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¿Nostalgia por el Kodachrome?

En el año 1935 se presentó el Kodachrome 135-36 y en el año 1936 la Kine Exakta, la primera SLR para película de 35 mm ¡Buenas añadas! © Valentín Sama (*)

Todo lo que necesitas conocer acerca del Kodachrome, incluyendo algunas cosas que –quizá– te contaron mal...

Los orígenes

El escenario es una avenida de la ciudad de Nueva York, en un anochecer de 1917. Leopold Mannes y Leopold Godowsky Jr. salen de visionar en un cine el filme «Our Navy», y se lamentan de la pobre «reproducción de color» –si es que se le puede llamar así– que ofrece el sistema de proyección «Prisma», similar al «Kinemacolor», que se fundamenta en un dispositivo bastante burdo, de filtros aditivos rotativos frente al objetivo del proyector. La realidad es que, a la sazón no existe ninguna película en color «tripack» viable.

Algo une a los dos Leopoldos además de su nombre: ambos son músicos profesionales, y acostumbran a dar recitales, de violín y piano, Godowsky y Mannes, respectivamente. Pero hay algo más: los dos son entusiastas de la fotografía y gozan de conocimientos importantes de química.

Y se plantean si no resultaría posible desarrollar una buena película cinematográfica en color. En sus mentes acaba de germinar lo que sería más tarde lo que para muchos fue la mejor película en color de todos los tiempos: el Kodachrome, un material que se mantuvo en el mercado fotográfico desde 1935 hasta 2010.
La reciente inauguración de la exposición, «Una incierta luz» (1) sobre la obra del fotógrafo español Gonzalo Juanes, uno de los precursores del uso del Kodachrome en España, pienso que representa una buena ocasión para repasar a fondo la historia de esta mítica película. La mejor película fotográfica en color jamás producida y que –no soñemos– jamás volverá. (2)

Mannes (izda.) y Godowsky Jr. (dcha.) en uno de sus primeros laboratorios improvisados © Eastman Kodak

Mannes y Godowsky Jr. arrancan con 800 dólares prestados por sus respectivas familias y se lanzan a investigar en laboratorios improvisados en cocinas y baños domésticos. Su objetivo: encontrar colorantes cuyo ratio de difusión en capas independientes de una futura hipotética película sean ellos capaces de controlar durante su procesado.

Godowsky Jr. y Mannes en su faceta profesional. © Eastman Kodak

En esa tarea, sus importantes conocimientos de química les resultan muy valiosos, y apoyados también por su tenacidad, consiguen ciertos avances para 1922, resultados que merecen la atención del Profesor Wood, de la John Hopkins University. Así, este escribe, para el Dr. C.E. Kenneth Mees de la compañía Eastman Kodak una carta de recomendación, que reza aproximadamente:

«Esto es para presentarle a mi amigo Leopold Mannes, que ha desarrollado un sistema de fotografía en color que parece ofrecer algunas características nuevas, que creo pueden interesarle a Ud. y a su compañía. Se me ha ocurrido que quizá pudiera Ud. ofrecerle durante unos días las instalaciones de su laboratorio, porque estoy convencido de que (Mannes) sería capaz de conseguir mejores resultados bajo mejores condiciones de trabajo. Mannes no emplea tramas de color y es capaz de producir copias en color a partir de negativos en color.»

Mees queda más que impresionado  por lo que le muestran los dos músicos convertidos en investigadores, y les brinda su incondicional aval, a través del que consiguen un préstamo de nada menos que 20.000 $... ¡de 1922! (3)
Pero la cosa no queda ahí: no mucho después hace que Eastman Kodak les monte un moderno y completo laboratorio en una planta completa del recién inaugurado Alamac Hotel de Nueva York. Sin compromiso; eran otros tiempos.

El edificio del antiguo Hotel Alamac en la actualidad. © Carlos Rodriguez

Tan sólo un año después, en 1923, Mannes y Godowsky, que continuaban siendo independientes, consiguen registrar su primera patente para una película en color de dos capas superpuestas: ¡han pasado de investigadores a inventores!
En ese momento, la continuación de la investigación de los inventores se centraba con ahínco en el desarrollo de un negativo en color para cinematografía, del cual se pudiesen obtener numerosas copias comerciales para su distribución. Pero en esa década no se había encontrado forma de mantener los copulantes de color bien fijados en las capas independientes, sin que migrasen.

Para 1927, merced a las excelentes instalaciones disponibles en el hotel Alamac, una nueva patente de Mannes y Godowsky se refería a una «monocapa de sales de plata polidispersa», esto es, con granos de halogenuro de plata  de distintos tamaños, que debía ser reexpuesta selectivamente con luz monocolor y mediante control de la profundidad de penetración de ese color: se habían sentado, en cierta forma, las bases del Kodachrome.

Otra imagen del edificio del antes hotel Alamac, en la actualidad © Carlos Rodriguez

El punto clave ahora, es que –para finales de esa década de 1920– Kodak había descubierto sensibilizadores sustantivos, y es en ese momento cuando el Dr. Mees sugiere a Mannes y Godowsky que unan sus esfuerzos a Kodak.

