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HARMAN Phoenix 200: posibles razones para un producto inmaduro

«Spoiler», tal como se dice ahora, anticipándonos a las conclusiones… ¿Podrías vivir con una película en color de tan sólo 5 o 6 capas cuando lo mínimo habitual en películas normativas son entre 15 y 25?

Pero, vayamos paso a paso: lo de «inmaduro» no lo digo yo, lo dicen los propios responsables de  HARMAN technology, y así, en su nota introductoria, nos indican: ...«parte de la diversión de fotografiar con esta película consiste en, "esperar lo inesperado", y esta película proporciona justamente eso, desde sus negativos coloreados de forma única hasta el encuentro casual con anomalías [defectos] de emulsionado.
¡Refrena tus expectativas y disfruta de la experiencia!»
Zuiko Auto-W 28 mm f/2 a f/2; Phoenix 200 a IE 160 © Valentín Sama (*)

© Valentín Sama

Adicionalmente, en el interior del embalaje podemos leer: ...«de hecho, esta es absolutamente la primera película en color fabricada enteramente, desde la emulsión al chasis, en la factoría de HARMAN, un hito importante y sin embargo muy excitante.
Estamos muy orgullosos de lo que que hemos conseguido con esta película, pero no deja de ser nuestro primer paso en el mundo del color.
Las ventas de esta película nos permitirá invertir más en refinar y mejorar nuestras fórmulas, nuestras capacidades de emulsionado y nuestra tecnología de color.
Nuestro objetivo es que cada nueva película en color que produzcamos represente una mejora respecto la anterior».

Algunos de los aspectos que caracterizan a la Phoenix 200 podemos concretarlos en lo siguiente:
  • Reproducción de color atípica, con grano grueso y alto contraste
  • Ausencia de la característica máscara de color anaranjado de las película negativas en color para el proceso C41
  • Ausencia de capa antihalo
  • Una sensibilidad real del entorno de ISO 125 –o inferior– en lugar de los ISO 200 de «box speed» (1)
Ello supone a priori:
  • Una calidad de imagen alejada de lo que se considera «deseable» o «ideal» en una película negativa en color
  • Mayor dificultad en el escaneado con el software/ajustes habituales, y no digamos para conseguir copias de buena calidad sobre papel cromógeno RA4
  • Halos en torno a partes brillantes de la imagen, fuentes de luz y partes en contraluz
  • Riesgo general de resultados bastante alejados de lo  óptimo
Vamos a tratar de analizar cuales pueden ser las razones para esas carencias en esta primera «colada» de la Phoenix 200 de HARMAN.
Lo primero, si acaso, una curiosa corrección a la afirmación de HARMAN en lo que respecta a ...«de hecho, esta es absolutamente la primera película en color fabricada enteramente, desde la emulsión al chasis, en la factoría de HARMAN»...

Primas lejanas... © Valentín Sama

Porque, de hecho, llevan muchos años produciendo una: la ¡Ilford XP2 Super! Es cierto que no se trata de una película «en colores», pero su tecnología es la de una película cromógena para el mismo proceso C41, aunque el resultado sea un negativo... monocromo. De forma muy resumida: la XP2 Super es una película en la que las nubes de colorantes, en lugar de ser los complementarios de rojo, verde y azul (RGB), son nubes de composición química similar –conseguidos a través del mismo proceso C41– pero, por decisión del fabricante, son monocromas.

Una vez más, para seguir con el análisis, vamos a tener que «tirar» de contenidos nuestros anteriores. Los vuelco a continuación –actualizados– para evitar migrar a página distinta.
Aquellos que quieran acortar la lectura, pueden avanzar hasta la línea «RESUMEN» y siempre pueden volver luego sobre este prolijo tema de «alquimia». Los demás, prepárense, por favor, para un «vuelo largo». 

El sistema cromógeno y los copulantes de color

El funcionamiento de una película cromógena en color, tiene bastante de «alquimia». Vamos a «tirar» de una conocida imagen de mis propios archivos, de mi época de «beta-tester» de películas Kodak.
Estamos ante un corte transversa real de una película para diapositivas Ektachrome 100 Plus o EPP. En la parte de la izquierda sin procesar, y en la de la derecha ya procesada. La estructura de capas es similar para diapositivas y negativos en color.

