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El uso de las imágenes en la era de las invasiones bárbaras. Por Rafael Roa.

En 1980, una mañana del mes de julio llegué a la estación Termini de Roma. Era mi primer viaje a esa maravillosa ciudad. Después de haber encontrado un alojamiento acorde a mis finanzas me dirigí al Museo Vaticano que abría muy temprano. Recuerdo que una chica pelirroja me adelantó a toda velocidad por aquella calle, y yo me pregunté el por qué de tanta prisa.

Llegué al museo y creo que saqué mi carnet de estudiante y entré. No había colas, solo algunas personas. Me encontré con Ann, la chica pelirroja, que se dirigió a mi para mostrarme una de las momias egipcias. Aquellos días descubrí una ciudad que quedó grabada en mis recuerdos.

Caminé por el Foro Romano como si fuese una calle más de la ciudad, entré en el Coliseo libremente, sin entrada ni control, y así mismo en el Panteón de Agripa. Ese recuerdo para mí fue imborrable. Volví en 1993 para fotografiar a Valentino; y he vuelto en el pasado mes de mayo, aquella ciudad de la cual yo me enamoré, se ha convertido en algo completamente diferente.

© Rafael Roa 2024

Igual ha pasado con la fotografía; en 2004, mi amigo Valentín Sama abrió su Blog Acerca de La Fotografía. Técnica, Estética y Opinión. Desde entonces seguimos disfrutando de sus conocimientos, celebrando este año su vigésimo aniversario.

En aquellos tiempos empezamos a usar unas cámaras digitales muy básicas; mi primera cámara digital tenía 6 megapíxeles. Todavía realizábamos algunos trabajos comerciales con diapositivas en color y película en blanco y negro, pero la bajada de tarifas de las revistas y agencias de publicidad nos empujaron a todos a trabajar en digital a fin de poder mantenernos en el mercado.

No añoro aquellos tiempos, eso sí los recuerdo con cariño porque me gustaba la forma de trabajar y el sonido de mi Hasselblad 503 y el fabuloso telémetro de la Hasselblad XPan, para mí mucho mejor que el de las cámaras Leica.

Hoy en día se ha transformado la forma de producir imágenes y seguimos teniendo cada día más herramientas en las cuales la toma fotográfica ha sido sustituida por el diálogo a través de unas instrucciones desde un ordenador a un programa que producirá una imagen que podría parecerse más o menos a esa imagen no visible que tenemos en nuestra imaginación. A esto lo llamamos «Inteligencia Artificial».

El debate de hoy no es cómo hacemos las imágenes, sino para qué las hacemos, qué uso les  damos, y le dan las empresas periodísticas y los partidos políticos para manipular la información y alejarla de la realidad de los hechos. Siempre hay una realidad que es lo que ha sucedido que se contrapone a las diferentes realidades que proyectan las distintas ideologías o el poder económico de acuerdo a sus intereses.

William Betsch afirmó: «hacer fotoperiodismo no consiste casi nunca en mostrar lo real, sino en recortar de lo real lo que no corresponde a la ideología de la revista que te paga…» (1)

Entonces desde el punto de vista de la información diaria se puede poner en duda todo lo que vemos y leemos, desde las imágenes hasta los grandes  titulares que intentan llamar la atención del espectador.

© Rafael Roa 2024

Quizás el uso más común entre nosotros es la captura de imágenes desde los teléfonos móviles. Como anticipé a comienzos de este siglo en un artículo sobre la fotografía de móviles en la revista FV y otro en la revista del Grupo Alfa Romeo que editaba el Grupo Z, los móviles se iban a convertir en los diarios visuales de sus usuarios: La realidad de la comunicación ha pasado a basarse en el uso de las imágenes, como testigos de la cotidianidad, de los momentos más comunes, para compartir con los demás.

