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Leica Noctilux-M 50 mm f/1.2 ASPH.: la tercera óptica de la "Gama Clásica"

Leica presenta una reedición del que fue –en 1966– el primer objetivo de fabricación en serie en incorporar lentes con superficies aesféricas, el Noctilux-M 50 mm f/1.2, destinado a las cámaras telemétricas de la firma. Esta óptica se suma a las Thambar-M 90 mm f/2.2 y Summaron-M 28 mm f/5.6 de la Gama Clásica, igualmente reediciones. Aunque ya se ha ofrecido bastante información acerca de esta recreación, me gustaría compartir con vosotros algunos aspectos quizá menos conocidos, así como algunas de las posibles razones para su comercialización.


El punto de partida

Los objetivos para bayoneta Leica-M deben ser –por su propio destino de aplicacion– extremadamente compactos, y ello tanto en lo que se refiere a diámetro como longitud, so pena de que su barrilete se entrometa en exceso (1) en el marco del visor externo. Tampoco pueden recurrir a correcciones ocultas por firmware, ya que se entiende que deben ser compatibles con cuerpos clásicos "analógicos", para película. Ello, a la hora de su diseño, supone partir en desventaja respecto a las ópticas destinadas a sistemas réflex y sobre todo «despejados» (mirrorless).
La consecuencia evidente es un mayor coste de producción y ello por tener que trabajar con:
  • Tolerancias de montaje más estrictas; tanto para las lentes como para las helicoidales de enfoque, etc.
  • Menor número de lentes
  • Vidrios ópticos más exóticos, más costosos y más difíciles de trabajar
A ello hay que sumar que el rendimiento óptico, acabados y durabilidad tienen que ser «Leicalike». Esto es, extraordinarios.

Al igual que el original, la reedición –fiel al 99,99%– está calculada  para que, tanto barrilete como parasol, interfieran lo menos posible en el campo del visor externo © Leica 

La mayor parte de los objetivos luminosos compactos de 50 mm de focal para el formato Barnack (24 x 36 mm) obedecen al bien probado esquema óptico de «Doble Gauss» de seis lentes (6/4) para luminosidades de hasta f/2.
La dificultad de dar el salto a f/1.4 –el doble de luminosidad– parecería ser algo baladí, pero en la práctica no lo es. Tal como explica Erwin Puts (2) pasar de f/2 a f/1.4 incrementa las aberraciones no en un factor 2x... ¡sino a un nivel de 22 o 23! Nos podemos hacer pues una idea de la dificultad de la empresa, que habitualmente se solventaba añadiendo una o dos lentes al esquema Doble Gauss y sobre todo asumiendo un mayor nivel de aberraciones.

Pero, hacia 1959, si bien –en base a lo anterior– Leica ya disponía de ópticas tales como el Summilux-M 50 mm f/1.4 la idea era ser capaces de obtener no ya un 50 mm f/1.2 sino incluso un 1.0.
Había algunas razones poderosas adicionales tales como que otras firmas estaban dispuestas a lanzar o habían ya lanzado ópticas de luminosidad superior a f/1.4: Nikkor 5 cm f/1.1 (1956, telemétrica), Canon 58 mm f/1.2 (réflex, 1962), Nikon 58 mm f/1.2 (réflex, 1965), etc.

No menos importante, aunque a algunos les puede llegar a extrañar con las capacidades de los sensores digitales de hoy en día de operar con cierta dignidad hasta 25.000/50.000 ISO: estamos hablando de objetivos para cámaras fílmicas, cuando las películas más sensibles disponibles eran del entorno de los 400 ISO (entonces ASA) de sensibilidad.

Además, a la sazón Leica era puntera en óptica y en fotografía profesional de reportaje... y ¡algo había que hacer!
Pero había barreras al parecer insalvables con los recursos empleados hasta el momento si se debían cumplir los requisitos para el Sistema-M telemétrico: no se podía aumentar indiscriminadamente el diámetro lentes/barrilete, ni tampoco el largo del conjunto. Por otro lado, los multirrevestimientos todavía no habían sido desarrollados al 100%...