 
Para orientarnos: la luz procedente del objetivo que ha de realizar la exposición, viene «de arriba a abajo» en este esquema, corte real de una película Kodak Ektachrome 100 Plus (EPP)  © Kodak/Valentín Sama

Una imagen en blanco y negro

Una película en color típica, trabaja por tricromía, pero lo que quizá pueda sorprender a algunos es que es fundamentalmente... ¡una película en blanco y negro! (2)
Espera... sería más correcto decir tres películas... ¿o quizá seis? Veamos: el secreto radica en que –lejos de emplear emulsiones pancromáticas en B/N las vamos a emplear estrictamente monocromáticas, y así las emulsiones 3 y 4 son sensibles sólo al azul, las 7 y 8 al verde y –finalmente– las 10 y 11 sensibles al rojo.

Vamos a fijarnos en varias argucias de ingeniería química:
a) Puesto que la luz azul ya ha cumplido su misión impresionando las capas 3 y 4, no nos interesa que siga su camino, creando halos y rebotes en las partículas de haluros de plata, así que... ¡colocamos un filtro amarillo (su complementario), la capa Nº5, absorbiéndola!
b) ¿Lo adivinaron? Sí: otro tanto haremos para la luz verde con el filtro magenta de la capa Nº 9.
c) A observar que cada una de las emulsiones de blanco y negro es de doble capa –de grano «T» o tabular– siendo de sensibilidades distintas (rápida y lenta). Con ello conseguimos una mejor escala tonal y también una mejor cobertura del grano, un resultado más tupido.
De esta forma, tras la exposición, las componentes roja verde y azul  (RGB) del sujeto, de la escena, las tenemos registradas por separado en emulsiones de blanco y negro: ¡unos «negativos de separación»!

Las «intercapas» Nº 6 y Nº 7 de tipo «scavenger» o «carroñeras» se encargan –a modo de fuerzas de interposición– de neutralizar compuestos químicos que pudieran resultar «tóxicos» para capas contiguas, al tiempo que la capa Nº 13 es la clásica capa antihalo. Las Nº 1 y Nº 2 son una antifricción protectora y un filtro ultravioleta... ¿sorpresa para esto último?

Los copulantes de color y el «Velcro»

Esas emulsiones en blanco y negro se diferencian respecto a las más convencionales no ya sólo en ser monocromáticas, sino además, en incorporar unos enlaces a modo –es un símil– de una de las dos tiras de un Velcro: unos copulantes de color, orgánicos. Tras el paso de un revelador en blanco y negro convencional, esos copulantes quedan activados de forma proporcional a la cantidad de plata expuesta correspondiente a cada parte de la escena.

Fujichrome Velvia, con su paleta de color única... incluso para los tonos neutros; Hasselblad SWC 903 © Valentín Sama

El siguiente paso clave –puede haber otros intermedios de acondicionado– es el «revelado de color». ¿Adivinaron el componente principal de ese baño de revelado en color? ¡Sí, la otra parte de «la tira de Velcro», los otros copulantes de color! Y copulan, ¡vaya si copulan con los de las emulsiones de blanco y negro! Ahí entendemos la separación por capas para el rojo, verde y azul por separado: para que cada color se genere de forma limpia e independiente.
Ya tenemos una representación en color del sujeto, pero ¿qué tenemos que hacer para que sea limpia y clara?

¡Eliminar esos molestos negativos en B/N que nos enturbian la visión! Y para eso está el baño de blanqueo-fijado o «blix», que disuelve tanto la plata expuesta como la no expuesta.
Tras el mismo, obtendremos la parte de la derecha en la imagen de más arriba, pues también los filtros amarillo y magenta, en uno u otro paso del proceso, junto con la capa antihalo, se habrán eliminado.
Si esto no os parece suficiente «magia química» en este proceso «cromógeno» o «formador de color», vamos a ver unos cuantos puntos más:
  • El fabricante de la película tiene libertad para determinar cómo ha de ser el color que se genere: y así obtendremos, bien la saturación de un Fujichrome Velvia, bien la de un Ektachrome E100, o quizá la paleta de una Kodak Portra, una Ektar, una Adox Color Mission o una Phoenix 200... Esa libertad permitiría operar generando colores a medida e incluso «falseados» como los de las antiguas películas Ektachrome Infrared. Igualmente, permite generar colores complementarios en el caso de una película negativa en color, así como su máscara anaranjada. También podríamos hacer una película como la Ilford XP2 Super, en la que –tal como hemos avanzado–  los colorantes son monocromos, obteniendo un negativo en «blanco y negro».
  • Pero... esa paleta de color debe ser exactamente la prevista por el fabricante de la película independientemente del fabricante de los productos químicos para el tratamiento según los procesos estándar E6 o C41 (dispositivas/negativo).
  • Las sensibilidades de las emulsiones 7 y 8 tienen que ser superiores a las de las capas 3 y 4, pues se habrá producido absorción de luz, tanto por las sales de plata como por el filtro amarillo... y naturalmente habrá de ser aún más alta las de las capas 10 y 11. ¿Observan Uds. que llevan más plata que las 3 y 4?
Fujichrome Velvia. Mamiya C330 © Valentín Sama

