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De la Robot I a la Robot Star 1: la evolución

Tal como sabemos por la historia, tras el éxito comercial y de público de la Robot I, comercializada en 1934, su creador, Heiz Kilfitt, no se encuentra muy a gusto constreñido por las estructuras fabriles y empresariales, y así, en buena armonía, dejará la empresa, que, de «Berning & Co.» pasa a llamarse «Robot-Berning & Co.»; pero Kilfitt no lo hace sin dejar antes totalmente a punto –para 1938– la Robot II, que acabará siendo el modelo más vendido por la firma. De hecho, las propias características de dicho modelo y la época históricamente convulsa que le toca compartir, harán que de él existan las versiones más variadas y de la más alta especialización, de las que os hablaré en otro artículo, más adelante.

La Robot II –en primer plano– es una cámara más evolucionada respecto a la Robot I, pero pierde parte del aspecto de «miniatura mecánica» respecto a la Robot I. Además de en negro, estuvo disponible en cromado, en versiones civiles o militares. Esta unidad en concreto, es de carácter militar, tal como desvelan los datos de su numeración en el interior. © Valentín Sama

Nota: esta es una versión actualizada del artículo publicado previamente en Albedo Media; pero, puesto que la serie, compuesta por cinco artículos, se perdió casi íntegramente al parecer en un accidente informático, se publica aquí de nuevo por petición popular.

Diferencias visibles respecto a la Robot I

La Robot II, que mantiene la motorización a resorte que caracteriza a toda la familia, adopta unas líneas más modernas, que no obstante –en mi opinión– le restan parte del encanto de «muy pequeña máquina de precisión» del modelo Robot I. A simple vista, el rasgo distintivo más notable es que el visor queda integrado bajo la cubierta superior, pero en el frontal, un poco más desapercibido, encontraremos un detalle muy importante: un zócalo para sincronización «M» para flash. Si bien las Ihagee Exakta –las primeras cámaras en ofrecer ese avance– se adelantaron a Robot nada menos que en cuatro años (1935), los clientes de Leica tuvieron que esperar para disponer de esa sincronización… ¡hasta 1950! (1)

Obturación mejorada y arrastre más potente 

El sistema de obturación, que mantiene los principios de obturador rotativo de la Robot I, es mejorado, siendo ahora de funcionamiento aún más suave y libre de vibraciones, ofreciendo una nueva escala de tiempos: 1/500 s, 1/250 s, 1/100 s, 1/50 s, 1/25 s, 1/10 s, 1/5 s, 1/2 s y «B». Ese obturador y mecanismo de resorte mejorado permite ofrecer la Robot II en dos versiones de base: bien con sistema de resorte para 24 tomas (igual a la Robot I), bien con sistema para 48 tomas, ambas sin necesidad de remontar y ello tanto en versiones cromadas como lacadas en negro. Para los interesados en las Robot II y dado que existieron tantas versiones especiales –aparte de las más arriba mencionadas– un detalle para su fácil identificación: en el interior, por delante del número de serie, llevan la letra «B». Si llevasen una «L» estaríamos ante una mucho más rara Robot II para uso militar –no fuerza aérea–. Los últimos números de serie se sitúan alrededor del 90.000. (2)

Reproducción de un corte del mecanismo de obturación y avance por resorte de una Robot II © Robot-Berning & Co.


En la Robot II aparece el zócalo para sincronización de flash  –por encima del selector de tiempos de obturación– y se integra el visor en la línea del cuerpo. Para saber si esta cámara es una versión militar o no, tendríamos que comprobar si la letra que precede al número de serie es una «B». Si es así, seguida de una serie de dígitos, un guión, y un último dígito, tenemos una cámara militar para un cuerpo diferente de la «Luftwaffe». © Valentín Sama

Otros detalles

En las Robot II, cambian –además del visor– el cuentafotos y el sistema de bloqueo contra disparos accidentales, al tiempo que desaparece el filtro interior amarillo-verdoso. Así, el primero ya no sigue el genial «sistema saltarín» de numeración no correlativa de la Robot I (3), para ofrecer ahora las indicaciones de forma más convencional bajo una ventanilla en arco, mientras que el bloqueo se puede realizar desplazando un pequeño mando deslizante. El cuentafotos debe ponerse a cero manualmente y para ello cuenta con un pequeño tetón de desbloqueo. Lo que sí se mantiene –muy afortunadamente– es el sistema de visor en ángulo, solo que aquí, en lugar de girar todo el visor como en la Robot I, el sistema es interno y lo activaremos mediante una pequeña palanca deslizante en el «capot» superior del visor. Si bien las Robot II carecen de zapata portaaccesorios, incorporan ya –en la parte superior– dos zócalos que permiten encajar accesorios en los mismos. La Robot IIa presentada en la Photokina de 1951, la segunda, ofrece ya la opción de fijar una zapata portaaccesorios, así como algún otro avance significativo, sobre el que me ocupo más adelante.
 
