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De la SO675-3 a la Kodak T-Max P3200: cómo caer de «ISO 50.000» a ISO 1.000 en siete revelados

Hace seis años, publicaba este post que contenía información acerca de una prueba realizada hace ahora nada menos que ¡36 años! Pues bien, veo –por publicaciones en foros especializados en fotografía química, entre otros– que todavía puede ser conveniente hacer un recordatorio de cómo maneja el marketing de las firmas a sus sufridos usuarios de buena fe.(1)
 
Empezaba yo así: «¿Qué sentido puede tener hablar en 2018 sobre una película discontinuada en 2012, como es el caso de la Kodak T-Max P3200? (2) Quizá no ya buscar la verdad, sino reencontrarla, especialmente para los que no conocieron la etapa de esplendor de la fotografía fotoquímica. Un tiempo en el que no existía la fotografía digital, donde la película era reina y todavía se producían grandes avances en la tecnología fotoquímica. Pero –tal como veremos– no milagros. Mi artículo acerca del cambio de las sensibilidades de las películas ha despertado –por alusiones– este «caso» de la T-Max P3200.»

Un momento ilusionante en una época trepidante

Para mí, personalmente, el contexto era muy apasionante. Corrían los primeros días de la primavera de 1988, y mis socios y yo, estábamos listos para lanzar el primer número de una nueva revista impresa de fotografía, «FV» o Foto-Video Actualidad. Puesto que yo ya llevaba décadas haciendo pruebas técnicas, tanto para mí mismo –desde 1963– como para la revista Foto Profesional –con la que había colaborado como «freelance» hasta unos meses antes– y también, aunque se trata de algo menos conocido, haciendo pruebas «beta» de películas y otros productos para diversas firmas del sector fotográfico (3), tendría a mi cargo toda la parte técnica, incluyendo pruebas de cámaras, ópticas y películas.

Imagen original de 1988 © Valentín Sama para FV

Y en ese momento, llegó a nuestra –entonces muy modesta– redacción un paquete remitido desde la entonces casi todopoderosa Kodak España, S.A. El paquete contenía unas cajas amarillas, lisas, con la inscripción «SO675-3 B/W H/S 135-36», y los chasis de película eran igual de espartanos, negros, con una simple pegatina con indicaciones equivalentes. 

La denominación y la presentación no me supuso sorpresa, ya que estaba acostumbrado desde hace años a utilizar algunas películas «SO» de Kodak, acrónimo de «special order» o pedido especial, denominación que la firma asignaba a películas especiales de laboratorio, no comercializadas de forma regular (4). Evidentemente «B/W» se refería a «Blanco y Negro» y «H/S» a High Speed o Alta Sensibilidad.

Pero desde Kodak, si bien no existía todavía hoja técnica oficial u oficiosa alguna (5) al tratarse de unas muestras «SO», no se nos dejaba por completo a oscuras: se indicaba que se trataba de… «una película en blanco y negro de sensibilidad variable (sic), con un punto de partida de ISO 3.200 con la posibilidad de exponerla entre ISO 400 y 25.000». ¡Ahí es nada, en un mundo en el que «lo más», eran las películas de ISO 400! (6) 

Se adjuntaba, eso sí, una tabla de tiempos de revelado para tres reveladores «de la casa»: D-76 (índices de exposición posibles de 400 a 6.400), HC-110-B (índices posibles de 400 a 6.400) y –el más recomendado– el T-Max (índices posibles de 400 a 25.000). Insisto: no hablamos de la situación actual –30 años después– con cámaras digitales para las que ISO 25.000 no es algo tan raro, aunque en mi opinión todavía deja que desear en cuanto a calidad (7), sino en una época en la que el techo nativo, salvo maniobras de forzado, estaba en los ISO 400. 

Raymond H. De Moulin, a la sazón Vicepresidente y Director de la División de Fotografía Profesional de la Eastman Kodak Company comentaba entre otras cosas: 

…«A diferencia de lo que ocurre con las películas negativas de blanco y negro forzadas [que se caracterizan por falta de detalle en las sombras y ‘encegamiento’ (sic) de las altas luces] la película T-Max p3200, expuesta a un índice de 3.200 o 6.400 permite obtener positivos iguales a los de un negativo de ISO 400 expuesto y revelado normalmente»… «La nueva película, que puede llegar a exponerse hasta índices de ISO 50.000, proporciona negativos óptimos cuando se la impresiona a 3.200 y 6.400».