El fabricante de la película puede elegir la composición de sus copulantes de color, pero no la de los productos del procesado C41, y sin embargo –tal como hemos visto– tienen que ser compatibles entre sí.

Hasta ahora no os había hablado nunca de unos copulantes de color adicionales que emplean algunas películas de alta gama, los «DIR» y los «DIAR»: «Development Inhibitor Release» y «Development Inhibitor Archimeric  Releasing», respectivamente. Su modo de acción es casi increíble: la voy a explicar de forma simplificada. (3)
El primero, el DIR, actúa como una suerte de microinterruptor químico intermitente «on-off» de la generación del color y redunda en una mayor acutancia y grano más fino, evitando la creación de grandes «pelotas de colorante» en la generación de la imagen.
El segundo, el DIAR, es de acción más fascinante: es una suerte de «mensajero» químico que migra de una capa a otra, «avisando» a la siguiente de que, en la anterior, se está generando en un punto concreto una gran cantidad de color, permitiendo a la segunda hacer ajustes propios a efectos de compensación... 

Vamos a emulsionar

Una de las partes más impresionantes de la producción de películas es la deposición, en cascada de flujo laminar, de hasta siete capas simultáneamente, sin que se mezclen entre ellas merced a sus distintas viscosidades y tensiones superficiales. A partir de ese punto, la película deberá enfriarse (para estabilizar las capas), luego secarse –en un recorrido a lo largo de hasta de 10  secciones de «horno» de «ambiente» diferente– y volver a la emulsionadora para recibir eventuales capas adicionales. Todo ello en oscuridad completa.



Para apreciar mejor la «magia» de todo ello, visionemos un prolijo vídeo acerca del emulsionado de películas en color Kodak a través del enlace:


Hacia el minuto 30 se nos habla de la cascada sobre el soporte transparente.
A tener en cuenta que allí se citan coladas de 1.600 metros de largo para rollos «bulk» de 54 pulgadas (137 cm) de ancho para un peso de dos toneladas por rollo «bulk». El ancho depende de la capacidad de cada factoría. Estas suelen disponer también –incluyendo HARMAN– de emulsionadoras pequeñas, para «cacharreo» experimental de nuevas fórmulas, soportes, etc. (4)
Nota: algunos subtítulos están mal, y donde –repetidamente– pone «coder», debería poner «coater» (emulsionadora).

RESUMEN

Existen dos grandes dificultades para generar una película en color normativa:

  • Se requiere un número elevado de capas. En el ejemplo de la imagen del Ektachrome 100 Plus son 13, pero me consta que en otras emulsiones posteriores (especialmente de Fujifilm) se llegó a bastantes más, quizá hasta 20/25
  • Capas adicionales pueden ser para colores (longitudes de onda) intermedios, difíciles de reproducir, y cada una de ellas obliga a un filtro adicional y capas separadoras extra. También pueden ser para sumar latitud, gama tonal o cobertura de grano
  • Actualmente, con la maquinaria y procesos químicos disponibles, no parece que sea viable aplicar más de 7 capas de una sola vez, quizá menos.Ya es bastante «milagro»...
Ello obliga a hacer correr la película en «construcción», tras la primera aplicación, primero por el sistema de enfriado, y acto seguido por el horno de secado, para hacerla volver y aplicar el resto de capas... quizá una segunda e incluso una tercera vez, dependiendo de la capacidad de la boca emulsionadora. Ni que decir tiene que cada recorrido adicional por los rodillos incrementa el riesgo de defectos mecánicos en la emulsión... 
Ahora bien, las por otro lado extraordinarias instalaciones de HARMAN están concebidas en este momento para emulsionar películas negativas en blanco y negro –Ilford y Kentmere– que incorporan no más de... ¡tres capas!

