de ir recopilando ideas, es necesario trabajar continuamente en proyectos ilusionantes.

Némesis

El obturador de la futura PEN F está a punto de convertirse –debido al cúmulo de dificultades de su desarrollo– en  la Némesis de Maitani que decide que la única opción posible es emplear un obturador rotativo. Aunque los obturadores rotativos necesitan de un cierto diámetro operativo, que obligaría a cuerpos muy altos relativos al formato de fotograma, el pequeño formato relativo de 18 x 24 mm no lo hace inviable, siempre que, en este caso, el diseñador esté dispuesto a conceder a su cámara unos mm más de ancho.

Pero los problemas no han hecho más que comenzar.
Por más que se esfuerzan, no consiguen que el nuevo obturador rotativo «corra» a más de 1/16 de segundo, algo simplemente ridículo.

Ya en esta imagen puede intuirse el especial acabado de la lámina de titanio que es pieza clave del obturador rotativo de la Olympus Pen F © Valentín Sama

Para alcanzar más velocidad, hay que reducir peso, y se recurre, en buena lógica, al aluminio. Se alcanza más velocidad, pero en la frenada, el choque es tan grande, que el aluminio se arruga como un abanico.
Finalmente el equipo –Maitani dispone ya de un asistente– decide utilizar un material muy nuevo entonces: titanio. Casi tan ligero como el aluminio, casi tan resistente como el acero…

En esta fotografía al microscopio, puede apreciarse el especial acabado de la superficie de la pala de titanio del obturador rotativo: está estampada para proporcionarle más rigidez dimensional a pesar del mínimo espesor que hubo que darle a fin de poder alcanzar el valor de 1/500 de segundo de exposición. © Valentín Sama

Por otro, lado, llama la atención la peculiar estructura de la superficie: ¡no se trata del «grano» de una película fotoquímica!, sino de la auténtica superficie del titanio. No hemos encontrado referencia al respecto, pero podría tratarse de un «nitrurado», tratamiento superficial que se puede dar al titanio para aumentar aún más su dureza y resistencia.
El obturador alcanza ahora 1/300 de segundo, pero todavía no es un valor satisfactorio.
Se decide aligerar la lámina del obturador haciéndola más fina, para aligerar peso, pero dotándola de un grabado, de una estampación, para darle resistencia estructural… y ya casi se alcanza 1/500 de segundo. Pero ese «casi» es inaceptable. Un nuevo muelle maestro, realizado en una no menos nueva aleación de acero sueco, consigue finalmente el ansiado 1/500 de segundo.
Posteriormente, hubo que trabajar mucho en el tren de engranajes de la Pen F, pero comparado con lo anterior, la cosa fue peccata minuta.

El obturador en detalle

Se trata de un dispositivo de control mecánico con una única lámina o pala metálica, siendo su diseño derivado del propio de las cámaras para cinematografía: un obturador de sector, de tipo circular.

«Exploded view» o despiece de una Olympus Pen F © Olympus


Si observamos con atención la «exploded view» de más arriba, podremos observar que esto es lo que veríamos por detrás, si bien ya en el momento de una exposición: la pala del obturador habría girado y estaría exponiendo el fotograma. La imagen esquemática que aparece en el fotograma es derivada de un retrato de Yoshihisa Maitani © Valentín Sama


Como puede observarse a través del despiece de la cámara y del esquema, tiene una cierta analogía a una tarta  a la que ya le falte una ración lo suficientemente generosa –una gran porción– como para dejar al descubierto, en una sola pasada, todo el fotograma de 18 x 24 mm.

Merced a ese diseño, El obturador planofocal metálico sincroniza con el flash a todos los tiempos de obturación.
El sistema mecánico del obturador emplea un tren de engranajes de temporización para «retener» la pala única del obturador el tiempo necesario para cada exposición.
El obturador del equipo de Maitani ofreció finalmente tiempos de exposición de 1/500 a 1 segundo y «B».