FV Nº1. Un clásico agotado

Desde Kodak España se esperaba nuestra retroalimentación. El tema parecía apasionante, así que decidimos realizar una prueba a fondo a fin de poder publicarla en el ya citado primer número de nuestra revista FV, que salió a los kioscos a primeros de junio de 1988, con un precio de 395 pesetas. Y así, aproximadamente en febrero o marzo de 1988 –recuerdo que hacía un frío endiablado en el estudio– decidimos hacer la prueba de este nuevo material con el máximo rigor, por un lado, como correspondía a mis propios métodos de prueba –ya muy elaborados– y, por otro, a la gran experiencia práctica profesional de mis apreciados colegas Roa y Zambrana. (8)

© Valentín Sama

Si pudieseis conseguir un ejemplar de ese FV Nº1 –una joya ya agotada– os sería posible leer la prueba entera, y apreciar el buen trabajo impreso de nuestra revista, pero os resumo en este post lo más importante.

Como ya he citado, conté con la colaboración de los fotógrafos Rafael Roa y Manuel Zambrana, en su estudio, y de la magnífica modelo Jacqueline de la Vega, entonces en los inicios de su carrera. Tal como reza en el texto del artículo: …«creamos una situación perfectamente controlada y constante: nuestra modelo Jacqueline, en un traje negro mate, sobre un fondo de dos densidades distintas de grises, e iluminada por una luz continua, de ventana [softbox] de 1 x 1,5 metros». 

«La distribución de la luz se determinó en función de la utilización previsible de la película, con luces laterales que pueden llegar a ser de tipo teatral, con un cierto contraste y desde luego con niveles de intensidad bajos. El punto medio de la exposición se situó sobre el rostro de la modelo, en medición de luz incidente, quedando el traje, con sus plisados, medio punto por debajo y el extremo izquierdo un punto por debajo. Por su parte, el extremo derecho hacia la cámara, un punto por encima, y dos puntos en dirección de la luz.»

A partir de ahí, contamos con la profesionalidad absoluta de Jacqueline de la Vega, que mantuvo la pose de forma constante, con medio rostro iluminado y medio en sombra parcial, con los pliegues del traje inamovibles mientras disparábamos meticulosamente rollo tras rollo de SO675-3 B/W H/S 135-36 a valores de IE 400, 800, 1.600, 3.200, 6.400, 12.500, 25.000 y 50.000, con cada uno de los valores lado a lado en la misma tira de película. Y remarco en negrita el valor de ISO 3.200, porque era el que se citaba por parte de Kodak como punto de partida.

El procesado 

Los rollos de película se procesaron siguiendo estrictamente las instrucciones de Kodak para el revelador Kodak T-Max el más recomendado para la gama más amplia de índices de exposición: 7 minutos para ISO 400; 7,5 minutos para ISO 800; 8 minutos para ISO 1.600; 11 minutos para ISO 3.200; 13 minutos para ISO 6.400; 15,5 minutos para ISO 12.500 ISO y 17,5 minutos para ISO 25.000, siempre a 21ºC.

© Valentín Sama

¿Los resultados?: una precipitada caída –un desplome– de ISO 50.000 ISO a ISO 800/1.000 ISO en una sola y concluyente prueba.

Aquí es donde se concreta el motivo de este artículo. Los resultados obtenidos fueron evidente y dramáticamente alejados de lo anunciado por Kodak. Desde nuestros planteamientos, para dar como válido un índice o ajuste de exposición eran necesarias dos condiciones:

a) que el traje de la modelo mostrase algo de textura, es decir, registro –aunque fuese mínimo– de los pliegues

b) que el lado de las luces, la parte más iluminada del rostro de la modelo y el brazo dirigido hacia la luz, no quedasen totalmente empastados. 

Pues bien: bajo esos requerimientos, el fotograma correspondiente al ajuste de ISO 3.200 sobre la tira procesada al tiempo preconizado de 11 minutos no mostró textura alguna sobre el traje de la modelo, al tiempo que se producía empastado de las luces y ganancia casi inapreciable de los tonos medios.

Resumiendo: nos encontrábamos ante la estética característica de un «procesado forzado». Por otra parte, el examen cuidadoso de las otras tiras, arrojaba un buen resultado para la exposición y procesado para ISO 400 y 800, con resultados justamente aprovechables –jugando ya un poco con el grado de contraste del papel– para el ajuste y procesado para ISO 1.600.