Con motivo de una conferencia, muchos años después, en 1955, Mees lo recordaba: «en 1930 pensé que los nuevos colorantes que ahora podíamos hacer en Kodak, ayudarían a resolver el problema de hacer funcionar el proceso de Mannes y Godowsky. Así que les propusimos que se juntasen aquí, con nosotros.» (4)

Las condiciones del contrato por tres años eran bien claras y sencillas: una aportación de 30.000$ (20.000 de ellos para cancelar el crédito), 7.500$ mensuales para cada uno y royalties sobre todas las patentes registradas con anterioridad. ¿Cómo negarse?
Así, aunque siguieron con las investigaciones en marcha en el Alamac hasta 1931, pasaron ya a las instalaciones de Kodak en Rochester (N.Y. EE UU). Baste decir que la colaboración mutua duró 17 años y las buenas relaciones, por siempre.

«Man and God», (5) como se les conocía jocosamente en charlas de pasillo en Kodak, no cejaban en el empeño y ya habían registrado (1930) una patente para un proceso que utilizaba copulantes en color en tres capas: negro sobre blanco, estaba el futuro de prácticamente todas las películas en color venideras... y actuales.
Mannes y Godowsky controlaban ya el ratio de difusión de diversas soluciones del proceso en otras tantas capas de emulsión, lo que era de importancia capital. Por otro lado, estaban convencidos de que tendrían que utilizar algún tipo de revelador en color.

¿Alguna relación entre las placas Autocromas de los Hermanos Lumiére y el Kodachrome? Quizá... Si te animas, esas de la caja –en 9x12 cm– están vírgenes y disponemos del revelador adecuado (al fondo)...
La única pega es que en el embalaje figura «revelar antes de 1923»... © Valentín Sama

Durante unos años siguieron utilizando algunos de los principios de las placas Autocromas de los Hermanos Lumiére, muy populares ya que podían ser procesadas de forma muy sencilla por los propios aficionados. Pero su propia naturaleza hacía el sistema inapropiado para cinematografía: no podían emulsionarse sobre soporte flexible y además las imágenes eran muy densas. Imposible para imagen en movimiento y en proyección.

Para el año 1933, la situación se hacía peliaguda para Mannes y Godowsky, ya que, por un lado se acercaba la fecha de finalización del contrato con Kodak, y por otro, la Gran Depresión rampaba en EE UU.
A causa de ello, se acababan los fondos, con pocas perspectivas de nuevas aportaciones, ya que, en un país en terrible depresión económica no parecía haber mucho ánimo para «películas en colores».
Agobiados, Mannes y Godowsky presentan lo disponible a la sazón: una propuesta para una película de cine amateur de tan sólo dos capas y colores. De facto una penosa claudicación para unos investigadores cuya motivación original y principal era la de ofrecer el mejor rendimiento en color, sólo posible por tricromía.


No sólo hubo de patentarse la película sino... también inventar y patentar los «marquitos» para las diapositivas. Ambas © Eastman Kodak

Su mentor, Mees, bajo una casi insostenible presión comercial, les comunica que Kodak pondrá en el mercado de inmediato, de forma inexorable una película bicapa.
Mannes y Godowsky imploran por algo más de tiempo para cumplir con el desiderátum... y se les informa que ello no es posible.
Pero ocurre un «milagro» imprevisto: durante el desarrollo de esa pobre versión de dos capas se producen retrasos técnicos... ¡lo que otorga tiempo a Mannes y Godowsky para lograr la ansiada tercera capa!

Así, en la edición del día 15 de abril de 1935 (6), del diario «Rochester Evening Journal» se anuncia el «Kodachrome», la primera película en color tricapa para cinematografía viable técnica y comercialmente, fruto de 26 años de investigación y desarrollo.

Siendo fieles a la idea de partida, el Kodachrome se comercializa inicialmente, en 1935, en formato de cine de 16 mm (versión luz día), para las cámaras de aficionados populares en el momento entre las clases medias y altas, para hacerlo a primeros del año siguiente en 8 mm (versión luz de tungsteno) para los aficionados menos pudientes (7).

© Eastman Kodak

© Eastman Kodak

Finalmente, en el segundo semestre de 1936 se produce quizá uno de los hechos más importantes para la historia de la fotografía en color: la introducción del Kodachrome en la presentación 135-36, para cámaras de 35 mm.
Si observamos el embalaje, vemos que figura: «Para cámaras Retina, Contax y Leica». El formato 135-36 se introdujo justo hace 90 años, y hasta entonces los fotógrafos debían bobinar sus propios rollos en los chasis de cada firma. Pero Kodak debía promocionar el uso de sus «Retina» competidoras de las Leica y Contax y lanzó el formato... y el Kodachrome.

Una Retina Reflex III y una Retina 1b © Valentín Sama

Kodachrome 64, Olympus F-Zuiko Auto-T 200 mm f/5 a f/5. Septiembre de 1978 © Valentín Sama

¿Nostalgia por el Kodachrome? Pues... no volverá: he aquí algunas de las razones para ello, así como parte de una historia menos conocida.
Pero antes: una galería de imágenes tomadas con material Kodachrome hace casi medio siglo.

