Suele explicarse el tiempo de exposición como el intervalo durante el cual el obturador permanece abierto permitiendo que la luz transforme esa impresión visual en una imagen fija. Sin embargo, hay un tiempo que no puede medirse y del que apenas se habla. © Fernando Puche Un día al fotógrafo Jeff Grandy le preguntaron cuánto tiempo empleó en la realización de una de sus imágenes del mítico Half Dome reflejando la increíble luz anaranjada del atardecer bajo un manto de nubes tormentosas. Su respuesta fue épica: once años. En realidad, es muy probable que Grandy no tardase más de dos horas en montar la cámara, componer la imagen, medir la luz e impresionar unos cuantos negativos de película. Sin embargo, él tenía claro que detrás de esa imagen estaban los once años de estancia en el Parque Nacional de Yosemite. Once años de exploración, descubrimientos, ensayos, errores, expectativas y sueños frustrados. Once años de aprendizaje, desarrollo, maduración y resultados. Once años, por tanto,...
Un espacio de Valentín Sama, sobre Fotografía. Desde 2004