El móvil se ha transformado en un instrumento para hacer las fotos de todo aquello que se encuentra en el quehacer cotidiano, en nuestro entorno, aquellas imágenes que se forman ante uno y atraen su atención. Se puede afirmar con toda seguridad que si no existiesen los teléfonos con cámara, muchas de esas instantáneas no hubiesen sido recogidas nunca.

Los profesionales de la fotografía necesitaban algo así, fácil de transportar, ligero y pequeño que permitiera captar las imágenes que surgen de forma imprevista a nuestro alrededor sin necesidad de cargar con una cámara de estudio, pesada y engorrosa, metida en la mochila para recoger esas mismas imágenes. La realidad se impone y el móvil-cámara es ya una necesidad. (2)

Este optimismo que yo tenía en 2004 se desvaneció en 2011 y escribí en mi blog lo siguiente:

Hay que distinguir dos actos completamente distintos: el de fotografiar como un acto racional y reflexivo donde el fotógrafo elige una parte de la realidad y el acto irracional de capturar imágenes sin ninguna intención, solamente apretando el dedo a todo lo que se mueve. Efectivamente los móviles han supuesto la aparición de los diarios visuales de los sujetos donde cada uno comparte sus recuerdos, todo esto ya lo vimos en 2002 cuando empezamos a experimentar con este tipo de capturas, cualquier artefacto que sea capaz de registrar una imagen es válido, la diferencia está en la forma de registrar esas imágenes. La fotografía digital ha supuesto la rapidez de compartir la información, y el nulo coste de producir una imagen; la diferencia está en el contenido y la calidad de las fotografías que se producen.

Cuando la gente registraba sus recuerdos en película, se producían una cantidad de fotografías intrascendentes, malas que sólo servían para recordar el cumpleaños de Pepito, por ejemplo, pero esto tenía un coste y la gente elegía mas cuidadosamente los momentos. La fotografía digital lo único que ha incrementado son los millones de imágenes intrascendentes, la saturación de las malas fotografías, incluso  con una estética kitsch. Se captura cualquier cosa que sea capaz de ser distribuida por cualquier red social. (3)

Y así ha sido y desde el auge de las redes sociales este ha sido el medio para mostrar nuestras vidas y dar rienda suelta a la satisfacción de los egos de las personas y así mismo crear una especie  llamada «influencers» que se mueve en ese hábitat como su coto de caza para obtener sus beneficios.

Tal como escribió Humberto Eco: «La televisión ha promovido al tonto del pueblo, con respecto al cual el espectador se siente superior. El drama de internet es que ha promocionado al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad». (4)

© Rafael Roa 2024

Todas estas reflexiones van en una misma dirección, la saturación en la producción de imágenes y el uso de las mismas. En el ámbito personal hemos llegado a inundar las redes sociales para satisfacer nuestros egos con imágenes intrascendentes, selfies delante de monumentos, fotos de comida, mascotas, coches, y cualquier cosa que antes de la aparición de la tecnología digital no hubiésemos podido imaginar.

Ahora os preguntaréis por qué he iniciado este post con mis recuerdos de mi primer viaje a Roma en 1980 y la comparación de mi vuelta en la primavera de este año.

Los turistas de hoy se han convertido en «Las Invasiones Bárbaras», su afán es fotografiarse delante de los monumentos más famosos y compartir esas imágenes en redes en un  acto de afirmación de su viaje. Es más importante el selfie que disfrutar de un paseo al amanecer por cualquier lugar de la ciudad antes de que los cazadores  de selfies la invadan.

Los que hemos ejercido el oficio de fotógrafos y también creamos imágenes que no existen hasta que las producimos  nos alejamos de esos planteamientos de una producción masiva de las mismas. Las ideas, el desarrollo de las mismas y un planteamiento estético-narrativo que te represente y se diferencie de las corrientes de moda en la fotografía contemporánea es lo que siempre he intentado hacer.

A mis alumnos les repetía una frase que yo uso como un principio en mi trabajo: «Si no tengo una idea no uso la cámara».