Kodachrome 64, Olympus F-Zuiko Auto-T 200 mm f/5 a f/11-8. Septiembre de 1978 © Valentín Sama

Kodachrome 64, Olympus F-Zuiko Auto-T 200 mm f/5 a f/8. Septiembre de 1978 © Valentín Sama

Kodachrome 64, Olympus F-Zuiko Auto-T 200 mm f/5 a f/5. 1976 © Valentín Sama

Kodachrome 64, Olympus F-Zuiko Auto-T 200 mm f/5 a f/5. Septiembre de 1978 © Valentín Sama

Kodachrome 64, Olympus F-Zuiko Auto-T 200 mm f/5 a f/5.6. Septiembre de 1978 © Valentín Sama

Un proceso extremadamente prolijo

Lo que diferenció al Kodachrome durante su larga existencia de otras películas para dispositivas en color radica en su especial procesado, más allá de su entonces novedosa estructura. W.T. Hanson nos ofrecía una explicación, que elaboro a continuación con aportaciones propias:

La película Kodachrome obedecía a una estructura de 7 capas –tres de ellas fotosensibles– sobre un único soporte. La capa superior, era sensible al azul. Con el fin de evitar interferir con ese color de luz las capas sucesivas, la capa siguiente incorporaba un colorante amarillo, y así esa capa actuaba como un filtro, al ser el complementario del azul. Un sistema parecido, pero más complejo, se emplea también en las películas en color actuales.

Por debajo de este filtro, se ubicaba una capa de gelatina transparente, cuya misión era de vital importancia. Por debajo de ella, existía una capa sensible al verde, y tras otra intercapa de gelatina adicional, finalmente una capa sensible al rojo. Como es costumbre en casi todas las películas modernas (8), una capa antihalo final (7), evitaba irradiaciones por puntos de luz intensos.

De esa forma, en un fotograma expuesto, teníamos tres imágenes latentes de separación, en otros tantos negativos de blanco y negro, con la información independiente correspondiente a las partes azules, verde y rojo según la incidencia de la luz desde el objetivo de la cámara. Un esquema similar, con filtros adicionales, se sigue también en las películas en color actuales.

La primera presentación del Kodachrome 135-36 con su bote de aluminio y la bolsa para el envío. © Eastman Kodak

Al iniciar el proceso, primeramente se revelaban simultáneamente –en un baño relativamente convencional– los tres negativos en plata en blanco y negro al tiempo que se eliminaba el filtro amarillo antes citado. A partir de aquí, el proceso del Kodachrome difería de los procesos que seguirían para otras películas convencionales a lo largo de los años, tal como el ahora ubicuo E6.

En el siguiente paso, se eliminaba la plata de esos negativos mediante un blanqueo, y la plata no expuesta –el «negativo» del «negativo»– se exponía a la luz. (9)
Acto seguido, las tres capas se procesaban en un revelador de color formador de colorante cían. Con la imagen cian completada, la película se secaba (¡!), se enrollaba en bobinas (normalmente de 100 rollos individuales previamente empalmados) y se retiraba de esa etapa de la procesadora.
En otra etapa de la máquina se blanqueaba, tanto la plata revelada como el colorante cian de las dos capas superiores; la plata se rehalogenizaba al tiempo que el colorante era destruido.

Esquema simplificado de una película Kodachrome. Ls grosores no están a escala. En contra de lo que se suele afirmar, su estructura no es tan diferente de lo que serían –años después– otras película en color para diapositivas. Es en la forma en que se aplican los colorantes durante el proceso, donde radica la importante diferencia respecto a otros procesos, y ello es lo que le confiere ese carisma único © Valentín Sama 

  • (1) Capa sensible al azul
  • (2) Filtro amarillo
  • (3) Capa de gelatina transparente y 2,5 micras de grosor
  • (4) Capa sensible al verde
  • (5) Intercapa de gelatina
  • (6) Capa sensible al rojo
  • (7) Capa antihalo

Este punto clave del proceso Kodachrome se describía como «blanqueo por difusión controlada». A través de una temporización muy precisa y a partir de una película seca, Mannes y Godowsky conseguían blanquear por completo las dos capas superiores sin alterar en absoluto la capa del fondo. De ello se encargaba en gran parte la intercapa de gelatina antes citada, que tenía un espesor de tan sólo 2,5 micras.

Kodachrome 64. Olympus Zuiko Auto.W 28 mm f/3,5 a f/11 Septiembre de 1978 © Valentín Sama

Ahora, la película era expuesta a la luz de nuevo y era sometida a un nuevo revelado. El revelador oxidado de las capas superiores reaccionaba con un copulante de color para generar el colorante magenta.
De nuevo el gran rollo de películas era secado, rebobinado y trasladado a una tercera fase de la máquina procesadora que repetía el proceso anterior a fin de crear el colorante amarillo, para finalmente eliminar toda la plata restante. En total eran 28 pasos y el tiempo total empleado de tres horas y media. (10)

¿Se imaginan Uds. la maquinaria e instalaciones necesarias para ese proceso? No hace falta, se lo explico yo mismo: la procesadora en sí, ocupaba una superficie de 108 m2, al tiempo que las instalaciones auxiliares requerían de casi 1.000 m2 adicionales, todo ello con necesidad de ser atendido por personal técnico altamente especializado.