Nota: el siguiente apartado se escribió en el año 2009. Anterior a la presentación de las nuevas Olympus para Micro Cuatro Tercios sigue siendo perfectamente válido dada la evolución de los obturadores y sistemas de obturación desde entonces. Han transcurrido casi 15 años y la obturación enteramente electrónica todavía no está desarrollada al 100% como «global shutter».

Un excelente obturador para el Micro Cuatro Tercios
Frente a un obturador planofocal de tipo tradicional, tanto de cortinillas como de laminillas, un obturador rotativo del tipo empleado en la Olympus PEN F o FT ofrece la enorme ventaja de que no opera con movimiento alternativo, esto es, las cortinillas o laminillas no tienen que “volverse atrás” cara al nuevo disparo, sino que tras cada toma, el obturador se encuentra inmediatamente listo para realizar la siguiente. Es una de las razones por las que este tipo de obturador es uno de los más utilizados en cámaras cinematográficas.

En una cámara de visor electrónico del tipo Micro Cuatro Tercios (MFTS), también ofrecería grandes ventajas. Veamos por qué.
Mientras no se desarrolle mejor la obturación puramente electrónica, en las nuevas MFTS el obturador debe estar abierto para el visionado del encuadre, cerrarse antes del disparo, abrir para iniciar la exposición, cerrarse para acabarla y volverse a abrir para el nuevo visionado.

Donde en el caso de un obturador convencional, ello obliga a varios ciclos de remontado del obturador, con el consiguiente ruido, consumo de energía y retardo en el tiempo, con un obturador de tipo circular como el de las Pen F, todo el proceso podría ser mucho más rápido, silencioso y eficiente. De esa forma, podría obviarse una de las mayores pegas que hemos encontrado en las G1 y GH1 de Panasonic.
He realizado unos cuantos cálculos, y pienso que para un formato como el Micro Cuatro Tercios, el módulo para una obturación circular no necesitaría más de aproximadamente 4 x 4  cm, mecanismo de control aparte, lo que parece perfectamente viable.
(NOTA: finalmente se optó por un vulgar obturador de laminillas)

La primera y única SLR para medio formato: un sistema completo

Finalmente, en 1963 se comercializa la primera y única réflex monocular para medio formato de 18 x 24 mm, la PEN F.
Posteriormente, en 1966 se presenta la versión con medición incorporada TTL a través del objetivo, la PEN FT.
La PEN FT es una réflex compacta para la época: 70 mm de alto x 128,2 mm de ancho, para 34,1 mm de fondo y un peso de 479 gramos.

Dos Olympus PEN F, en visión frontal y posterior. El diseño es sobrio, elegante y atípico. En «orden de marcha», con un objetivo Zuiko 40 mm f/1,4 y un rollo 135-36, el peso es de 676 gramos. © Valentín Sama

Puesto que el sistema PEN F era considerado de rango profesional, debía incluir un cuerpo en acabado negro, como era tradicional en la época. Se trata de una versión mucho menos común que la cromada © Olympus

Y no solo se comercializa la cámara, sino un sistema profesional completo en torno a ella. Buena muestra de ello es el sistema de objetivos que se presentó de forma simultánea a la cámara:

© Valentín Sama

Objetivo                Focales equivalentes (redondeadas)

La primera cifra es la “focal equivalente” para 24 x 36 mm (formato que no cubren), como referencia, y la segunda para el Micro Cuatro Tercios (que si cubren).

Angulares

  • G Zuiko Auto-W 20 mm f/3,5        28/40 mm (+)
  • G Zuiko Auto-W 25 mm f/2,8        35/50 mm
  • E Zuiko Auto-W 25 mm f/4            35/50 mm

Estándar

  • F Zuiko Auto-S 38 mm f/1,8             53/76 mm
  • G Zuiko Auto-S 40 mm f/1,4            56/80 mm
  • H Zuiko Auto-S 42 mm f/1,2            60/84 mm

Teleobjetivos

  • G Zuiko Auto-T 60 mm f/1,5            85/120 mm
  • F Zuiko Auto-T 70 mm f/2              100/140 mm
  • E Zuiko Auto-T 100 mm f/3,5         140/200 mm
  • E Zuiko Auto-T 150 mm f/4            210/300 mm
  • E Zuiko Auto-T 250 mm f/5            360/500 mm