Helmut Marx y Paul Sindel

Estos ingenieros, sucesores del mítico Max Bereck, trabajaban desde 1957 ya en soluciones avanzadas, tanto que algunas –aún hoy día– nos podrían parecer surrealistas.
Resumiendo mucho, el desiderátum era poder corregir de forma separada las aberraciones que afectaban al campo central de la imagen de las propias de las partes periféricas (bordes y esquinas), pero ello sin añadir un número de lentes desorbitado (más de 7 en total), ni de su diámetro (por el propio del barrilete).
Para ponernos en contexto, aunque en Leitz ya se empleaba el ordenador de cálculo óptico «Elliot 402F», en aquella época no existía maquinaría tipo «CAM» o «CNC», esto es, de tallado, pulido, torneado o fresado controlada por ordenador...

Una primera aproximación, reflejada abajo, contemplaba la alternativa de nada menos que lentes talladas a partir de bloques de vidrio óptico con capas de distinto índice de refracción de centro a bordes... ¡casi nada!

© Leitz

La otra, en aquel momento, resultaba casi igual de atrevida: tallar lentes en las que –en al menos una superficie– su radio de curvatura variase ligeramente del centro a la periferia: una lente aesférica. Una lente que se apartaba del concepto tradicional de lentes como cortes de esfera, como casquetes esféricos.
La idea podría parecer más sencilla de implementar que la citada más arriba, salvo por unos pocos «pequeños» detalles:
  • La diferencia en radio de curvatura de centro a bordes era del orden de micrones
  • No existía maquinaria capaz de realizar ese tallado o torneado de forma automática ni programada
  • No se disponía, igualmente, ni mucho menos, de maquinaria capaz de pulir semejante lente... si es que se podía llegar a tallar.
  • Por tanto, las lentes aesféricas habían de producirse enteramente a mano. 
Cabezales de pulido para lentes esféricas de distintos radios y diámetros. Factoría de Steiner © Valentín Sama

Con voluntad de vencer, en Leitz se creó una suerte de torno capaz de –guiado por una mano humana– tallar superficies aesféricas. Sólo una persona –Gerd Bergmann– gozaba del conocimiento, habilidad y paciencia para operar esa maquinaria. A pesar de ello, la ratio de descartes era tremenda, lo que encareció y ralentizó mucho el proceso de fabricación del Leica Noctilux-M 50 mm f/1.2 original,  el primer objetivo con lentes aesféricas fabricado en serie de la historia. Con tan sólo seis lentes y dos superficies aesféricas, el objetivo ahora reeditado por Leica se convirtió –desde 1966– en una óptica icónica. Y ello tanto por sus parámetros como por la estética de las imágenes obtenidas mediante ella.

Un anuncio de época © Leica

Una producción limitada y altísimos precios en el mercado de "segunda mano"

La dificultad de producción de las superficies aesféricas hizo que la producción del Noctilux-M 50 mm f/1.2 original fuese muy reducida: se estima que 1.757 unidades entre 1966 y 1975 (menos de 17 al mes).
En 1976 el famoso ingeniero Walter Mandler, de la factoría Leitz en Canadá, consiguió el desarrollo y comercialización del Noctilux-M 50 mm f/1.0 empleando sólo lentes esféricas y sacando partido a los nuevos vidrios de alto índice y baja dispersión (relativa) de los que se comenzaban a hacer coladas en las factorías de producción de vidrio óptico.
Eso sí, ya con siete lentes en lugar de seis, esquema posible por los entonces nuevos multirrevestimientos. Este Noctilux, estuvo vigente hasta el año 2009, en el que se introdujo el Noctilux-M 50 mm f/0.95 ASPH. actual, con dos superficies aesféricas y elementos flotantes, . El diseño es de Peter Karbe, todavía hoy responsable principal del departamento de ingeniería óptica de Leica. (3)

Noctilux-M 50 mm f/0.95 ASPH. Un esquema 8/5. En magenta, las lentes en vidrios especiales. El último grupo de dos lentes es flotante, responsable de mantener la calidad de imagen desde infinito a la distancia mínima de enfoque

¿Cual ha sido, a lo largo de los años, la consecuencia de haber fabricado tan sólo 1.757 unidades de la versión original del Noctilux?
Sencillo: las unidades de esa óptica, se cotizan, en el mercado de coleccionismo/segunda mano, en el entorno de los 20.000 a 24.000 €.