Una de las últimas presentaciones de embalaje de las Kodachrome 64 y 200 © Valentín Sama

Mejoras y formatos

Desde un principio el Kodachrome no se consideró como un producto absolutamente «final» sino que se trabajó duro a fin de introducir mejoras y poder ofrecer nuevos formatos y presentaciones.
En el año 1938 se consiguió llegar a un proceso de 18 pasos en lugar de los 28 originales, incrementándose de forma notable la estabilidad de los colores, más bien pobre, y que llegó a ser casi insuperable.
En año1961 se utilizaron dobles capas para cada uno de los tres colores, lo que permitió pasar de una sensibilidad de 11 ASA a la de 25 ASA con el Kodachrome II para el proceso K-12.
En 1965 se introdujo una versión adicional de 64 ASA, y 10 años después, junto con el proceso K-14, ya el final y más avanzado, se introdujeron versiones muy mejoradas de las de ISO 25 e ISO 64, siendo esta última –en la versión profesional, desde 1968– la más utilizada por mi mismo en lo sucesivo hasta el cese en la producción del Kodachrome en 2010.

¿Sabías que el Kodachrome estuvo disponible en formato 110? © Valentín Sama

La seria demanda por parte de los profesionales de un material más controlado en parámetros de sensibilidad y color, de un número de emulsión a otro, hizo que, en 1968, Kodak comercializase las versiones profesionales de ISO 25 y 64 a la que sumó el Kodachrome 200, también para aficionado. (11).
La película Kodachrome estuvo disponible en los formatos:
  • Película plana (1938 a 1955)
  • 16 mm (cine)
  • 8 mm (cine)
  • Super 8 (cine)
  • 135-36
  • 126 (Kodapack)
  • 828 (Bantam)
  • 110
  • 120 (finalmente, en 1987, por poco tiempo)

No me digan que no les gusta el primoroso botecito de la película Kodachrome en formato «Bantam» u 828. Delante, el chasis de la película. © Valentín Sama

Personalmente, durante bastantes años fui «beta tester» para Kodak, y por mi «triaje previo» pasaron varias generaciones de Ektachrome, pero también llevé a cabo las pruebas previas del Kodachrome 64 Professional en formato 120, nombre clave «PKR6033».. Una maravilla que debiera haber sido inmarcesible.



En el número de abril de 1987 de la revista FOTO Profesional –de la que era Jefe de Información Técnica– publiqué la primera prueba del recientemente presentado Kodachrome 64 Professional en formato 120. Una comparativa con el Kodak Ektachrome 64 y el Agfachrome 50. © Valentín Sama

Una calidad de imagen incomparable

Debido a que no se trata de una película cromógena el estilo de todas aquellas que se procesan desde hace décadas en el proceso E-6, y a que, merced a ello, el espesor de su emulsión, del total de sus capas, es muy reducido, las películas Kodachrome ofrecían un mayor poder de resolución, con negros mucho más profundos, con una densidad máxima muy superior, lo que redundaba en una mayor acutancia, con gran rotundidad de concreción de bordes, lo que se puede comprobar fácilmente al microscopio. De hecho, en fotomecánica, una diapositiva Kodachrome de 24 x 36 mm rivalizaba en calidad de impresión con las de formato medio de 6 x 4,5 cm.

Kodachrome 64 Professional 120  (PKR 6033) y Hasselblad © Rafael Roa

Kodachrome 64 Professional 120 y Hasselblad: sector ampliado  © Rafael Roa

Podemos hacernos una idea de la nitidez y acutancia que nos podía ofrecer el Kodachrome 64 Professional en formato 120 en unión con una cámara de calidad como las Hasselblad y sus ópticas Carl Zeiss observando las digitalizaciones de más arriba. 


Kodachrome 64.Olympus Macro 50 mm f/3.5 a f/11. Octubre de 1978 © Valentín Sama

Kodachrome 64. Olympus Macro 50 mm f/3.5 a f/11 1976 © Valentín Sama

Kodachrome 64. Olympus Macro 50 mm f/3.5 a f/8 1976 © Valentín Sama


Kodachrome 64. Olympus Zuiko Auto-W 28 mm f/3.5 a f/3.5 Octubre de 1978 © Valentín Sama

El material Kodachrome ofrecía imágenes limpias, brillantes por su contraste y alta acutancia, con colores relativamente contenidos junto con negros muy profundos limpios de crominancia.
Se trata de una estética, un «look» característico, que ha sido emulado por compañías de cámaras digitales bajo nombres tales como «Classic Chrome»... sin llegar a la altura.

Kodachrome 64. Octubre de 1978 © Valentín Sama

Como material en color, a ello se suma –desde las versiones de 1938– una estabilidad de la imagen, del color, muy superior al resto de materiales de las distintas firmas, incluyendo la propia Kodak.
Y sin embargo, pese a sus incontestables virtudes, Kodak cesó en la producción y comercialización de todas las versiones del Kodachrome que restaban en el mercado en el año 2009, cerrándose toda tanda de revelado el 30 de diciembre de 2010 en el laboratorio licenciado por Kodak «Dwayne´s Photo. ¿Qué ocurrió para esa caída?

Un material «incómodo»... para Kodak

Lo prolijo del sistema de revelado hacía que el número de laboratorios disponibles a nivel mundial fuese muy reducido, en muchos casos tan sólo uno por país, o ni siquiera eso. Ello, y la necesidad de procesar los rollos en tandas –normalmente de 100– suponía que hubiese bastante retardo en la entrega del material una vez procesado.

En Madrid, tras la instalación del laboratorio en Colmenar Viejo, la espera era 24 h para las versiones profesionales, pero en otros casos, hasta 14 días, requiriendo envío por correo. Para ello, el embalaje incluía la famosa «bolsita» Kodachrome de envío, que al mismo tiempo simbolizaba el coste del procesado que iba incluido en el precio de la película. (12).