Mi «veredicto» fue claro: de ninguna manera esta película ofrecía una sensibilidad aprovechable de ISO 3.200; estábamos ante una película con una sensibilidad del entorno de ISO 800/1.000. De los índices de hasta ISO 50.000 que se habían publicado muy recientemente en alguna otra revista… mejor no hablar.

© Valentín Sama, Rafael Roa y Manolo Zambrana para la revista FV en 1988 (revista). © Valentín Sama para la composición

Arriba: unos resultados evidentes…y decepcionantes, tanto para Kodak como para los que habían publicado otras pruebas nada rigurosas. Para hacernos una idea: cada fotograma correspondiente a los valores ISO y de revelado preconizados, debería mostrar una densidad al menos aproximadamente similar al primero de arriba a la derecha, siguiendo y marcando una diagonal del citado extremo superior derecho al inferior izquierdo...

Y aquí es donde entra una parte que, hoy en día –estábamos en 1988– resulta difícil de entender: me consta que mis aseveraciones no solo no gustaron a la dirección de Kodak España, sino que se nos transmitió por conductos oficiales algo así como que ...«se comentaría en Kodak Europa/USA», dicho esto –para entendernos– no precisamente «a nivel de consulta»... sino de más o menos sutil amenaza (9).

¡Cómo iba a contradecir a la entonces muy encumbrada Kodak un simple profesor radicado en España! Y además, claro, «a nadie le gusta que le digan que su niño es feo»…aunque lo sea. Por si eso era poco, en ese mismo año Kodak celebraba el centenario de la famosa cámara Kodak Nº1 –la que inició la era de «la fotografía de aficionado», y por su parte, Kodak España celebraba su 75 aniversario con lluvia de diamantes… 

Me mantuve firme  y el tiempo –si bien no recuerdo cuanto, pero no fue mucho– me dio la razón: un contacto en Kodak, me hizo llegar bajo mano (10) un documento interno en el que se especificaba que la SO675-3, luego llamada Kodak T-Max p3200, tenía una sensibilidad real de ISO 800/1.000. Más tarde, se haría público. (11)

¡Vaya! © Kodak


La primera caja de SO 675-4 B(W H/S junto a la presentación actual de la emulsión de Kodak. La «P» de «push/forzado» se añadió tras la publicación de nuestro artículo, primero –vergonzantemente– en minúscula. © Valentín Sama (*)

Poco después, para cuando el primer número de nuestra revista FV estaba listo para ir a imprenta, se presentó la película en versión definitiva para su comercialización como «Kodak T-Max p3200». La «p» significaba –aunque en un principio no se reconoció explícita y oficialmente así– que ese famoso índice de ISO 3.200 se alcanzaba ya bajo condiciones de forzado, no de forma nativa (p = push/forzado) como se había afirmado porfiadamente en un principio. En el momento de realizar la prueba, no existía, naturalmente. En mi opinión, la «p» en minúscula tenía un cierto toque vergonzante. Posterior y discretamente pasaría a ser «P» mayúscula.

En 1998, diez años después, Ilford Introdujo su Delta 3200; realicé la prueba correspondiente y comprobé y publiqué (FV Nº 139 / marzo de 2.000) que su sensibilidad nativa era de ISO 800/1000, esto es, aproximadamente igual que la Kodak T-Max P3200, solo que Ilford hablaba –discretamente, en una parte del embalaje– acerca de «EI» (Exposure Index o Índice de Exposición) y no de ISO: se había «tomado nota». 
Simultánea y comparativamente, realicé –por rigor– una nueva prueba de la Kodak T-Max p3200 obteniendo los mismos resultados que en la prueba original. A día de hoy (2024), ambos materiales se siguen comercializando. A diferencia de la T-Max P3200, la Ilford Delta EI 3.200 lo hace no sólo en 135-36 sino también en formato 120.
 

Razones para una cierta buena disposición al forzado 

No obstante, la Kodak T-Max p3200 era –y sigue siendo– una buena película para forzados. El secreto, desde mi punto de vista, radica en su curva característica, con bastante poca pendiente, lo que hace que el contraste no se dispare con el procesado forzado.