Películas Ilford y Harman B/N de distintas clases, incluyendo la cromógena XP2 Super, presididas por la nueva «niña bonita» película negativa en color «Phoenix 200» © Valentín Sama

La pregunta clave sería: ¿dispone HARMAN en este momento, de un sistema de emulsionadora que le permita «retroceder» toda esa enorme longitud de soporte –en su caso particular, aproximadamente 550 metros– tras su paso en «zig-zag» por el túnel de secado a fin de aplicar el resto de capas? ¿Podría limpiarse y cargarse la máquina de nuevo con la química restante –diferente– en un plazo razonable de tiempo?

La respuesta, al parecer, es negativa ya que, en el caso de la Phoenix 200, el máximo aplicado –cifras oficiosas certificadas– es de ...«cinco capas, quizá seis». Ello podría explicar que se prescinda no sólo de la capa antihalo, sino de casi el resto de la totalidad menos las absolutamente imprescindibles.

Volvamos al esquema del corte de la película del inicio: haciendo bastantes concesiones, podríamos hacer una película en color de siete capas, e incluso de seis... ¡o cinco!: tendrían que «ir fuera» la antihalo, la UV, así como las intermedias «scavenger».
quizá incluso nos atreviésemos a quitar la capa protectora. Nos quedarían la 3, 5, 7, 9 y 10 para un total de cinco capas, y en ese sentido os doy alguna pista según lo que nos dicen desde HARMAN:
  • «A diferencia de otras películas el lado de la emulsión es brillante, en lugar de mate»
  • «Pueden darse defectos [físicos] de la emulsión» 
Debe poner énfasis en que todo esto son lucubraciones mías, pero no es menos cierto que podemos calificarlas de «educated guess». Así, un posible esquema para la Phoenix 200 sería el que sigue:

© Valentín Sama

Os pongo, arriba, una sugerencia de esquema de emulsión en color de seis capas:

(1) Emulsión sensible al azul
(2) Filtro amarillo (complementario)
(3) Intercapa
(4) Emulsión sensible al verde
(5) Filtro magenta (complementario)
(6) Emulsión sensible al rojo
(7) Soporte (triacetato de celulosa o poliéster)

Un poco en plan de juego y puesto que en HARMAN hablan de ...«cinco, o incluso seis capas»... he colocado por mi cuenta esa intercapa número 3. Otra opción sería una capa protectora arriba en lugar de la intercapa y seguirían siendo seis, y otra opción... ¡dejar la película en cinco!  

La máscara de color

Ahora vamos con el aspecto de la ausencia de máscara de color. A resaltar, que en las películas negativas en color la máscara no es una capa independiente, sino que se basa en las características del color cromógeno suma de cada una de sus capas.
En realidad, esa máscara de color está destinada a mejorar la calidad de color de las copias positivas hechas en papel cromógeno RA4. La idea es compensar, armonizar, las inevitables imperfecciones de la pureza de color de las películas con las suyas propias del papel RA4. Por eso la máscara de color es propia de cada material sensible y cada película debe usar un canal de color específico en los «printer» o «minilabs».

A la izquierda, un negativo en color convencional, con su máscara anaranjada; a la derecha, la nueva Phoenix 200 sin máscara. © Valentín Sama

Por tanto, en el día a día, la ausencia de máscara en la Phoenix 200, sí que representaría un inconveniente serio si deseamos copias en papel, y ello aunque HARMAN ofrezca una hoja técnica específica para canalizado y escaneo.(5)
El problema viene de que la mayor parte del software para escaneado está preparado contando con la supresión de esa máscara anaranjada... que no incorpora la Phoenix 200. Para aquellos que digitalizan en lugar de escanear, ya circulan algunas recomendaciones de ajustes de cámara.

En la práctica: resultados

Las películas Phoenix 200 que he probado –muestras de tienda, no de preproducción– se han procesado (6) en las mejores máquinas «dip & dunk» (de inmersión) en una tanda estándar de C41, y posteriormente se han escaneado los negativos en un escáner Noritsu habiéndose realizado copias sobre papel RA4 Fujicolor Crystal Archive Supreme.
Lo primero; constatar que desde HARMAN no nos mienten de entrada: la granularidad es muy elevada y el contraste no es ya muy alto... ¡sino altísimo!. Así mismo, la falta de capa antihalo hace que luces puntuales y/o en contra, irradien su presencia en la escena.