Super-Teleobjetivos

  • E Zuiko Auto-T 400 mm f/6,3           560/800 mm
  • Zuiko Mirror-T 800 mm f/8            1150/1600 mm

Objetivos Zoom

  • Zuiko Auto-Zoom 50-90 mm f/3,5           70-130/100-180 mm
  • Zuiko Auto-Zoom 100-200 mm f/5        145-290/200-400 mm

Objetivos especiales

  • Zuiko 38 mm f/3,5 Macro                53/76 mm (+)
  • E Zuiko 38 mm f/2,8 Compact        53/76 mm (+) Tipo «pancake»

Nota: los objetivos marcados (+) se presentaron con posterioridad
La letra que antecede a la palabra Zuiko, indica el numero de lentes que componen el esquema óptico. Por ejemplo: G = 7 lentes

Filtros, fuelles, duplicadores de diapositivas, adaptadores para microscopio y especialmente, adaptadores para objetivos de otras firmas, completaban el sistema.

Una Olympus PEN FT con uno de los objetivos más raros, buscados y cotizados: el "pancake" 38 mm f/2,8 © Valentín Sama

Montura

Los objetivos de la serie PEN F incorporan una espléndida bayoneta que inspiraría posteriormente la de la serie OM, tanto en la concepción de la propia bayoneta como en la de los botones de liberación y de comprobación visual de la profundidad de campo, que se encuentran sobre el objetivo y no sobre el cuerpo de la cámara.
Ello, como pronto veremos, representa una pequeña bendición para los usuarios de la nueva cámara Olympus Micro Cuatro Tercios que en breve habría de presentarse: mediante adaptador, las ópticas para la PEN F pueden usarse sobre las mismas.
El aro de aberturas de diafragma va colocado en la parte anterior de los objetivos, no próximo a la montura, una idea que se emplearía posteriormente también en los objetivos de la serie OM.

Adaptadores

El cuerpo de las cámaras Olympus Pen F y FT es muy poco «profundo», muy delgado. De hecho, como y se ha adelantado, afortunadamente… ¡es más delgado que el del protocolo Micro Cuatro Tercios!


Ambas, © Valentín Sama

Si ello permitió, en su año de comercialización, crear una serie de adaptadores para objetivos de otras marcas conservando su capacidad para enfocar a infinito, ahora, mediante un adaptador, podremos emplearlos sobre las nuevas cámaras Micro Cuatro Tercios, incluyendo la Olympus que se presentaría el el día 15 de junio, y también sobre las Panasonic G1 y GH1. Que yo recuerde, existieron (no desde el principio) los adaptadores para los objetivos de las siguientes monturas:

  • Rosca M42 (Pentax, Praktica, etc)
  • Canon FD
  • Exakta
  • Minolta MD
  • Nikon F
  • Olympus OM
  • Leica rosca M39

© Valentín Sama

Además, ahora, mediante un adaptador específico, podemos emplear –tal como he avanzado– los objetivos para las PEN F y FT sobre la nueva Micro Cuatro Tercios, y otro tanto puede decirse de los objetivos para las cámaras Robot.

Configuración y manejo

En el poco convencional diseño de la PEN F el mecanismo  del obturador se sistematiza en la parte frontal, y por ello el selector de tiempos de obturación va ubicado en esa misma parte frontal, siguiendo el estilo de las cámaras Robot, también de obturación circular, unas cámaras que por cierto Maitani no cita en sus charlas y en las que a buen seguro se debió de inspirar.