© Kodak

Para los que no estén familiarizados con estas curvas: el extremo inferior izquierdo –«talón»– corresponde a las sombras en la escena, el derecho –«hombro»– a las luces de la misma, al tiempo que el eje vertical refleja la densidad. Partiendo del tiempo de 8 minutos, puede verse que sí se produce un muy ligero aumento de la densidad en las sombras con el incremento del tiempo de revelado, con solo un discreto aumento del contraste –incremento de la «pendiente» de la curva–.
 
No obstante, según mi propia experiencia y la de otros experimentados fotógrafos, también los tiempos de procesado preconizados por Kodak eran muy poco aconsejables: es conveniente dar al menos un «salto»; por ejemplo, para exponer a IE 3.200, emplear el tiempo aconsejado para IE 6.400 y para «atreverse» a exponer a IE 6.400 mejor «darle caña» con el tiempo para IE 12.500. 
Pero donde –desde mi punto de vista– brillaba la T-Max P3200 era exponiéndola a IE 
1.250 y procesando con el tiempo sugerido para IE 1.600.

La reintroducción

Tal como he comentado, en 2018 Kodak Alaris pensó que de nuevo había mercado para una película así, y comenzó con lo que viene en llamarse un «teaser»...

© Kodak

En un juego de palabras idiomático, se nos dice aproximadamente... ¿«no te aclaras»?. Y si sumásemos todos esos valores, nos daría... ¡3.200! Qué cucos estos creativos...
La película Kodak T-Max P 3200 se comercializa a un precio del entorno de 16,50 € y la Ilford Delta 3200 al de 11,80 €, en ambos casos para la presentación 135-36.

Las películas Kodak T-Max y la tecnología del «grano T» (tabular) 

Las películas negativas en blanco y negro Kodak T-Max 100 y T-Max 400, introducidas en 1986, fueron las primeras de su clase –negativas en B/N– en usar la tecnología de «grano tabular» o «T-Grain», pero –en contra de lo que se cree– no fueron las primeras en grado absoluto en hacerlo, pues esa tecnología se introdujo antes en unas series de sus películas negativas en color Kodacolor (12).

El grano tabular T-Grain de Kodak no se empleó por primera vez en las películas T-Max sino en la Kodak Disc. Aquí mostramos un embalaje con dos discos de 15 exposiciones cada uno (caducados en 1984) © Valentín Sama 

Dicho de forma simplificada, dejando otros factores de composición química a un lado, puede decirse que la sensibilidad de una película depende fundamentalmente de la mayor o menor superficie que es capaz de presentar hacia la luz cada uno de los «granos» de sales de plata de una emulsión. Expresado de otra manera: si cada «grano» de sales de plata ofrece una gran superficie útil, tendremos una emulsión de mayor sensibilidad (13).

En una emulsión de tecnología clásica, como la que os muestro más abajo, ello supone la existencia de granos bastante «gordos», de distintos tamaños y formas, que no encajan muy bien entre sí –lo que conllevará una imagen más «granulada– y además con una considerable masa de plata que se «perderá» con el fijado, salvo técnicas de recuperación.

Un ejemplo de una película de tecnología clásica o convencional, con algunas superficies útiles de recepción de fotones marcadas en azul. © Valentín Sama

Emulsión de grano tabular

Controlar la forma del grano de las sales de plata y hacerlo en «losetas», permite el desiderátum de ofrecer al tiempo una estructura muy tupida –poca granularidad visible– con una gran superficie por unidad para captar fotones. Y hay una ventaja añadida: la cantidad de plata perdida en el fijado por no haber sido expuesta, es menor y el ahorro nada despreciable. Estas emulsiones de alta tecnología son más críticas con las variables de exposición y procesado, pero eso es…otra historia.

«White Darkness», de Nacho Duato. Bailarina Emmanuelle Broncín. Compañía Nacional de Danza. World

Press Photo 2002. Arts and Entertainment . © Fernando Marcos

En la fotografía de arriba, las posibilidades de forzado de la Kodak T-Max P3200 –en un momento en el que la tecnología digital «no daba la talla» todavía– le brindaron a Fernando Marcos la posibilidad de captar el momento en el que una enorme cascada de sal cae sobre la bailarina, y con ello, hacerse con el merecido galardón WPF. El grano, muy visible, refuerza el dramatismo de la escena.
Todavía hoy, estas emulsiones «3.200», pueden brindar a los fotógrafos una estética muy interesante en fotografía fotoquímica, con las maravillosas cámaras clásicas.