Para los fotógrafos profesionales, que tienen premura en la entrega de sus trabajos, este procedimiento no resultaba muy práctico, y por eso, ya desde 1946 la propia Kodak ofrecía sus películas Ektachrome, que podían ser procesadas en el mismo día en multitud de pequeños laboratorios independientes. Como es natural, otros fabricantes ofrecieron ya películas para diapositivas en color, primero con procesado específico y más tarde unificados ya bajo el actual proceso E6.

Además, las películas Kodachrome tenían sus «contrapelos»: el contraste resultaba en ocasiones demasiado alto para el rango tonal de determinadas escenas, y al obtener copias positivas, era común sufrir de «cruce de color». El material para duplicados tenía que ser específico, y por otra parte, restos microscópicos de plata coloidal confundían a los escáneres...

Uno de mis rollos de Kodachrome (detrás), recién llegado de Lausana/Suiza © Valentín Sama

El consumo fue bajando y con ello Kodak decidió ir reduciendo el número de laboratorios (de un máximo de 25 a nivel mundial), eliminando también el de Colmenar Viejo (Madrid). Personalmente, acabé enviando mis Kodachrome a Lausana, en Suiza, y finalmente a Parsons, Kansas.

En el año 1997, en la PMA de Las Vegas, la propia Kodak presentó el «K-LAB», invento del particular Richard Mackson, dueño de un laboratorio de procesado. Esa pequeña máquina, que ocupaba tan solo 22 m2 y entraba por una puerta de 82 cm de ancho, revelaba perfectamente el Kodachrome, con una capacidad de 600 rollos por jornada de 8 h y tenía un precio de tan sólo 200.000 $.
Me consta, que en España un laboratorio profesional de Madrid se ofreció a adquirir y gestionar un «K-LAB» al tiempo que una popular tienda de la misma ciudad trató de hacer una compra masiva de rollos Kodachrome, pero...
Por cuestiones probablemente políticas –el Kodachrome resultaba incómodo a algunos directivos– desde la propia Kodak se le dio «el hachazo» al «K-LAB». Faltaba alguien como el honorable Dr. Mees.
En 2009 Kodak cesó en la producción de los últimos formatos de Kodachrome que quedaban, y en diciembre de 2010 se hizo –oficialmente– la mítica última tanda de revelado en el último laboratorio que queda operativo: Dwayne´s Photo, en Parsons KA. Un hecho que incluso dio pie al filme «Kodachrome». (13)

Kodachrome: una película mítica rodeada de ciertos... tópicos

Como todo producto notable, el Kodachrome está plagado de tópicos o bulos, unos de de ellos propagados por los que no usaron jamás la película, y otros por alguno de los que si lo hicieron. Voy a repasar algunos de los más importantes lugares comunes.

«El Kodachrome se caracterizaba por sus colores muy saturados»
No exactamente: los colores ofrecidos por el Kodachrome eran más bien contenidos en relación a lo que han ofrecido y ofrecen algunas de las películas para diapositivas en color de tecnología diferente.
Sí que se caracterizaba por una imágenes limpias, con un contraste alto, y negros profundos jamás superados, así como por un grano fino y una alta nitidez de imagen. Los verdes naturales quizá un tanto «eléctricos»... Todo ello redundaba en una elevada acutancia y una estética única... ¡de Kodachrome!

Kodachrome 64 © Valentín Sama

Kodachrome 64.Olympus Zuiko Auto-W 28 mm f/3.5 Septiembre de 1978 © Valentín Sama

Kodachrome 64. Olympus Zuiko Auto-W 28 mm f/3.5 Septiembre de 1978 © Valentín Sama

Kodachrome 64. Olympus Zuiko Auto-Macro 50 mm f/3.5 1978. Si al ver esta imagen no te suena de fondo Grandola Vila Morena, a lo mejor es que eres muy joven... © Valentín Sama

Olympus Zuiko Auto-Macro 50 mm f/3.5 Kodachrome 64. Julio de 1979 © Valentín Sama

Kodachrome 64. Olympus Zuiko Auto.W 28 mm f/3,5 a f/3.5 Octubre de 1978 © Valentín Sama

Kodachrome 64 © Valentín Sama

Kodachrome 64. Olympus Zuiko AUTO-T 200 mm f/5 a f/5.6 Enero de 1980 © Valentín Sama

• «El Kodachrome era único porque en realidad era una película en blanco y negro»
Bueno, sí que se basaba en emulsiones de blanco y negro, pero... ¡al igual que todas las películas fotográficas en color comerciales posteriores y actuales!
Todas toman como punto de partida una suerte de negativos «de separación» en blanco y negro!
La forma en que se genera el color, a través de qué proceso... ahí está la diferencia entre un Kodachrome y el resto de esas películas fotográficas en color. Una diferencia que otorga a las fotografías realizadas sobre Kodachrome una menor tasa de degradación de la imagen a lo largo del tiempo de la que sufren otras películas en color. 