El grano es de lo que viene en llamarse «sal y pimienta» aunque a mí me recuerda un poco al de las placas Autocromas de los Hermanos Lumière. Nota: recorte ampliado de un fotograma completo. Ver abajo y más adelante. © Valentín Sama

Phoenix 200 a IE 160 © Valentín Sama

Pero hay algún detalle más, y eso es quizá peor: en las escenas no ya contrastadas, sino cuya iluminación no sea absolutamente plana, se produce un manifiesto «cruce de color». Para los menos versados: en las luces y tonos medios podemos ver una dominante de color, al tiempo que en las sombras, otra distinta, generalmente de su complementario. Ello hace difícilmente viable una compensación armónica.
En contra de lo que podría temerse, la resolución es bastante alta, en cierta forma reforzada subjetivamente por la alta granularidad. Una agradable sorpresa.

Vamos a ver algunas muestras.

 
© Valentín Sama

Lo primero, la clásica tabla de color Macbeth Gretag. Con luz de flash de estudio perfectamente calibrada. No está nada mal, ¿no es eso? Pero no nos hagamos muchas ilusiones, ya que estamos ante una iluminación perfecta, «de laboratorio». Por cierto: el mejor fotograma de esta serie de prueba es el aquí reflejado, el correspondiente a IE 80.

Pero si comparamos los resultados con aquellos obtenidos con un Kodacolor 200... «no hay color» © Valentín Sama


E-Zuiko Auto-T 100 mm f/2.8 a f/8; Phoenix 200 a IE 125 © Valentín Sama
La sensación de nitidez es bastante elevada, y el grano es bien visible. Los tonos rojos salen reforzados.

Zuiko-MC Auto-W 28 mm f/2 a f/8; Phoenix 200 a IE 125 © Valentín Sama.
Un sujeto «a la medida» de la Phoenix 200: luz plana de un día nublado. Todos los colores salen reforzados. Ajustado ligeramente el color para las partes gris neutro de las pintadas, se hace evidente una cierta tonalidad amarillenta en otras. A resaltar, de nuevo, la buena sensación de acutancia. Y sí: la calidad de la óptica ayuda.


Como curiosidad, muestro una escaneo personal del mismo fotograma, mediante un Reflecta MF 5000. El resultado, aún indudablemente menos atractivo que el anterior, se corresponde con algo más de fidelidad con la escena original, que tiene los colores bastante desvaídos... Tal como se me comentó en Interphoto, el escáner profesional de laboratorio siempre «mejora» un poco –bajo mano– aun con entrada de ajustes manual. 


E-Zuiko T 100 mm f/2.8 a f/8. Filtro polarizador lineal. Phoenix 200 a IE 125. © Valentín Sama
En situaciones algo más contrastadas, comienza a aparecer el cruce de color: imposible ir a un ajuste neutro del hormigón de la construcción del fondo sin desmadrar el tono de las –por otro lado empastadas– sombras de la escena. La sensación de color es de casi «puesta de sol», pero no lo es tal.

E-Zuiko T 100 mm f/2.8 a f/8. Filtro polarizador lineal. Phoenix 200 a IE 125. © Valentín Sama
¿Querías un grano brutal en una película de sensibilidad nominal de ISO 200? ¡Ojo al cielo!

E-Zuiko T 100 mm f/2.8 a f/11; Phoenix 200 a IE 125 © Valentín  Sama
Comienzan los problemas: una escena con una parte iluminada por el sol y otra en sombra... pero en realidad no tan profunda: las sombras están totalmente empastadas y para conseguir la tonalidad neutra en las partes grises del mural acusan ya una dominante azul-púrpura.

La solución –parcial– conociendo ya el «carácter» de la película sería...

Zuiko-MC Auto-W 28 mm f/2 a f/8; Phoenix 200 a IE 125 © Valentín Sama

...¡cambiar radicalmente el encuadre! Con ello, evitando –en lo posible– las zonas en sombra. Aunque pueda parecer lo contrario, en esta toma no se empleó filtro polarizador.

Ahora vamos con una toma de estudio, Con un flash de ventana dotado de nido de abeja. Primeramente, veamos la toma original de control, con un medio digital.