Tres interesantes cámaras dotadas de obturación rotativa: Arriba la Univex Mercury II, para medio formato. Puede observarse la protuberancia por la que «corre» el obturador. Delante, a la izquierda, una Robot Star II, con avance motorizado a resorte y fotograma cuadrado de 24 x 24 mm. A la derecha, finalmente, una PEN FT, también para medio formato, la única SLR del trío. Todas emplean película estándar de 35 mm. La Mercury fue, al parecer, la primera cámara en incorporar zapata para flash con contacto central. © Valentín Sama

El dial selector se combina con la propia de los ajustes de sensibilidad de hasta 400 «ASA» (equivalente al sistema ISO actual). © Valentín Sama

En algunas de las primeras cuatro versiones de PEN F el avance del fotograma requiere dos «golpes» de palanca, mientras que en el modelo FT (1966), ya con fotómetro incorporado, solo nos pide uno. A estos dos modelos se uniría un tercero, ya en 1967: la Pen FV. Se trataba de un modelo con los avances mecánicos de la Pen FT (incluido el autodisparador), pero sin fotómetro TTL incorporado. También existe una versión dotada de una pantalla especial para fotografía endoscópica.

El disparo, al tratarse de una réflex con movimiento de espejo, es bien distinto del ya comentado de la primera PEN: es contundente, seco, y conciso y sin embargo bien amortiguado. El retardo es casi inapreciable y el «mirror blackout» casi despreciable.

Apoyo publicitario

El sistema Olympus PEN F gozó de una notable inversión publicitaria en las revistas especializadas de la época, como por ejemplo las Popular Photography y Modern Photography. Os muestro unos ejemplos de

alguna de las campañas de los distribuidores norteamericanos. En uno de los anuncios, el carismático y gran fotógrafo Eugene Smith («Gene Smith»), posa con la cámara (¡fumando!) y explica con todo lujo de detalles los motivos que le llevan a utilizar regularmente una PEN F para determinados trabajos profesionales. Pienso que no es necesario recordar algunos de sus proyectos más famosos: «Un médico rural», «Un pueblo Español» y sobre todo el de «Minamata». Y sin nunca olvidar la soberbia cobertura de conflictos bélicos y el ensayo sobre Pittsburg.

En otro anuncio bien distinto, se remarca la idea de compacidad y versatilidad del sistema PEN F al proponer, que todo un equipo de trabajo puede llegar a caber en un simple zapato.

Éxito relativo

El sistema SLR PEN F no tuvo todo el éxito deseado y Maitani lo atribuye a dos motivos fundamentales.
Uno de ellos, sería en sus propias palabras: …«Habíamos creado la primera y única cámara SLR (para medio formato). Desafortunadamente, fue un gran fracaso. Debido a que cerramos todas las patentes, ninguna otra compañía pudo fabricar este mismo tipo de cámara, y no se produjo el «boom» deseado»…
Otra de las razones pudo ser el al parecer poco apoyo ofrecido en U.S.A. por parte de Kodak cara al enmarcado de las diapositivas del medio formato de 18 x 24 mm. La negativa venía dada por el detalle de que costarían «el doble» aunque se estaba hablando de céntimos de dólar.

Una PEN F y una de las primeras OM-1 MD, dotada de un Zuiko 50 mm f/1,4 de frontal cromado: la segunda –para 24 x 36 mm– no es mucho más grande que la de medio formato © Valentín Sama

Ese mismo detalle absurdo, fue el que promovió que en pleno momento de completar el sistema PEN F, se le encomendase a Maitani la tarea de desarrollar una réflex para formato Barnack (24 x 36 mm), lo que llegaría a ser el sistema OM, pasando por el modelo de transición Olympus FTL, con montura de rosca M42.

Hoy en día en el mercado del coleccionismo, las PEN F y sobre todo las PEN FT son bastante cotizadas, y algunos objetivos del sistema mucho más. Para los teleobjetivos más largos y «raros» habrá que pensar en pagar hasta 7.000 € y los objetivos menos frecuentes, como los teles medios luminosos, no esperen conseguirlos por menos de 600 o 700 €.

La adaptabilidad de las nuevas cámaras Micro Cuatro Tercios a estos y otros objetivos merced a su corta distancia montura-plano focal, hará revivir sin duda el interés por este sistema único en su clase y pionero en lo original e ingenioso.