Conclusión 

En cuestión de películas fotográficas en B/N no hay que dejarse engañar por aquellos que hablan de alcanzar sensibilidades altísimas quizá con combinaciones casi mágicas de película y revelador (14), ni siquiera –o especialmente, por lo visto– … ¡si se trata de un vicepresidente de Kodak! 
Una cosa es el forzado y la estética asociada –alto contraste, ausencia de detalle en las sombras, luces empastadas– y otra una gama tonal suficientemente amplia, aquella que nos habla de la sensibilidad real utilizable.
Donde unos publicaron «Rotas las barreras de la sensibilidad» y otros, que fueron un poco más allá... ¡«El ojo del ángel»!, nosotros, en el primer número de una nueva revista, en una aventura en la que nos jugábamos el patrimonio personal, nos atrevimos a publicar la verdad, en una línea que mantiene ahora el equipo actual de Albedo Media, y –desde hace ya 20 años– «Acerca de la Fotografía». No es menos cierto que, alguien en la redacción –no yo, desde luego– la tituló «Ojos de Gato»...
Una «historia» curiosa más, del bagaje que hemos ido acumulando a lo largo de una vida de experimentación en fotografía.

Por razones técnicas los eventuales comentarios no deben exceder en extensión las 500/600 palabras. Todos los comentarios están sujetos a moderación.

Otros artículos relacionados de forma directa o indirecta:

(1) Otro ejemplo sería el de firmas que –ahora mismo– comercializan película bajo la denominación de «ISO variable» para confusión de algunos jóvenes yutuberos/as y/o fotógrafos/as. (**)
(2) Reintroducida en 2018
(3) Entre ellas Kodak, Mamiya y Polaroid. 
(4) Entre otras, la increíble película SO-132 que –con revelado normal– ofrecía imagen positiva directa y la usábamos para duplicar negativos originales. 
(5) Las más recientes que al parecer pueden localizarse en internet son las F-4016 revisada en 10/2017 y la J86, revisada en 10/2002. Estoy abierto a cualquier adición en este sentido. 
(6) No me olvido de la Kodak Recording 2475, una película para «vigilancia» que se podía exponer hasta IE 4.000 con grano «como patatas».
(7) Estábamos en 2018. Ahora ha cambiado bastante la calidad... pero no tanto. Aunque algunas firmas ofrecen lo que yo vengo en llamar «modo unicornio» de cientos de miles de «ISOS»... como escriben algunos.
(8) Perdimos tristemente al gran Manolo Zambrana 07/11/2023. Siempre me ayudó, desinteresadamente, siempre con una sonrisa cómplice.
(9) En aquel momento era Presidente de Kodak España Robert J. Keegan, siendo Eduardo Paramio responsable de Marketing y Publicidad y Ramón López Director de la División Fotografía y muy probablemente –aunque no me consta– la persona encargada de hacernos llegar «el malestar». 
(10) Siempre de agradecer, pues esa persona «se la jugaba»...
(11) «Vosotros sois muy jóvenes para saberlo», pero: en aquellos años, todas las revistas fotográficas aspiraban a llevar en la contraportada, la publicidad de Kodak, un valor seguro por su fidelidad. Pero por otro lado, Kodak tenía la norma de no «bendecir» revistas con sa publicidad en el número «cero» o número «uno». Por eso, en su número «uno», nuestra revista FV lucía publicidad de ¡equipos de música!. No obstante, con la publicación de ese artículo nos jugábamos la futura colaboración publicitaria de la firma. Pero nuestro golpe de independencia inició las bases del futuro de la revista en ese sentido. Juan Manuel Varela, entonces director de nuestra revista, siempre insistió –es muy de agradecer– en que mis artículos y pruebas tenían que ser tan independientes como rigurosos. Y así fue durante mi permanencia en el medio y la S.A.
(12) Por primera vez en 1982, en formato «Disc», como Kodacolor HR; poco después, en formato 135, como Kodacolor VR 100, VR 200 y VR 400, y en 1983 como Kodacolor VR 1000. 
(13) Resulta interesante constatar que este principio cuántico es válido –como no podía ser de otra forma– para los sensores o captores digitales, en los que, si cada pixel o fotodiodo tiene una supere útil amplia, se alcanza mayor sensibilidad nativa. 
(14) Excluyo aquí técnicas de hipersensibilización previa por determinados gases a presión.
(*) La imagen es un fotomontaje, ya que no disponía de una imagen original en color de la caja de la emulsión en fase «beta». © Elena Arroyo y Belén López
(**) Fundeu


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