Carl Zeiss 85 mm f/1.4; Cámara Sony A7R III. © Rafael Roa


Zuiko Auto-Macro 50 mm f/3.5 a f/11; Phoenix 200 a IE 125 © Rafael Roa

El contraste tan brutal de la película hace que se «quemen» las luces y se empasten por completo, sin remedio, las sombras. Además se produce un muy visible cruce de color: si se ajusta para un tono neutro en la «pajarita» gris y la camisa, la chaqueta, se va al rojo y las sombras al azul-púrpura: siniestro total.
Si se desean hacer tomas con iluminación de estudio con esta película hay que adoptar radicalmente esquemas «ad-hoc» mucho más planos.

El Kodacolor Gold 200 es el que probablemente ofrece color más fiel y gradación más delicada. Olympus Zuiko 85 mm f/2 a f/8-11 © Rafael Roa


Zuiko-MC Auto-W 28 mm f/2 a f/8; Phoenix 200 a IE 125 © Valentín Sama
Contraste alto, pero luz plana... no hay mucho que temer. Colores reforzados y verde hierba un tanto «eléctrico». El contraste al ser alto, refuerza la sensación de gran acutancia... que no es precisamente mala.

Zuiko-MC Auto-W 28 mm f/2 a f/5.6; Phoenix 200 a IE 125 © Valentín Sama
Mi «tren fantasma» favorito. Aquí «asoma la patita» pero a base de bien, la ausencia de capa antihalo: en todas las altas luces de la «sábana del fantasma» aparecen importantes halos de colores. También contra las señales del fondo. Pero todo hay que decirlo: para los bizarros de la estética puede ser «un punto» a favor.

Zuiko Auto-W 28 mm f/2 a f/2 Phoenix 200 a IE 160 © Valentín Sama
Otra dura situación para el alto contraste y «peculiaridades» de color de la película. Opté por ajustar el escaneo para un tono neutro en parte del «negro» (gris, de la caldera) y el resto... ¡«sálvelo quien pueda»! De nuevo, sombras sin posibilidad de rescate.

Zuiko Auto-W 28 mm f2 a f/4 Phoenix 200 a IE 160 © Valentín Sama
Aquí, más que de «cruce de color», tendríamos que hablar de la poca tolerancia respecto a luces de iluminación de características distintas. Y no sólo hablo de las interiores, sino –además– de las exteriores. 

Y finalmente... una fácil: un sujeto monocromo. Zuiko Auto-W 28 mm f/2 a f/2 Phoenix 200 a IE 160 © Valentín Sama

HARMAN Phoenix 200 en proceso cruzado

¿Qué ocurriría si procesamos la nueva creación de HARMAN en el proceso E6 para diapositivas? Pues no nos podíamos quedar sin saberlo, así le hemos encomendado la tarea a Interphoto.
Como es tradicional en este tipo de «cruzado» es necesario sobreexponer, y puedo avanzar que los mejores resultados se han conseguido para entre IE 32 e IE 40.

La rendición de color resultante es muy similar a lo que se obtendría usando bajo luz de día –sin filtraje– una de las clásicas películas inversibles (diapositivas) equilibradas para luz de tungsteno. Os pongo dos muestras de escaneos directos sin corrección:

Phoenix 200 en proceso cruzado E6. Escaneo neutro. © Valentín Sama

Phoenix 200 en proceso cruzado E6. Escaneo neutro. © Valentín Sama

Pero esos fotogramas se benefician bastante de un escaneo con ajustes, y así os muestro unos resultados obtenidos de esa forma, sin intervención posterior de postproducción:

Phoenix 200 en proceso cruzado E6. Con ajustes al escanear. © Valentín Sama

Phoenix 200 en proceso cruzado E6. Con ajustes al escanear. © Valentín Sama

Los resultados me parecen bastante interesantes, si bien sigue el contraste alto y el cruce de color entre luces, tonos medios, y sombras. Sobre si vale la pena seguir este camino o no, depende sólo del criterio de cada usuario. Pero... ¡había que probarlo!

HARMAN Phoenix 200: conclusiones

Ya con los negativos y copias sobre papel en la mano, puedo comentar que creo que los resultados confirmarían mis suposiciones técnicas:

Alta granularidad: 
  • Donde otras películas incorporan más de una capa de emulsión, de granularidad diferente, para cada uno de los tres colores (al menos seis en total) y ello, en parte, a fin de crear una trama mejor solapada, entiendo que HARMAN, de momento sólo utiliza una, debido a que el total de capas de la Phoenix 200 es de cinco o como mucho seis.
  • También es probable, que no esté utilizando copulantes DIR avanzados, que tienden a reducir la granularidad.