La cámara negra es una Robot II y la cromada una Robot IIa: ¿puedes ver las diferencias? © Valentín Sama 

Nuevos objetivos

La introducción de la Robot II vino acompañada de la de nuevas ópticas, tales como el Carl Zeiss Biotar 4 cm f/2 –el primer «luminoso» para las Robot–, así como por los Carl Zeiss Sonnar 7,5 cm f/4; Carl Zeiss Tessar 3 1/4 cm f/2,8 (32,5 mm); Carl Zeiss Tessar 3 3/4 cm f/2,8 (37 mm) y Schneider-Keuznach Xenar 37,5 mm f/2,8, que se suman a los anteriormente disponibles. 

La Robot IIa y los chasis Robot para películaEntre la Robot II y la Robot Star 1 que se citan en el título, encontramos –en lógica evolución– la Robot IIa, y relacionado con ella, abordo finalmente el espinoso tema de los chasis Robot para la película de 35 mm, sin los cuales las Robot no es que no puedan funcionar correctamente, es que no pueden funcionar… en absoluto. Y el problema adicional es que nos enfrentaremos a los modelos K, T, TR, N, NR y «especiales». Ofrezco una tabla no exhaustiva de modelos de cámaras y chasis compatibles / necesarios:

  • Robot I: Modelo K emisor / Modelo K gemelo, receptor
  • Robot II: Modelo T emisor / Modelo N receptor
  • Robot IIa: Modelo T con soporte o chasis normalizado 135 / Modelo N receptor
  • Robot Junior: Modelo TR o chasis normalizado 135 / Modelo N receptor
  • Robot Star 1: Chasis normalizado 135 / Modelo N receptor
  • Robot Star II Vollautomat: Modelo TR o chasis normalizado 135 / Modelo NR receptor 

Siempre citando como «emisor» el que contiene la película virgen y como «receptor» el que alberga los fotogramas conforme se van exponiendo. 

Un surtido de diversos tipos de chasis Robot. Un cierto fastidio, pues sin al menos uno de ellos –en ocasiones dos– la Robot no puede funcionar. © Valentín Sama

Ya veis, y no cito quince modelos posteriores que no hacen al caso de este artículo… una cierta «ensalada» de chasis. Todo viene del hecho de que cuando se concibió la primera Robot, todavía no existían los chasis precargados de película de 35 mm –formato 135 de Kodak– y las cámaras, tanto Robot, como Leica o como Contax debían utilizar chasis propietarios para la película. Por cuestiones de su motorización a resorte, Robot continuó con chasis receptores para película en lugar de las bobinas receptoras «al aire» de otras marcas, si bien «se abrió» al uso del chasis 135 a la hora de alimentar de película sus cámaras. Pero… ¡ojo!: ello no significa que hubiese –al menos de inmediato– ¡forma de rebobinar la película! Vayamos paso a paso. 

La Robot IIa fue la primera de la saga en poder emplear también película comercial en formato 135, que era recogida –sin rebobinado– en un chasis de tipo «N». Obsérvese la letra «C» delante del numero de serie, correspondiente al modelo IIa © Valentín Sama 

Tal como podéis ver la variante Robot IIa supuso, para el usuario medio, un gran avance, ya que por primera vez podía usar en una cotizada cámara Robot –«la más rápida de la época»– película normalizada en el formato 135, o incluso el chasis Robot T si disponía ya de alguno o quizá una segunda cámara Robot II. Ahora bien, recordemos que –por razón de robustez– las Robot carecían de embrague para rebobinado, por lo que, en todo caso, al acabar un rollo de película, debía extraerse el chasis de tipo «N» con la película cara a su revelado –tras cortar el extremo unido al chasis 135 (o T), y enhebrar un nuevo rollo en otro chasis «N» que llevaríamos de reserva… 

Todo ello es un supuesto más teórico que práctico, ya que con 50 tomas 24 x 24 mm por rollo 135-36 en aquellas épocas no era corriente «tirar un rollo tras otro». Dentro de la posible incomodidad que todo esto pueda suponer, recordemos que existe una ventaja: si se abre la cámara a mitad de rollo, los fotogramas expuestos están protegidos frente a la veladura dentro del chasis K, N o NR. De hecho, en los manuales de instrucciones de las Robot se cita que podemos exponer tan solo parte de un rollo y pasar a revelar lo ya expuesto, sin necesidad de abrir la cámara en cuarto oscuro. En caso de duda, las Robot IIa se distinguen por llevar la letra «C» delante del número de serie. 

