La reciente introducción de la película «Harman Phoenix 200» me ha hecho reflexionar sobre cómo ha evolucionado –desde aproximadamente 1990– todo lo relacionado con la fotografía avanzada y profesional, así como –especialmente– con la fotografía fotoquímica en color. Y lo hago por experiencia en primera persona.
Me refiero, más concretamente a la forma en que –recientemente– se ha hecho costumbre comercializar productos inmaduros, o incluso de procedencia opaca y dudosa, y ello no precisamente a precios que pudiéramos definir como «asequibles» sino más bien todo lo contrario.
¿ISO 200? No exactamente... © Valentín Sama |
La más reciente es la citada «Harman Phoenix 200» y un buen ejemplo de lo que nos ocupa, es que se nombra y se etiqueta como «ISO 200» cuando en una muy reciente entrevista, dos de los jóvenes químicos que han participado principalmente en su desarrollo han comentado que ...¡su sensibilidad real es de 123,5 ISO!
¿Y cuales serían las razones aducidas para justificar esa falsedad?
Pues según las declaraciones de Peter Dodd, uno de los dos químicos implicados en el proyecto, que lleva en Harman 7 años, porque ...«la película [como negativo en color que es] ofrece buenos resultados para ajustes entre IE100 e IE400, y puesto que la tendencia hoy en día, el sweet spot, [en sus propias palabras] está en torno al ISO 200, una suerte de paradigma, pues se optó por el valor de ISO 200»
Ello con el beneplácito de Giles Branthwaite Director de Ventas y Marketing. (*)
Captura de vídeo © Grainydays A la derecha, Peter Dodd, a la izquierda, Matty Colfar |
Es cierto, que desde Harman se indica que se trata de una película de carácter «experimental» y que la idea es poder ir ganando conocimientos con el fin de que cada nueva versión, ofrezca mejoras. Se advierte que –por el momento– hay que contar con granularidad muy visible, alto contraste, color un tanto atípico, e incluso, en algunos casos «ciertos defectos físicos en la emulsión». Todo ello, eso sí, a un precio del entorno de entre 12,90 € y 15,49 € (según puntos de venta), cuando un rollo de Kodak Gold (ISO 200) se encuentra por 8,30 € y una Kodak Colorplus 200 por 7,10 €.
Atención al texto –lleno de «pistas», en el interior del embalaje de la Harman Phoenix 200 © Valentín Sama |
El planteamiento es muy similar al de la película ADOX Mission: captar fondos para el desarrollo de posibles futuras ediciones o «coladas» más avanzadas. Legítimo –en teoría– si se avisan «las intenciones», pero... ¿de verdad a precios en torno a un 50% o incluso más elevados que productos equivalentes, pero largamente consolidados y afinados, sin defectos?
Hay otras «operaciones» si cabe más surrealistas, como sería el envasar unos cuantos miles de rollos en formato 135 de película negativa en color para vigilancia aérea, como es la Kodak, Aerocolor, y darle un nombre tal como «Santacolor 100», comercializándola a... ¡18€ el rollo 135-36!
Otro caso en una línea similar pero en B/N lo tenemos en el de Film Ferrania: comenzaron captando fondos en concepto de «crowdfunding» para un ambicioso proyecto de poner en fabricación película para diapositivas en color y se quedaron en comercializar series cortas de película negativa en blanco y negro Orto 50 y Ferrania P30, a precios de 11,90 € para ambos (135-36).
Film Ferrania P30 a IE 32, lo que considero su sensibilidad real en lugar de la anunciada de ISO 80. © Valentín Sama |
Tampoco se quedan cortos los de ORWO, que lanzan una serie limitada de negativo en blanco y negro de 100 ISO, el NP100, a precios superiores (9,50 €) a los de su competencia objetiva.
Recordemos, como referencia, que un rollo de Kentmere 135-36 –un material de alta calidad y totalmente consolidado– se comercializa a 6,70 € tanto en 100 como en 400 ISO.
Cuando las cosas se podían poner serias (contenido para los más jóvenes)
En los tiempos dorados de la fotografía en color, hacia 1990, antes de la irrupción de los sensores digitales, firmas tales como Agfa, Fuji y Kodak y competían especial y preferentemente en el mercado profesional, sin descuidar el de aficionado, al que atendían otras muchas marcas, tales como 3M (Scotch), Konica, etc.