• «El último rollo de Kodachrome revelado fue uno expuesto por Steve McCurry»
¡Permítanme Uds. dudarlo mucho!: por razones técnicas inamovibles reflejadas más arriba, ¡los rollos de Kodachrome se procesaban en grandes tandas de 100 rollos, pegados unos a otros sin solución de continuidad!
Nada nuevo, pues la historia de este –desde luego brillante fotógrafo– está plagada de bastantes, digamos, «mentirijillas», unas inocentes y otras no tanto.

En algunos de los marquitos: «Diciembre de 2010»: personalmente sí que tuve unos rollos de Kodachrome en una de las últimas –o quizá la última– de las tandas de procesado de la película Kodachrome: se realizó oficialmente el 30 de diciembre de 2010. © Valentín Sama

De hecho, el último rollo de Kodachrome en ser realmente expuesto y revelado fue el de Dwayne Steinle, dueño del laboratorio (Dwayne´s Photo, con licencia de Kodak) que se encargó de la última tanda de revelado de Kodachrome. El rollo incluía tomas de la ciudad (Parsons, Kansas EE UU) y de la propia familia de Dwayne. El último fotograma mostraba un grupo de empleados del laboratorio.
Así pues: «uno de los últimos»... es posible. Quizá tuvieron el detalle de pegarlo el último de la cola... lugar poco aconsejable técnicamente, por cierto. Pero ciertamente, no «el último».
Estas últimas tandas, preavisadas, de carácter casi apocalíptico dieron pie al filme «Kodachrome», una emotiva historia.

«KODACHROME – Over Time Everything Develops» © Valentín Sama

«Kodachrome», una suerte de «road movie», narra la historia de los últimos días de un apreciado fotógrafo, «Ben», (interpretado por un magistral Ed Harris) que requiere la ayuda de su enemistado hijo (Jason Sudeikis) para que le acompañe en un viaje por carretera  –desde Nueva York a Kansas– junto con su enfermera (Elizabeth Olsen); un viaje contra reloj para llegar a tiempo de la última tanda de revelado de Dwayne´s Photo, de unos antiguos rollos de Kodachrome sin procesar que ha encontrado entre sus equipos. El viaje es contra reloj en más de un sentido y el final altamente emotivo habla de la fuerza de la Fotografía como recurso humano. Durante el viaje, «Ben» hace disparos con su Leica M4-P cromada. Los detalles técnico-fotográficos están muy cuidados –si bien no perfectos– lo que se agradece mucho: no es lo más frecuente.

Captura de pantalla del filme «Kodachrome» © 

Captura de pantalla del filme «Kodachrome» ©

Personalmente, sí que tuve unos rollos de Kodachrome en una de las ultimas tandas de revelado de diciembre de 2010 de Dwayne´s Photo, aunque no pueda presumir con seguridad de que fuese la última.

De esos últimos rollos de Kodachrome expuestos y revelados «in extremis» os pongo algunas imágenes:

Kodachrome 64 Olympus F-Zuiko Auto-T 200 mm f/5 a f/8 Diciembre de 2010 © Valentín Sama

Kodachrome 64 Olympus Zuiko Macro 50 mm f/3.5 a f/11 Diciembre de 2010 © Valentín Sama

Kodachrome 64. Olympus F-Zuiko Auto-T 200 mm f/5 a f/5.6. Diciembre de 2010 © Valentín Sama

Kodachrome 64. Olympus F-Zuiko Auto-T 200 mm f/5 a f/5.6. Diciembre de 2010 © Valentín Sama

Curiosidades acerca del Kodachrome

• Ansel Adams fue –probablemente– el primero en probar el Kodachrome nada menos que en placas de 8x10 pulgadas con sus cámaras de placas. Fue, como era de esperar, consultor de Kodak y también de Polaroid. Kodak le suministró las primeras placas y las utilizó entre 1946 y 1948. Un libro no muy conocido «Ansel Adams in Color» refleja ese trabajo.

Así el 29 de abril de 1946, en una nota manuscrita añadida a la copia de una carta dirigida a Stephen Clark (MoMa), que enviaba a Beaumont Newhall, Adams escribía: «Lo creas o no, Kodak me está pagando 250$ por disparo por al menos tres tomas en Kodachrome de 8x10" de cascadas con arco iris...»

Un aspecto interesante es que Adams no se sentía ni interesado ni convencido por el uso del color, que consideraba una suerte de «interferencia visual».No obstante, como el gran fotógrafo que era, le sacó un buen partido al material y algunas de sus imágenes se emplearon para fines publicitarios de distintas compañías distintas de Kodak. Puede leerse más acerca de este tema a través del enlace a un artículo de 2009 de la revista Smithsonian

• Louis Marden, fotógrafo del National Geographic (NGS), apoyó mucho al Kodachrome ya desde los dos primeros años de su comercialización. En aquella, época, las exigencias de calidad del magazine era no admitir –por lo general– formatos menores a las placas de 4x5", si acaso formato medio, aunque el 6x6 cm lo consideraban «pequeño». Marden consiguió unos pocos rollos de Kodachrome en 35 mm y se lanzó a fotografiar diversos motivos, con predominancia de aquellos en movimiento, que hubiesen sido difíciles de captar con un conjunto de cámara y medio menos ágil.
Cuando los mostró a sus superiores, quedaron impresionados, y desde 1939, y durante 50 años el NGS utilizó fundamentalmente material Kodachrome (con algún Ektachrome intercalado).
Para los fan del filme «Los puentes de Madison»: observen qué tipo de película saca Robert Kincaid «fotógrafo del NGS» en una de las escenas...