El Prisma de Porro

Sidney Ray, experto de referencia en óptica, describe así el Prisma de Porro:
«Un prisma de vidrio, de sección triangular, con ángulos de 45˚ y 90˚. Merced a la reflexión total interna en dos caras, la luz que penetra perpendicularmente a la cara de la hipotenusa es reflejada hacia atrás paralelamente a la dirección original, y la imagen es invertida lateralmente,  pero no verticalmente («de pies a cabeza»). Diseñado por I. Porro (1801-1875), es utilizado en parejas en prismáticos binoculares, y cámaras de reproducción para crear negativos invertidos lateralmente.»

Dicho de forma menos científica, los prismas de Porro resultan particularmente eficientes a efectos de invertir una imagen lateralmente.

Si tenemos en cuenta que el concepto de cámara réflex supone la utilización de un espejo para la visión de la imagen, parece claro que ésta será invertida lateralmente por el espejo y por tanto resulta de claridad meridiana que el prisma de Porro representa un dispositivo óptico idóneo para enderezar esa imagen.

© Valentín Sama

Pero Maitani realizó una observación adicional cuando estaba considerando el porroprisma para su nonata PEN F: si se desea aprovechar el bajo perfil que ofrece ese prisma frente a la opción de un pentaprisma, deberemos entender que lo ideal es que el espejo gire en torno a un eje vertical, proyectando la imagen recibida sobre su superficie hacia una pantalla de enfoque situada a un lado. ¡Justo lo que necesitaba Maitani!

Obviamente, para una cámara de visor y/o pantalla electrónica, como son las nuevas cámaras Micro Cuatro Tercios, no es necesario emplear sistema óptico equivalente a todo el conjunto réflex, bien se trate de un diseño basado en porroprisma, bien de prisma «de techo» (pentaprisma o pentaespejos).

El mundo en 1959

Cuando evaluamos una cámara clásica, resulta interesante hacerlo en consideración al contexto sociocultural de la época.
Así, por tanto, vamos a hacerlo con el año 1959, en el que se presentó la primera Olympus PEN.

Parece lógico comenzar con la ciencia y la tecnología, y así, además de presentarse la cámara PEN, se pone en marcha el primer «Hovercraft» o aerodeslizador, un invento de Cristopher Cockerel, con el que –construido por Saunders-Roe Ltd.– se cruza el Canal de la Mancha, de Calais a Dover, en tan sólo 2 horas.
Mientras tanto, el British Gas Council comienza a experimentar con gas natural, al tiempo que –relacionado o no– se monta el primer banco «drive in» en Liverpool.
En lo grande, comienza la construcción del mayor telescopio del Reino Unido, uno de 98 pulgadas, al tiempo que en lo pequeño –de tamaño– Charles Ford de Harwell hace visibles los cromosomas humanos, mientras que el Instituto de Viena para el Cáncer abre el primer banco para trasplantes de médula.

Mientras tanto, algo mucho más ominoso: es botado el George Washington, el primer submarino atómico norteamericano armado con misiles Polaris, algo acerca de lo que que quizá los jóvenes usuarios de cámaras digitales de hoy no sospechen lo que eran capaces de hacer.
Como compensación simbólica, Louis y Mary Leakey descubren el cráneo del Australopithecus, en Olduvai Gorge, Tanzania, sin sospechar tampoco lo que yacía en Atapuerca.

Claro que lo de los avances de la humanidad es siempre cosa relativa, pues en algún Cantón de la «avanzada» Suiza, en este año de 1959 un referéndum niega otorgar el sufragio universal a las mujeres.

Rusia lanza las sondas lunares Lunik I, II y III, que fotografían la «dark side of the moon» (Lunik II), y en este mismo año, en un accidente de aviación, mueren Buddy Holly, The Big Bopper y Ritchie Valens. Don Mac Lean lo reflejaría después en «American Pie» en la pieza «The Day the Music Died».

Günther Grass publica «El tambor de hojalata» y salta un escándalo de premios y concursos amañados con motivo del Show «64.000 $ Question».