Casi, casi, me recuerda a una placa Autocroma... © Valentín Sama

  • Desde luego, por sensibilidad elevada no es, ya que sabemos que «matemáticamente» es de de ISO 123,5, probablemente, según mis pruebas, menor: en torno a ISO 80.
  • Ignoro si HARMAN estará utilizando o no granos de haluros de plata tabulares, pero tiene a su disposición los de tipo Delta, que lo son. También he observado que se aprecia importante diferencia de granularidad de unos colores a otros (descargad y ampliad la tabla de colores)
Altísimo contraste:
  • De nuevo, pocos recursos en capas: poder poner dos –o más capas– de distinta sensibilidad para cada cada color, no sólo permite reducir la granularidad (ver esquema de capas, más arriba) sino mejorar la latitud y gestionar mejor la reproducción de luces y sombras.

Colores no normativos y cruce de color:
  • Probablemente copulantes cromógenos poco maduros técnicamente, ausencia de máscara y no utilización de copulantes DIAR.
  • También es probable que se deba a la ausencia de capas intermedias de control de «tóxicos» funcionales
Paradójicamente, el número limitado de capas –en mi opinión causa de las imperfecciones de la Phoenix 200– es probablemente responsable de lo que parece ser una capacidad de resolución –nitidez– más que digna: menor espesor de la emulsión supone menos dispersión óptica dentro de la misma.
 
Finalmente, por todo lo anterior, soy de la opinión, de que –en el estado actual de las cosas– HARMAN es muy probable que carezca de la maquinaria, del tren de emulsionado necesario para producir una película negativa en color moderna, con el número de capas suficientes para ofrecer un rendimiento normalizado, y ello debido –entre otros puntos– al ya comentado aspecto de la etapa de enfriado y del horno de secado. Ello explicaría el rendimiento «atípico» de color.
 
Igualmente, estimo que también lo es que carezca de la capacidad suficiente como para poder incorporar copulantes DIR y DIAR adecuados, lo que explicaría el grano grueso y el alto contraste.
A ello se sumaría, mi preocupación –ya expresada– acerca del grado de estabilidad en el tiempo de estos nuevos colorantes; no prejuzgo, sólo recomiendo recordar una realidad evidente.

No obstante, el esfuerzo de HARMAN en producir una nueva película en color, parece indiscutiblemente muy encomiable, y es muy esperar que junto con ADOX sea capaz de realizar iteraciones de su Phoenix 200  a fin de alcanzar una mayor perfección, quizá conservando, ofreciendo, un carácter propio.

Sólo el tiempo nos dirá si en HARMAN son capaces de ofrecer, digamos, una «Phoenix 200 Plus» en un plazo razonable, o –a semejanza de otras firmas– se estancan en la lucrativa venta continuada de este primer producto.
Un producto inmaduro por el momento, que se comercializa a un precio hasta un 50% superior al de películas negativas en color perfectamente normativas y consolidadas.


(1) Ver: Phoenix 200, por HARMAN technology
(2) Este concepto de «una película en blanco y negro» se adjudicaba un tanto erróneamente en exclusiva al mitificado Kodachrome
(3) Los DIR y DIAR se desarrollaron por primera vez en 1980
(4) Me inclino a pensar que esta primera colada de Phoenix 200 se ha realizado en esa máquina pequeña, de ancho  reducido
(5) Los laboratoristas más expertos con los que he charlado me han comentado que la utilidad de esa hoja es cercana a «cero»
(6) En laboratorios Interphoto. Allí, el equipo ha «peleado con gallardía» para tratar de ajustar el perfil de escaneo mejor posible para cada fotograma en el sistema Noritsu, tras comprobar que –en este caso– le ofrecía mejores resultados que el Frontier de Fujifilm. Posteriormente, he realizado ligeros ajustes personales para cada escaneo. Pero un cosa es segura: no resulta fácil realizar unos escaneos de la Phoenix 200 que traten de soslayar lo mejor posible, sus peculiares características de material... inacabado.
(*) Sacar partido en el escáner a un negativo de Phoenix 200 requiere paciencia y pruebas múltiples. Podéis ver los ajustes para esta toma –un negativo en mi opinión subexpuesto, incluso a IE 160– a través de la imagen a continuación. El archivo final del principio tiene un ligero toque +8/-8 en «sombras/iluminaciones».
© Valentín Sama

Comentarios

Juan Carlos Giménez ha dicho que…
Buenas noches.