Con la Robot IIa se incorporan al elenco de las ópticas ya disponibles, los Schneider-Keuznach Radionar 37 mm f/3,5; Schneider-Keuznach Xenagon 30 mm f/3,5; Schneider-Keuznach Xenar 38 mm f/2,8 y Schneider-Keuznach Radionar 38 mm f/3,5 (4). 

Llega la Robot Star 1

Tan solo un año después de comercializarse la Robot IIa, en 1952 llega la Robot Star 1. Podría esperar al l de la presentación de este modelo para daros mi opinión, pero creo que sería injusto por mi parte: se trata del modelo que considero más interesante para un usuario que –lejos de buscar el más exótico o raro por su valor coleccionable– desee gozar de todo el «carácter» de una Robot, combinado con los aspectos más prácticos para su uso. ¿Cuál es la razón? Estamos ante la primera Robot que permite usar chasis normalizados de formato 135 y además… ¡dispone de rebobinado! Ahí es nada… Y lo más curioso es que –al igual que los modelos anteriores, carece de embrague para el mismo, ¡faltaría más! Luego os explico de qué argucia se sirve para esa operación de rebobinado…

El bonito detalle esmaltado de las Robot Star 1 figuró con dos tamaños de estrellas distintos. Aquí aparece con las pequeñas y acusando la dura vida a la que han sido sometidas por lo general las Robot © Valentín Sama 

Las Robot Star 1 son fácilmente reconocibles por el bonito emblema esmaltado de la parte frontal en el que reza: ROBOT STAR, junto con dos estrellas (5). Las Robot Star 1 estaban disponibles en versiones con resorte para 24 o 48 exposiciones, así como sin y con anclajes para correa de transporte, conservando las características generales – visor de ángulo, obturador, zapata portaaccesorios, sincronización para flash, etc.– de la Robot IIa. Si le sumamos que el objetivo de serie de una Robot Star 1 es un Schneider Kreuznach Xenon 40 mm f/1,9 creo que entenderéis, finalmente, por qué una Robot Star 1 –la que aparece en las ilustraciones– es «mi Robot de uso» de entre todas las Robot. 

El manejo de una Robot Star 1

Carga y rebobinado

Lo primero es: ¿disponemos de un chasis «N»? Si la respuesta es afirmativa, tras limpiarlo con un poco de aire comprimido y asegurarnos de que los «labios» de terciopelo están en orden, podemos comenzar. Para poder abrir el chasis, presionamos sobre la pestaña de la parte superior –más acerca de esto, luego– y accedemos a la bobina interior. Ya podemos insertar la punta de la película del chasis normalizado 135 y cerrar de nuevo el chasis N. Levantamos el botón de arrastre de la película, insertamos el chasis N –veremos que hay unos tetones para su guía– y bajamos el botón, girándolo suavemente para que encaje de forma correcta, pasando el chasis con la película 135 a su alveolo, asegurándonos de que encaja correctamente en lo que será el anclaje de rebobinado. Atención: al revés que en otras cámaras convencionales, éste no sube cara a la inserción del cartucho, y por ello hay que asegurarse de este detalle.
 

En la Robot Star 1 podemos distinguir, a la izquierda, el dispositivo para el rebobinado de la película. Además de esa mejora, algunas versiones llevaban anclaje para correa © Valentín Sama

Supongo que habréis «dado cuerda» a la Robot –siempre con cuidado de no «saltar» la misma, estamos hablando de un acero con más de medio siglo encima– y así, tras aseguraros de que las perforaciones de la película coinciden con la rueda dentada de arrastre –única, de la parte superior– disparamos un par de fotogramas, a fin de comprobar que el arrastre funciona, y cerramos la cámara. Aunque no lo podemos ver, en ese momento ocurre algo muy importante: un tetón presente en el dorso de la cámara provoca la apertura de los labios del chasis «N», haciendo que la película corra libremente, con menor fricción y riesgo de arañazos. Acto seguido, pondremos a cero el contador de fotos, algo más importante de lo que parece, pues aconsejo parar de tomar fotos al llegar al fotograma 50 o un poco antes –rollo 135-36– para evitar tirones y rotura de perforaciones de la película finalmente, pues recordemos que estas cámaras no disponen de embrague alguno.

© Valentín Sama

Bien…y si no hay embrague, ¿cómo haremos para rebobinar, en esta Robot Star 1 que sí permite esa maniobra? ¡Ah, el ingenio mecánico de Heinz Kilfitt! En puridad, para observar el funcionamiento del «invento» hay que hacerlo con la cámara abierta– sin película– y observaremos que cuando pasamos la pequeña palanca de la parte superior a la posición «R» (Rewind, Rücklauf, Rebobinar), no se activa ningún embrague en la rueda dentada de avance –solución fuente de averías que Kilfitt odiaba– sino que se levanta astutamente un pieza de metal curvada que cubre los dientes de la rueda de arrastre. Con este «bypass» –tan rudimentario como ingenioso– la película, en su retorno hacia el chasis estándar 135 «salta» por encima de esas púas y puede ir hacia atrás. Sin embrague. ¡No debemos olvidar –por esa misma razón– levantar hacia arriba y bloquear en esa posición el botón de la bobina de arrastre de la película, en el extremo superior derecho! 

