Preguntar es inevitable. Hace tiempo fui a buscar al más pequeño de mis sobrinos y se tiró todo el trayecto de vuelta preguntando «por qué». Por qué no íbamos caminando, por qué tenía coche, por qué era de ese color, por qué no lo compré nuevo, por qué no tenía dinero suficiente, por qué no ganaba más, por qué tenía ese trabajo, por qué no estudié otra carrera, por qué sacaba notas tan bajas, por qué suspendía tanto… Afortunadamente, llegamos a casa justo cuando el interrogatorio entraba en zona pantanosa.
![]() |
© Fernando Puche |
Nos pasamos la vida entera como mi sobrino: cuestionando. Solo cambian las preguntas que hacemos respecto a herramientas, lugares, técnica, momentos idóneos… Y lo que nos convierte en los fotógrafos que somos son las respuestas que obtenemos. Necesito citar uno de mis aforismos favoritos: «Cambiar de respuesta es evolución. Cambiar de pregunta es revolución.» Lo escribió Jorge Wagensberg, y le estaré eternamente agradecido porque sin preguntas no sería la persona que soy.
Abecedario fotográfico para tiempos líquidos: «A», de Afecto / «B», de Barrera / «C», de Concepto / «D», de Deseo / «E», de Evolucionar / «F», de Fracaso / «G», de Guiar / «H», de Herencia / «I», de Implicación / «J», de Juicio / «K» de Kilo / «L» de Lugar / «M», de Memoria / «N», de Narciso / »Ñ», de Ñora / «O», de Ostracismo /
Comentarios