Mientras Fidel Castro se hace con el poder en Cuba, Chipre pasa a ser una república, las Naciones Unidas condenan el «Apartheid» y fíjense Ustedes: hay una revuelta en el Tíbet contra la dominación china, y el Dalai Lama escapa a la India.

En lo que se refiere a vida diaria, comienza el furor del «caravaning» mientras Le Corbusier diseña el monasterio de La Tourette y –tal como he comentado al principio– se lanza la primera versión de la

muñeca Barbie de la Compañía Mattel y ya se tiene lista la película «de todas las Semanas Santas» desde entonces: Ben Hur.
Un interesante entretenimiento popular parece entrar en auge aparte de la fotografía con cámaras Olympus PEN: comienza el llamado «baby boom», del que se habla bastante ahora con el sempiterno tema de las pensiones... como si no hubiese espacio suficiente para «ahorrar»: lo que tienen que hacer los gobiernos despilfarradores en ministerios, asesores y chiringuitos varios...

(*) Una noche, hace más de 15 años, al salir arrastrando mi ordenador portátil (y mi cuerpo..) de una de mis clases en la escuela EFTI, la vi allí: abandonada sobre los escombros de un contenedor de obras, estaba –desnuda y sucia– la pequeña muñeca «Barbie». Pensar en su posible historia y el desafecto que habría llevado a su abandono, me entristeció de alguna manera, así que la recogí, y al llegar a casa, la lavé, y desde entonces está sentada en una de mis caóticas estanterías. Para esta foto, le he vuelto a lavar el pelo...
Ahora, hace un par de días, una amiga experta en el tema «Barbie» me ha aportado una cierta posible clave respecto a su abandono: ¡no es genuina, sino una copia, un «Ersatz»! Más triste todavía. Pero razón de más para haberte recogido de aquel contenedor, pequeña...

1) A destacar que, algún que otro sitio web español se apropió descaradamente de la información contenida en este artículo –muy exclusiva– en beneficio propio y sin citar las fuentes

2) En aquellas fechas, Olympus ofrecía ya su serie «Flex», unas soberbias cámaras réflex binoculares, así como las telemétricas tipo «folding» de la serie «Chrome Six», ambas para formato medio sobre película 120.

3) Todavía muchos siguen refiriéndose incorrectamente al «formato medio» (de 6 x 4,5 cm a 6 x 9 cm y otros) sobre rollos 127, 120 y 220 como «medio formato»... Y no hablemos de «los carretes de 120 mm».

(4) En sus conferencias, Maitani habla del Tessar, pero probablemente se refiere al Elmar, de diseño similar: cuatro lentes en tres grupos.

(**) Paolo Ignazio Pietro Porro (25/11/1801-08/10/1875)
Paolo Ignazio Porro, dedicó una gran parte de sus investigaciones sobre óptica al desarrollo de aparatos de tipo geodésico, debido a su empleo como oficial de artillería durante su permanencia en el ejército.
Pero también dedicó una buena parte de sus conocimientos y  entusiasmo a todo lo relacionado con la óptica fotográfica, y así, ya para 1847 había diseñado y construido un objetivo asimétrico de tres lentes que mejoraba el rendimiento de centro a borde respecto a lo disponible en la época.
En 1842, al finalizar su periodo militar monta un taller de óptica en Turín, y posteriormente, en 1847, en París.
En 1854, Ignazio Porro, como prefiere llamarse, alcanza, tanto en Francia como en Inglaterra la patente para el descubrimiento y desarrollo que haría entrar su nombre en los anales de la óptica: el Prisma de Porro, o «porroprisma».
Se trata de un dispositivo óptico con las más diversas aplicaciones, especialmente para la observación –con imágenes no invertidas–  mediante prismáticos monoculares o binoculares.
Boulanger (1859), Emil Busch (1865) y Nachet (1875) trabajaron también posteriormente sobre el desarrollo de I. Porro, y por su parte, Abbe, en  1873, presentó en una feria de Viena una evolución del mismo.

Fuentes: Propias y conferencias de Maitani con motivo de la inauguración del JCII Camera Museum

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