¿En estos tiempos en los cuales la Inteligencia Artificial se alimenta de todas las imágenes existentes en internet para producir sus imágenes a través de textos y también en la que las capturas digitales con teléfonos móviles crecen exponencialmente, no deberíamos  plantearnos la ética de la creación en la producción artística?

Nota: por razones técnicas los eventuales comentarios no deben exceder de 500 palabras.



Este artículo forma parte de una serie de contenidos que iremos publicando a lo largo del mes de septiembre y hasta primeros de octubre para conmemorar el 
vigésimo aniversario de este blog «Acerca de la Fotografía», probablemente el más veterano medio independiente sobre fotografía publicado en español de forma ininterrumpida a lo largo de los citados últimos 20 años.
Participarán en esos contenidos algunas de las personas que han contribuido al blog a lo largo de este tiempo, y os recomiendo estar atentos, ¡pues el ritmo para esta reentré pienso que será vivo!
La idea general –pero con una total libertad de ejecución para cada autor/a–  es dar una idea de cómo hemos visto el transcurso de esos años desde un punto de vista personal de la fotografía. VS

Actividad organizada con la colaboración de CulturaLAB

En esta misma serie:


(1) William Betsch en Zoom nº 78, marzo de 1981, pag 24

    Estética de la fotografía de François Soulages, par 42, Buenos Aires 2010.

(2) Revista Alfa Stile, Grupo Z, «Móviles Cámara», Rafael Roa, Marzo 2004.

(3) Blog de Rafael Roa, Todos Hablan de Fotografía y Nadie de Física Cuántica 26/7/2011

(4) Humberto Eco, Diario ABC, abril 2015

En esta misma serie:

– Ritos de paso. Por Manuel San Frutos

– 70 años fotografiado, 70 años de Leica M3. Por Valentín Sama

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Con una edad parecida, con la jubilación a la vuelta de la esquina y compartiendo todo lo dicho en el articulo, yo apenas hago fotos en mis viajes, lo que yo, en estos momentos disfruto de verdad, es del momento, vivirlo en directo, con la visión privilegiada, que la profesión nos ha dado, grabarlo en mi retina y en mi memoria, retocarlo mejor dicho, reinterpretarlo con mi fantasía y conservarlo como recuerdo intimo y personal, es maravillosos.
Nano ha dicho que…
Al final todo estriba en reconocer qué es y qué no es fotografía. Después de algunos años ya, como bien usted sabe, he llegado a la conclusión que al igual que a mí no me hace escritor manejar un editor de texto para escribirle estas líneas, no se es fotógrafo por el mero hecho de hacer fotografías. He llegado a la conclusión que para mí, la fotografía es la capacidad para conjugar la pausa con la observación, el paréntesis con la reflexión, la calma con la contemplación y el pensamiento, en la búsqueda de aquellas escenas significativas que nos conectan con lo vivido y lo sentido. La fotografía es un acto reflexivo único y como tal perdura y todo lo demás "se perderá como gotas en la lluvia."

Siempre es un placer leerle. Cuídeseme.

Rafael Roa ha dicho que…
Unknown completamente de acuerdo contigo, yo hago fotos solo cuando tengo una idea en mente y busco imágenes concretas para usarlas en mis proyectos. Las fotografías de los turistas buscando un espacio para sus selfies me parecieron un documento que refleja la decadencia de nuestra sociedad. Esto lo ves en cualquier ciudad del mundo. Siempre tengo la costumbre de ver un amanecer en las ciudades que visito, es la única forma de disfrutar del silencio y de la luz antes de que las ciudades despierten. Saludos
Rafael Roa ha dicho que…
Estimado Nano, de acuerdo con lo que dices, pero para mí en estos momentos es la herramienta que he usado durante muchos años, pero también hay otras para producir imágenes. A mí ahora sólo me interesa la fotografía para transformar la realidad, igual que tú lo haces y se ve reflejado en tu trabajo. Los dos nos alejamos del documento fotográfico. A ver si nos vemos. Un abrazo

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