Para los que no hayan vivido esa época: para la fotografía social, el material más empleado era el negativo en color, por la facilidad que suponía poder entregar copias positivas presentadas en forma de álbum en pocas horas; de un día para otro.
Encargo profesional para Loewe. © Valentín Sama/Rafael Roa |
Pero para fotografía comercial, industrial, de producto, editorial, etc., el material a emplear era la diapositiva en color, un original de cámara. Uno de los motivos es que, con una lupa o cuentahilos y una mesa de luz, de un vistazo se podía evaluar la imagen: los colores eran directos, no complementarios, y no había máscara de color como en el negativo; en un instante, el cliente te podía... «sacar los colores», como fotógrafo. Exposición, nitidez, calidad de color y por supuesto cualidades y calidades estéticas.
¿Y saben Uds. cual era el problema? Muy sencillo no había «Photoshop» ni posibilidad viable para corregir errores de toma. (1). Ese original de cámara tenía que ir a fotomecánica y a imprenta.
© Valentín Sama |
¿Cual era el otro punto crítico?: a diferencia de las negativas en color y de las negativas en B/N, la película para diapositivas soporta como mucho un error de medio punto de subexposición y un tercio de punto de sobreexposición. (2)
Una toma en 4 x 5" para encargo comercial (Loewe) con marcas para fotomecánica © Rafael Roa/Valentín Sama |
Aquí viene al aspecto al que quería llegar: la necesidad de precisión en la calibración de las películas era tal que hacía que fabricantes tales como Kodak ofreciesen versiones «Professional» de determinadas de sus películas. Y su calibrado era tan exquisito que cuando abrías el embalaje, en el folleto interior, en tinta roja figuraba la sensibilidad exacta del rollo en cuestión (3), por ejemplo 50 ISO en lugar del ISO 64 de un Ektachrome 64.
Háganse una idea: que unos señores con bata de laboratorio se pusiesen de acuerdo con el jefe de Marketing para otorgar un índice de exposición distinto al real «porque mola», pues por entonces, como que no...
Ahora vamos con las pruebas beta
Durante años, fui probador beta para de material fotosensible, principalmente para Kodak (4), y también para Polaroid, entre otras firmas. Antes de lanzarse al mercado, cantidades suficientes de distintas versiones de esa futura nueva emulsión se entregaban a unos pocos fotógrafos profesionales seleccionados de todo el mundo –creanme Uds.: lo más alejado que puedan imaginar de un influencer o youtuber de ahora– bajo clave, (5) a fin de que las probasen en su ecosistema habitual, procesándolas en sus laboratorios profesionales locales (6). Todo ello bajo protocolos muy estrictos.
Unas «hijas putativas» mías... © Kodak |
La evaluación final se hacía personalmente: el fotógrafo o probador beta, con sus resultados frente a un entrevistador que se desplazaba específicamente desde Rochester (7). Llevar a término algunas pruebas, realizadas en etapas según formatos –35 mm, 120, placas– llevaba varios años, desde el inicio de la misma hasta la comercialización de la versión final. El sistema era tan exigente y estricto que en algún caso probé materiales que no llegaron a comercializarse.
Era un trabajo maravilloso que no tenía precio y llegabas a encariñarse un poco con esas –en cierta forma– «hijas putativas». También hubo alguna cámara para formato medio en esas pruebas beta, pero eso es otra historia.
Pruebas beta a cargo del comprador
Pues bien, ahora, en la práctica, podría entenderse que estamos –me incluyo– haciendo pruebas beta para las firmas, no sólo sin valorar nuestro trabajo y experiencia, sino pagando precios superiores a los «de mercado» por cada rollo de película utilizado, además de los correspondientes a procesado, escaneado, etc.
En mi caso, se debe a mi interés en comunicar y poder informar a los usuarios de forma crítica e independiente –tal como vengo haciendo hace décadas– pero creo que hay una razón diferente para que esos fabricantes y «envasadores» tengan éxito en sus campañas de promoción de sus productos inmaduros o de dudosa procedencia, incluyendo Lomography: el interés por «lo analógico» de esos nuevos, por lo general jóvenes aficionados a una fotografía diferente a lo ortodoxo de la fría captura digital.