Resulta paradójico -por no decir increíble- que una firma tan importante, con productos tan bien posicionados y valorados por su indiscutible calidad, haya presentado una película con deficiencias tan evidentes que su calificación, más que "inmadura", debiera ser calificada directamente como "mala".

Además, el hecho de trasladar al consumidor las pruebas pertinentes para valorar sus mejoras me parece una frivolidad que no encaja en absoluto con una política seria de marketing al respecto. Veremos a corto y medio plazo el precio a pagar por la empresa.

Enhorabuena, señor Sama, por tan concienzudo artículo y las consiguientes pruebas que lo acompañan. Ese es el camino.

Reciba un cordial saludo. Atentamente:

Juan Carlos Giménez
Valentín Sama ha dicho que…
Buenos días,

Pensé que quizá mereciera la pena toda la trabajera que supone llevar a término una prueba y análisis de esta clase, pero sus amables palabras –que agradezco infinito– me hacen ver que sí que lo merece.

Me da la impresión de que, últimamente, muchos sectores comienzan a estar dominados por medios tipo «fast food» –«youtubers graciosetes», etc.– y que pocos leen con detenimiento. Allá cada cual con sus gustos, pero pienso que en el caso de la Phoenix 200 convenía profundizar algo más y –para los que no los conociesen– hablar de los «intríngulis» de la producción de película en color.

Estimo que, quizá dentro de un año, podamos saber hasta dónde llega la seriedad de los planes de Harman con su «Phoenix 80».
Y sí:lo de «80» no es una errata. ;-)

Saludos cordiales
Valentín
YO ha dicho que…
Buenas noches Valentín.

Lo del equipo de Interphoto estuvo" peleando con gallardía". Me imagino a Javi jurando en arameo.!. y a Carlos poniendo adjetivos a la película sacados de la anatomía masculina.

Tengo la sensación que estos señores quisieron hacer la sopa de ajo sin ajo....

Y como salió lo que salió....le aplicamos al marketin mucho relato ....y a vender.

Por otro lado, les agradezco que se la hayan jugado y le den un plus a la fotográfia química.

El trabajo tuyo de ensayo es digno de tu prestigio, pasan los años y no bajas el pistón.

Y finalmente. Desearte Felices Fiestas a ti, al equipo de Interphoto y a todos los lectores.

Luis
Luiso ha dicho que…
Son los tiempos que nos toca vivir en este mundo "analogico". Lo que me resulta difícil de entender, es que una empresa como Ilford se preste a este tipo de "producciones" como muy bien has definido "modo Lomero" donde se juega parte de su prestigio, que no es poco después de tantos años en el sector. Dada la situación del mercado actual y sobre todo en películas de color, se agradece el intento, pero creo que tendrían que haber esperado a tener un producto más "terminado". Por lo demás, solo darte las gracias como siempre por tu generosidad al compartir con todos estos análisis tan completos y rigurosos, que algunos disfrutamos desde hace ya muchooooos años. Saludos Valentin
Valentín Sama ha dicho que…
Gracias a todos por vuestros amables comentarios.

Si ya es gratificante el mero hecho de llevar a compleción una de estas pruebas o análisis, a pesar del esfuerzo, tiempo e incluso gasto económico involucrados –todo «sale de mi bolsillo»– aún lo es más percibir que ello «llega» a una serie de lectores que lo aprecian y así me lo hacen saber.

«YO»: cuando Javi, Carlos y Gema me ven aparecer por Interphoto, ya saben «que me traigo algo entre manos» y es un placer poder establecer con ellos el planteamiento y –tras el procesado– departir con los mismos acerca de los resultados y posible «segunda parte» de una prueba. En este caso, la idea de hacer un revelado cruzado en E6 partió de Javi, y me puse en marcha con el último rollo adquirido.

Un saludo a todos y Feliz Navidad y próspero Año Nuevo, ¡con muy buenos rollos!=:-P
Valentín
Justo Redondo ha dicho que…
Muchas gracias por tu magnifico artículo. No hay más que comparar el retrato que te hizo R.R con la A7RIII y el obtenido con esta “peliculilla”, para decir claramente “ conmigo no cuenten”.
Saludos.
Victor MaJo ha dicho que…
Gracias Valentín por todo lo que me/nos enseñas. Buen 2024 para ti y para el resto de lectores.

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