• La bolsita para enviar el Kodachrome a revelar incorporaba una clave no muy conocida: si se cortaba con tijeras un pico concreto –el de la parte inferior derecha en la segunda fotografía de abajo– el laboratorio devolvía el rollo son cortar ni montar. Algunos preferían proyectar como «filminas».

Bolsa para el envío, cara a su procesado, de un Kodachrome Professional © Valentín Sama

• Como y se ha comentado, desde el Kodachrome II, la estabilidad en el tiempo es magnífica –ninguna de las imágenes que muestro se ha escaneado con «recuperación de color– pero hay una particularidad: ello se refiere a conservación en la oscuridad, no en proyección. Por eso, para un uso intensivo se recomendaba utilizar duplicados mediante la película Kodak Ektachrome Duplicating Film, específica para Kodachrome.

• Algunos rollos de Kodachrome en su versión estándar, de aficionado, acusaban una ligera –pero fea– dominante verde. Las «malas lenguas» le echaban la culpa al laboratorio de Colmenar Viejo (Madrid), pero la realidad era otra: esos rollos estaban poco «maduros»; si se puede decir eran demasiado «frescos». Esto no ocurría con la versión Profesional, perfectamente controlada.
Por eso, los fotógrafos más veteranos, los «mayores», solían andar por Fotocasión (Madrid) y preguntaban: ...«oye, José Luis (Mur), ¿no tendrás por ahí algún rollo de Kodachrome recién caducado o apunto de hacerlo?» Esos rollos daban un color neutro/cálido «Navia» soberbio, y además... ¡tenían descuento!

• No muchas personas conocen que, en EEUU, existe el parque natural «Kodachrome Basin State Park», situado en el estado de Utah. Se le dio ese nombre en honor  a los fotógrafos que fotografiaron los parajes mediante la famosa película y mediante esos documentos gráficos convencieron a las autoridades para la creación de un parque natural.

© Eastman Kodak

• En el mismo momento del magnicidio de J.F. Kennedy, un aficionado –Abraham Zapruder– rodaba la escena con película Kodachrome de 8 mm. Su alta calidad, nitidez y acutancia permitió analizar detalles de la escena que reforzaron la teoría –muy plausible– de una conspiración con dos tiradores apostados en un lateral, mientras Oswald era utilizado como chivo expiatorio.

Y por supuesto: la película Kodachrome goza de su propia canción y nada menos que por Paul Simon.
Os adjunto la letra. Traducción libre © Valentín Sama

Kodachrome © Paul Simon
When I think back
Cuando miro hacia atrás y recuerdo
On all the crap I learned in high school
Todas las gilipolleces que aprendí en el instituto
It´s a wonder
Es de asombrar
I can think at all
Que incluso (todavía) sea capaz de pensar
And though my lack of education
Y a pesar de que mi falta de cultura
Hasn´t hurt me none
No me ha perjudicado en absoluto
I can read the writting on the wall
Soy capaz de entender el negro futuro que me espera
¡Kodachrome!
¡Kodachrome!
They give us those bright colors
Nos dan todos esos bonitos y brillantes colores

...«the greens of summers»... «makes you think all the world´s a sunny day, oh yeah!»
Olympus Zuiko Auto-Macro 50 mm f/3.5 Kodachrome 64. Julio de 1979 © Valentín Sama


They give us the greens of summers
Nos dan los verdes de los veranos
Makes you think all the world´s a sunny day, oh yeah!
Te hace creer que todo el mundo es un día soleado, ¡oh sí!
I got a Nikon camera
Tengo una cámara Nikon
I love to take a photograph
Adoro tomar una fotografía
So mama don´t take my Kodachrome away
Así que, mamá, no me quites mi Kodachrome
If you took all the girls I knew
Si tomaseis todas las chicas que conocí
When I was single
Cuando estaba soltero
And brought them all together for one night
Y las juntases a todas por una noche
I know they´d never match
Sé que nunca llegarían a igualar
My sweet imagination
Mi dulce imaginación
And everything looks worse in black and white
Y todo muestra un peor aspecto en blanco y negro
Kodachrome!
¡Kodachrome!
They give us those bright colors
Nos dan todos esos bonitos y brillantes colores
They give us the greens of summers
Nos dan los verdes de los veranos
Makes you think all the world´s a sunny day, oh yeah!
Te hace creer que todo el mundo es un día soleado, ¡oh sí!
I got a Nikon camera
Tengo una cámara Nikon
I love to take a photograph
Adoro tomar una fotografía
So mama don´t take my Kodachrome away
Así que, mamá, no me quites mi Kodachrome
Así que, mamá, no me quites mi Kodachrome (repite)
(deja a tu chico tan lejos de casa)
Mamá, no me quites mi Kodachrome


Notas:

(*) El rollo de película Kodachrome 64 de la imagen de apertura no es coetáneo de la cámara.
1) «Una incierta luz», la obra de   Gonzalo Juanes. Sala Canal de Isabel II, del 28 de mayo al 22 de julio de 2024.
2) Nota: este artículo es una revisión profundamente actualizada del de mi autoría, realizado ex profeso para celebrar el número 200 de nuestra revista FV. Incluye, igualmente información publicada respecto al Kodachrome en nuestro medio DSLRMagazine/Albedo Media.
(3) Seis años de sueldo medio de la época.
(4) Para los más interesados en la química los colorantes empleados por Mannes y Godowsky eran:
  • Amarillo: 4-nitro acetoacetanilida
  • Magenta: p-nitro fenil aceto nitrilo
  • Cian: m-hidroxi difenil
(5) «Hombre y Dios».
(6) La fecha es muy significativa, y que, en la primavera del año siguiente se presentaría la Kine Exakta, la primera cámara réflex monocular que podía emplear película de 35 mm, y por tanto los rollos de Kodachrome para ese formato que se presentarían tan sólo unos meses después.
(7) El «Kodachrome 40», una película de 40 ASA para luz de tungsteno (incandescencia), por razones que nunca llegué a entender, nunca se llegó a comercializar en España, así que teníamos que lidiar con la Ektachrome 160, que era muy mejorable (dicho con caridad cristiana). En realidad, los cartuchos de Super 8 y la película de cine de 8 mm era este material: un filtro en el «tomavistas» corregía a «luz día», salvo que acoplásemos una antorcha accesoria. De esa manera se aprovechaba la sensibilidad útil al máximo en toda circunstancia... ¡muy ingenioso!
(8) Excepto, por ejemplo, la Phoenix 200.
(9) Hoy en día, en otros procesos, se emplea un velo químico, que simplifica mucho el método
(10 El proceso E6 más empleado hoy en día lleva tan sólo unos 35 minutos y se lleva a término en seis pasos.
(11) El Kodachrome 200 nunca fue «santo de mi devolución» ni de muchos otros fotógrafos; su grano era muy visible (todavía no se había desarrollado el grano tabular) y su dominante se nos antojaba un tanto rojiza.
(12) En EEUU una sentencia obligó a Kodak a comercializar una presentación sin revelado incluido
(13) De hecho, aunque para la historia queda esa fecha del 30 de diciembre de 2010 como la de la última tanda de revelado, me consta que la última tanda real se llevó a cabo aproximadamente una semana después del «cierre oficial», incluyendo el rollo expuesto por el dueño del laboratario.

(**) En una de esas últimas tandas tuvimos, con éxito, unos rollos Kodachrome, al tiempo que los últimos enviados –si bien con suficiente antelación– no llegaron a tiempo por culpa de los ya clásicos retrasos navideños de Correos, y yacen en un congelador.

Comentarios

JCS ha dicho que…
Sr Sama,
Muy interesante y emotivo artículo, supongo que esos verdes eléctricos habrán contribuido a transformar en un ícono la foto de la niña afgana de la portada del National Geographic. Al fotógrafo prefiero no nombrarlo por su "mala praxis photoshopera".
En la popular y conocida canción de bossanova "Desafinado" de Antonio Carlos Jobim se menciona: -lo fotografié con mi Rolleiflex y se reveló su enorme ingratitud- en portugués obviamente. Por citar otra curiosidad que relaciona música u fotografía.

Un saludo.
JCS
YO ha dicho que…
Buenas noches Valentín.
Tengo la sensación que tus artículos los reformulas como ensayos.
Y a mi particularmente me gustan más.
Sobre la pregunta
¿Nostalgia del kodachrome? SI. En mayúsculas.
Nostalgía de las 1500 ptas que pagaba por carrete y revelado.
Nostalgia de sus negros como " El Greco"
Nostalgia por sus finos detalles. La foto de las tres aldabas es significativa
Y sin embargo no tengo nostalgia de aquellos años, que los vivi como los colores del kodachrome.
Y te traslado una observación. A mi entender el Kodachrome disparado con luz del paralelo de Rochester 45º aprox. daba unos colores, y en el paralelos más ecuatoriales en mi caso S de Cuba 20º aprox, daba unos azules y rojos más intensos. Ya me dirás.
Luis
santiagoenprata ha dicho que…
Sublime, absolutamente sublime. Gracias por escribir... así.
Juan Carlos Giménez ha dicho que…
Hola de nuevo, Señor Sama, y de nuevo mis felicitaciones por tan concienzudo artículo.

Le escribo para corroborar -y rebatir-, desde mi humilde posición de usuario, algunos de los aspectos "virtuosos" -y otros no tanto- de la película Kodachrome.

Tuve la oportunidad de utilizarla en tres ocasiones en los primeros años 80 -solo en formato 135 y ASA 64-, cuando mi andadura fotográfica comenzaba a definirse. Y sí, es cierto que la definición era, en algunos casos y dependiendo de las tomas, espectacular. Respecto al color y observando las pocas diapositivas salvadas de la "quema" y conservadas, observé -y observo- una saturación justa, rica sin llegar al grado acusatorio que algunos han esgrimido.

Y lo que menos me gustó -entonces y ahora- es precisamente la densidad de negros que usted aduce como virtud -respecto a su acutancia-, y que yo observé como excesiva por no permitir en ocasiones apreciar el detalle en sombras que sí se mostraba en otras como Ektachrome y Fujichrome, que asiduamente utilicé desde entonces en formatos 120, 9x12 y 135. Aparte queda, como molestia menor de aficionado, la obligatoriedad de enviar aquellos "rollos" al laboratorio Kodak de Madrid, algo que no podía permitirme postreramente como profesional por la demanda de inmediatez de resultados.

Reciba un cordial saludo. Atentamente:

Juan Carlos Giménez

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