Creo que se empieza a comprender algunas de las razones que han llevado a Leica a celebrar el 55 aniversario de su Noctilux recreando una tanda del mismo, a un precio de 7.000 € en una versión en acabado negro como la original. Como referencia, la versión moderna en luminosidad f/0.95 tiene un precio de aproximadamente 11.000 €. Claro, que me diréis: hay también una variante en acabado plata de esta óptica clásica recién presentada, a un precio de 15.000 €...

Bien, también eso tiene su explicación, más allá de que se trata de una edición limitada a 100 ejemplares, con barrilete en latón en lugar de aluminio anodizado. Ello representa una diferencia muy sustancial, más allá del simple «color del acabado». Al parecer, antes de la entrada en producción del Noctilux-M 50 mm f/1.2 original, se produjeron en torno a 5 prototipos con acabado «plata» (cromo sobre latón) y esas 100 unidades son una suerte de homenaje a esas unidades.

Actualizado a 10/02/2021: particulares y tiendas que disponen de alguna unidad de la versión limitada acabada en «plata», están recibiendo ofertas de entre 24.000 y 30.000 €.

La versión actual

En principio, la versión reeditada se ha llevado a cabo de la forma más precisa posible a la original, hasta el punto de que –los que han podido probar una muestra– aseguran que los resultados son prácticamente indistinguibles de los de la óptica original. Solamente se han realizado mínimos ajustes por las diferencias entre los vidrios ópticos disponibles ahora respecto a los disponibles en 1966 (4)


Ambas, © Leica


Leica Park, en Wetzlar, donde se fabrican parte de los productos fotográficos de Leica © Valentín Sama

De lo que sí podemos estar razonablemente seguros es de que habrá muy poca variabilidad de una muestra a otra, debido a los modernos métodos de producción: algo muy positivo.
Ahora, esas dos superficies aesféricas se elaboran por medio de maquinaria CNC, esto es, controlada por ordenador, en instalaciones en las que hasta la presión barométrica –no solo la temperatura– se mantiene constante. Se supone que los revestimientos se han «afinado» pero ello no parece fácil si se quería preservar la estética de imagen característica de la versión original, lo que al parecer se ha conseguido al 100%.

Operación de pulido por CMC de una lente aesférica en la factoría actual de Leica Park en Wetzlar Alemania © Leica

Fase de pulido manual de una lente. Por extraño que parezca, la operación manual puede resultar  imprescindible para el afinado del pulido de lentes de gran diámetro © Olympus

El Noctilux-M 50 mm f/1.2 ASPH. es un objetivo especialmente compacto para su focal y luminosidad: si el Summilux-M 50 mm f/1.4 ASPH obedece a unos valores de Ø 53,5 mm x 52,5 mm de largo para 335 gramos la óptica clásica reeditada lo hace para Ø 61 mm, 52 mm de largo y 405 gramos, que contrastan con el Ø 73 mm para 75,1 mm de largo y 700 gramos del Noctilux-M 50 mm f/0.95 ASPH. actual. 
De momento Leica no ofrece el valor de peso de la versión cromada, indudablemente superior, al ser el barrilete de latón, en lugar de aluminio anodizado. Personalmente calculo del entorno de los 500/535 gramos, por determinar. 

© Leica

Por razones prácticas dos más o menos pequeños detalles diferencian a la reedición del original: por un lado, los «nuevos viejos» objetivos incorporan rosca para filtros (de Ø 49 mm) cuando la original carecía de esa montura y se acoplaban sobre el propio parasol, y por otro lado, la montura incorpora codificación óptica a 6 bit para los cuerpos Leica-M digitales... lo que resulta interesante. Veamos.