Esa palanca permite rebobinar… sí. Pero no es nada amable con los pulpejos de nuestros dedos… © Valentín Sama

Descripción de partes –en alemán– de una Robot Star 1 © Robot-Berning Co. 


¿Pensabais que era fácil? Pues… no sabéis bien la tortura que os espera para accionar la palanca de rebobinado. Lo primero es tirar hacia arriba de ella «hincando» nuestra pobre uña en la ranura de dicha palanca, hasta que se hagan visibles en el eje de la palanca unos puntos rojos, señal de que el engranaje correspondiente –ver corte esquemático, puntos Nº 20 y Nº 29– ha entrado en posición. Ahora, ya podemos rebobinar, mientras las puntas de esa palanca atormentan nuestros pulpejos y pugnamos para que el instrumento de nuestros pesares no vuelva hacia abajo, desengranándose… Vamos, que está bien disponer de rebobinado, pero que… ¡casi es mejor disponer de varios chasis «N» y llevarnos allí la película para su revelado. En todo caso, representa una ventaja poder usar chasis normalizados 135 cargados con película de fábrica. 

Enfoque, visor y –finalmente– disparo

Los modelos de cámaras Robot que nos ocupan, carecen de sistema telemétrico y deben enfocarse por estimación (6). En principio, la idea de Kilfitt era que debido a las cortas focales necesarias para la diagonal de 34 mm del formato 24 x 24 mm, frente a la de 43,26 del formato 24 x 36 mm o «KB» original de Leica, poder prescindir del telémetro era una virtud que permitía utilizar las cámaras con mayor rapidez, según hiperfocal. De hecho, la idea de enfocar con telémetro estaba reñida en cierta forma con el propio concepto de motorización de las Robot. Para facilitar el enfoque, Kilfitt y su equipo diseñaron un sistema muy eficaz y fácil de seguir, incluso para los poco entendidos: una codificación por colores. Veamos un ejemplo con el Schneider-Kreuznach Xenon 40 mm f/1,9.

Ojo a...¡los ojitos del robot! © Valentín Sama

 Los valores de abertura f/1,9; f/4 y f/8 van pintados en los colores rojo, amarillo y verde respectivamente. Por su parte, en la escala de distancias de enfoque tenemos marcadas en esos colores, valores de 20 m, 10 m y 5 m, respectivamente… que no son sino las hiperfocales para f/1,9; f/4 y f/8. Si ajustamos el objetivo a cualquiera de ellas, sendas parejas de puntos en color rojo, amarillo o verde nos indicarán sobre la escala de distancias de enfoque, «de dónde a dónde» tendremos profundidad de campo, desde 2,5 m a infinito a f/8, o de 5 m a infinito para f/4, por ejemplo. Un invento… genial.
 
Podemos hacer uso del visor de la Robot Star 1 de forma convencional... o podemos hacerlo en ángulo recto © Valentín Sama

El visor, por su parte, carece de marcos luminosos y sólo muestra el campo para la focal de, bien 40 mm, bien 30 mm según modelos y –para otros objetivos– usaremos máscaras o visores accesorios. Lo que ha llegado, por fin, es el momento de disparar. Una vez que lo hagáis, quedaréis «enganchados» para siempre con las Robot, al escuchar el chirriante aullido del sistema de resorte y engranajes que se activa cada vez que levantáis el dedo del disparador. En mi entrega anterior de esta saga de las Robot os hablé de cómo el carácter robusto y motorizado de las Robot II hizo que tuviesen un gran protagonismo en la Segunda Guerra Mundial, como pudimos verlo en nuestra entrega anterior: «Las Robot se van a la Guerra». (abajo)

En esta misma serie:

Por razones técnicas los eventuales comentarios no deben exceder en extensión las 500/600 palabras. Todos los comentarios están sujetos a moderación.

(1) Hasta el modelo IIIf del año 1950, las Leica no incorporaron sincronización para flash, disponible en las Exakta VP ya desde 1935 
(2) De las Robot II se fabricaron aproximadamente 50.000 unidades
(4) En la época, la disponibilidad de ópticas de muy similar focal y luminosidad para una misma cámara, por parte de diversos fabricantes, era una forma de poder ofrecer distintos niveles de precio para el conjunto, lo que ahora se llamaría «kit».
(5) Existen dos series distintas: en la primera las estrellas son de menor tamaño que en la segunda
(6) Más adelante, Robot comercializó un muy raro accesorio telemétrico externo, acoplable con tres de los objetivos más utilizados con las Robot

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