Desde Finlandia, donde –en Rovaniemi, en el Círculo Polar Artico– tiene su base Santa Klaus... el «Santacolor»... ¿what else? © SantaColor |
Película con veladuras, previas; como cuando la cámara no cierra bien y no es estanca a la luz... |
© Dubblefilm
El «frikismo» –o quizá unas amplias tragaderas– lo alimenta, y de ahí también ese fenómeno que me asombraría si no fuese porque ya lo van haciendo cada vez menos cosas: la pasión por usar... ¡película caducada!
Pero en todo caso, las firmas reciben un «feedback» entusiasta por parte de esos usuarios a través de las Redes Sociales al uso.
Otro día tendría que hablar de alguna firma de cámaras fotográficas en concreto que ha seguido y en cierta forma sigue, esta práctica de «pruebas beta a cargo del comprador», no se si os Suena...
Mientras tanto, pecando de nuevo –lo confieso– os ofreceré, tanto algunos resultados de la llamada Harman Phoenix 200, como –quizá más interesante– algunas lucubraciones acerca de las posibles razones técnicas de su.. «carácter».
(1) En grandes formatos, tales como placas 4x5" y 8x10" se podían hacer costosos retoques mediante aerógrafo.
(2) En esto podrían discrepar algunos fotógrafos, pero se trata de una afirmación basada en una larga experiencia
(3) En realidad para todos los rollos de esa colada y número de emulsión
(4) Una prueba muy curiosa fue la destinada a comprobar la estanqueidad a la luz –a largo término, por los bordes– de distintos diseños de bobina para rollos 120, que hube de realizar, de principio a fin –hasta la entrega del material– en total oscuridad
(5) Venían codificadas, en embalaje neutro como «sample 1», «sample 2», etc. y para la prueba empleaba 5 cámaras iguales calibradas, siempre con la misma óptica, y ello tanto en trabajo de estudio como de campo
(6) Junto con cada tanda de rollos a revelar se entrega otro de la misma clase preexpuesto en Kodak con patrones de colores. Ello permitía comprobar la «robustez» de la película frente a variaciones de procesado en distintos laboratorios de todo el mundo
(7) El entrevistador, de edad madura, era muy serio y cortés, y recuerdo que tomaba notas, con estilográfica en un inmensamente grueso cuaderno de anillas. Podría haber sido «Smiley» haciendo un «debriefing» a un espía desertor...
Comentarios
Una panda de malnacidos como esa no podía dejar pasar la oportunidad de estafar a cientos de miles de ignorantes que no por su culpa, sino por la ruptura total de conocimiento que ha sucedido en la transición de la fotografía química a la digital en sólo unos pocos años, no consiguen encontrar el conocimiento adecuado; escenario del cual son víctimas. Adicionalmente, en esta época de ultrapostureo cualquier cosa puede justificar un comportamiento ridículo como es usar producto defectuoso a precio excesivo bajo el paradigma de "experimentación" o "diversión": lo que hay que vivir :o
La gente joven a cargo de los laboratorios "modennos" y los reputados "influencers" no saben lo que es un revelado al agua o en dos baños, la prueba de la gota o la diferencia entre plano focal o plano de enfoque. No consiguen diferenciar lo que es el ISO del E.I. y se cuelgan "Leicas" y "Contaxes" (sigh) como si llevasen en Magnum desde que lo fundó su padre Erwitt.
A veces en un taller incluso les lleva 5 semanas limpiar las palas de diafragma de un objetivo SLR.
Estamos en un momento de caos :D
Un saludo.
Saludos,
Rafa.
El que ocupa ahora la cabecera es más potente, quizá.
Puede mirar aquí: https://www.fotocasion.es/catalogo/pelicula-kodak-colorplus-200-36/40166/
Pero me temo que llega tarde, y debí arrasar con las últimas existencias o casi.
Suelo comprar “según mercado” y congelar de inmediato.
Pero todo es buscar…. Ya sabe el eslogan aquel: “Busque, compare… y si encuentra algo mejor… ¡cómprelo!
¡Saludos!
Valentín