Tengo curiosidad por ver la codificación óptica a 6 bit del Noctilux-M 50 mm f/1.2 ASPH. Classic: ¿será igual que la de la versión actual f/0.95? © Valentín Sama

Los familiarizados con el sistema, saben que se puede elegir –en el menú de la cámara– reconocimiento automático del objetivo (a través del código) entrada manual (para los no codificados) o llanamente, no implementación. Falta saber si en este caso esa codificación reducirá el viñeteo –importante, de más de 3 puntos– y en qué grado, así como otras cuestiones de aberraciones cromáticas.
A primera vista, esa codificación iría en contra de mantener el «carácter» del objetivo, pero bien mirado... mejor disponer de la opción, ya que es cancelable.

Actualización a 21/02/2021: Esa cuestión recibe respuesta hoy con la presentación de una actualización de firmware que incluye el perfil del nuevo Leica Noctilux-M 50 mm f/1.2 ASPH. La actualización se extiende a los modelos de cámara M10-R, M10-P, M10 Monochrom, M10, M10-D, M (Typ 240), M-P (Typ 240), M (Typ 262), M-D (Typ 262) y M Monochrom (Typ 246). El firmware incluye también el modo de control de perspectiva para determinados modelos. (5)
Para los que deseen ganar tiempo, el sitio REDOT Forum, dedicado a Leica, ofrece una tabla con enlaces directos de descarga para cada modelo.

Rendimiento y estética de imagen

Lo que aparta el diseño de este Noctilux-M 50 mm f/1.2 –original y reedición– de los diseños habituales es que fue calculado para ofrecer el máximo rendimiento a su plena apertura de f/1.2.
Según el antes citado experto en Leica Erwin Puts, el especial control que permiten las superficies aesféricas sobre las aberraciones de coma y de esfericidad, hacen que el contraste sea alto a ese valor de f/1.2 con muy buen control del «flare», aún con fuentes puntuales de luz dentro del encuadre. Un elevado microcontraste, ofrecería una notable acutancia.

En sentido estricto, las curvas MTF podrían asustar al más pintado, pero hay que leerlas en el contexto de un objetivo f/1.2 de 1966 diseñado para ofrecer alto contraste a su máxima apertura (par de líneas de la parte superior de la gráfica) © Leica

El astigmatismo, sin embargo, es notable y hace que las esquinas del fotograma tiendan a quedar muy suaves a todos los valores de abertura de diafragma.
En contra de lo esperado, dada su optimización para f/1.2, esta óptica tan especial mejora su calidad de imagen ya para f/2, al tiempo que para f/5.6 alcanzaría un rendimiento del nivel del Summilux-M 50 mm f/1.4 (esférico).
Desde Leica, se valora este comportamiento «de carácter», y hasta el viñeteo –de más de 3 puntos a plena apertura– se incluye como característica creativa y personal de la óptica.
El diafragma, de nada menos que 16 palas, colabora con la peculiar fórmula óptica para un bello bokeh más allá de la plena apertura.

Presentación

Para redondear el atractivo de esta nueva óptica de la serie Clásica, tanto la versión negra como la cromada limitada, se comercializan en atractivos embalaje «de época» incluyendo el «keeper» transparente.
Los parasoles y tapas, están –naturalmente– incluidos.

Los embalajes forman parte del atractivo y son distintos para la versión negra y la limitada en «plata» © Leica

Notas:
(1) Una gran parte de las ópticas actuales, «asoma» inevitablemente en la esquina inferior derecha del visor, pero se trata de minimizar el hecho, y para ayudar, los parasoles llevan «ventanas»
(2) Leica Lens Compendium ISBN 1-897802-17-X
(3) Se rumorea que, preguntado Peter Karbe acerca de esta reedición del Noctilux 50 mm f/1.2 de 1966, la contestación ha sido que ...«le dejaba ni frío ni caliente» Pienso que se puede entender, al ser él mismo creador de la versión actual, el Noctilux 50 mm f/0.95 ASPH... ¡Hasta los ingenieros alemanes son humanos!
(4) Por cuestiones ecológicas ya no se emplean vidrios ópticos con plomo, muy populares hace años
(5) Una funcionalidad ofrecida por Olympus (OM DS) hace tiempo para algunos de sus modelos

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