Esquizofrenia.
El diagnóstico fue demoledor. La propia palabra lleva en sí misma el estigma del rechazo, la locura y el abandono. Tras una primera fase de shock hubo que asumir que solo quedaba aceptar la realidad y luchar por mejorarla.
Después de probar con varias medicaciones y buscar alguna terapia alternativa, alguien nos comentó que, a veces, la creación artística puede dar lugar a resultados sorprendentes. Si bien es difícil que atenúe ciertos síntomas, podía lograr una distracción para esa mente quebrada, un cierto alivio a la sensación de futilidad y una expectativa cumplida para esos casos en los cuales el futuro se desintegra.
© Fernando Puche |
Fue entonces cuando la cámara de fotos de nuestra madre cobró protagonismo. Años sin saber qué hacer con ella, dudando entre anunciar su venta o regalarla, y ahora se convertía de repente, por capricho del destino, en la piedra angular de muchas de nuestras esperanzas.
El manejo era sencillo de explicar, pero pasaron días hasta que ese cerebro alterado asimiló los tres pasos necesarios para que la imagen deseada quedase fijada en el sensor. El proceso fue similar al de cualquier persona, solo que se dilató en el tiempo por cuestiones obvias relacionadas, entre otras, con las visitas al hospital, el calendario de pruebas médicas, los tratamientos farmacológicos o sus terribles efectos secundarios.
Las fotos tardaron algo en llegar. Al menos tal y como las solemos imaginar, es decir, enfocadas, realistas e identificables. La primera foto que pareció colmar su entusiasmo fue la imagen de un bosque en otoño. Luminosa, colorida, íntima. Se quedaba mirándola durante horas como si el resto del mundo no existiese. Un día, mientras sus ojos seguían fijos sobre ella, dijo: «Me gusta.» Uno de los placeres más básicos, el visual, al servicio de una mente dispersa y alucinada.
Ese fue el comienzo de muchas cosas buenas.
En esta serie:
(1) Fernando Puche lleva casi cuarenta años haciendo fotos y casi veinticinco escribiendo sobre fotografía. Una cosa llevó a la otra y ambas a publicar libros. Seguramente son excusas para tener la cabeza ocupada, intentar ser mejor fotógrafo y escribir cosas que puedan interesar a los demás. Excusas para seguir experimentando la fotografía.
Comentarios
Gracias por tu gran articulo, Fernando.
Abrazo decide Bs. As., Argentina
Me quedo con los dos, besos y abrazos.
Un saludo.
Fernando Puche